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“El Nigromante” aún espera su nombre en letras de oro

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Martes 26 de mayo de 2009
Bisnieto rescata la obra del autor del primer libro de texto gratuito que imprimió en papel estraza en 1847

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

El nombre de Ignacio Ramírez El Nigromante no está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados, a pesar de que en 1957 fue aprobado como parte de los festejos por el centenario de la Constitución del 57; tampoco en la historia oficial aparecen muchos de sus aportes y, sin embargo, es un intelectual clave del siglo XIX.

“Todos tenemos algo de Ignacio Ramírez porque al ejercer sus derechos y su ideología todos somos productos de El Nigromante. Aunque desde el poder lo hayan querido borrar, al final de cuentas, Ignacio Ramírez es propiedad de la nación”, señala en entrevista con KIOSKO, de EL UNIVERSAL, su bisnieto Emilio Arellano, quien es autor del libro Ignacio Ramírez El Nigromante. Memorias prohibidas.

El abogado por la UNAM y La Salle asegura que aunque parece muy osado el libro publicado por Planeta, se trata de un texto que documenta los aportes del escritor, poeta y periodista mestizo nacido el 22 de junio de 1818, como el hecho de que él y no Gabino Barreda fue quien propuso los libros de texto gratuitos para la educación básica. Que fue el padre de la educación laica y gratuita y de los derechos fundamentales y artífice de la emancipación intelectual.

Durante 100 años la familia de Ignacio Ramírez resguardó su historia verdadera transmitida por él mismo de manera oral, años después, la más pequeña de sus hijas —abuela de Emilio Arellano— recuperó sus palabras para dejar constancia del gran aporte de su padre a la historia de México. Pero la versión oral no fue suficiente, para escribir el libro Emilio Arellano estudió y ordenó los documentos e imágenes inéditas en poder de su familia, que le dan el sustento histórico a la historia oral.

El libro que pretende dar a conocer a las nuevas generaciones de mexicanos quién fue Ignacio Ramírez y aspira a que lean su obra, cuenta con una introducción de Julieta Gil Elourduy, directora de la Biblioteca Nacional de Antropología del INAH, institución que resguarda el Fondo Ignacio Ramírez, un acervo documental y fotográfico que contiene más de 7 mil 700 documentos, entre correspondencia, diarios, dibujos, fotos, libros y reconocimientos intelectuales del mexicano que murió el 15 de junio de 1879 y no el 15 de julio de 1879 como citan en varios libros.

El autor del texto que contiene 63 imágenes afirma que “en 1957, con motivo del aniversario de la Constitución del 57, la Cámara de Diputados acordó poner con letras de oro el nombre de Ignacio Ramírez ‘El Nigromante’”, pero van 52 años sin enmendar el error.

Como en 1957 no se instaló el nombre de El Nigromante en el Muro de Honor, los diputados publicaron en la Gaceta Parlamentaria (junio de 2006) que se haría ese mismo año, pero a casi tres años de distancia, nada han hecho; algunos diputados han argumentado que no hay dinero, aunque el gasto por las letras bañadas sea de sólo 46 mil pesos.

Con la publicación del libro, la familia espera que se reconozca el pensamiento y espíritu de quien “fue un apóstol de la Reforma y de la Constitución de 1857, un caudillo que encabezó un movimiento social, político e intelectual”, señala Emilio Arellano.

“Don Ignacio fue un gran visionario; antes de la Revolución Mexicana él ya hablaba de que la tierra debía ser para quienes la trabajan, de libertad de credos, de las garantías individuales, de la igualdad; decía que muchos vivían en la pobreza y que sólo unos, sin mérito, poseían la riqueza nacional, eso le parecía injusto; por eso quisieron enterrar su figura, por eso era un personaje incomodo para los conservadores y lo sigue siendo para la derecha”, dice Arellano.

El Nigromante sabía que la educación laica y gratuita era fundamental para el desarrollo de los mexicanos. Arellanó asegura que Ignacio Ramírez “diseñó los primeros planes de estudio oficiales, en el libro reproduzco el primer libro de texto gratuito de escuelas públicas del país que él publicó en 1847 en su imprenta casera con papel estraza; y al año siguiente lanza el manifiesto indígena ‘A los indios’ que se puede leer en la fachada del Museo del Templo Mayor.

En el marco de la presentación del libro en el Estado de México, donde Ignacio Ramírez es figura emblemática, el 23 de junio el Instituto Mexiquense de Cultura montará la exposición “Ignacio Ramírez y familia: 100 años fotográficos”.

 



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