Los antiguos mexicas llevaban la cuenta de los días a través de calendarios rituales. Ahora, la medición del tiempo será en millonésimas de segundo gracias a los átomos de un reloj ultrapreciso.

Todo está listo para encender el CsF-1, un reloj atómico diseñado y ensamblado desde 2000 por científicos mexicanos que al operar plenamente en 2009 figurará entre los 10 más exactos del mundo, pues su desfase máximo se calcula en sólo un segundo cada 10 millones de años.

El moderno aparato, desarrollado por expertos del Centro Nacional de Metrología (Cenam, entidad encargada de determinar la hora oficial, entre otros patrones de medición) empleará átomos ultrafríos de gas cesio en vez de péndulo, junto con sistemas electrónicos que medirán —cual sofisticadas manecillas— cambios en los estados energéticos de ese elemento.

Denominado CsF-1, el dispositivo no sólo mantendrá la unidad de tiempo y apoyará estudios en astronomía, química o física, como medir el tiempo de vida de efímeras partículas subatómicas; aunque el ciudadano promedio no requiera contar fracciones de segundo para acudir a sus citas, también obtendrá beneficios en su vida cotidiana una vez puesto en marcha el reloj.

Además de sincronizar redes telefónicas y ajustar el cómputo de otros relojes atómicos comerciales (de importación) que ya hay en el país, el CsF-1 coordinará los tiempos de transmisión de electricidad, navegaciones aéreas y marítimas y telecomunicaciones en todo el país.

“Este desarrollo va a permear al nivel del ciudadano para ofrecerle un mejor nivel de vida, porque tendrá el beneficio directo de saber la hora oficial con alto grado de exactitud y el apoyo indirecto en la generación de bienes y servicios de buena calidad”, comenta el físico José Mauricio López Romero, titular del proyecto.

El jefe de la división Tiempo y Frecuencia del Cenam (órgano de la Secretaría de Economía en Querétaro) señala que el nuevo aparato incorpora una innovación tecnológica autoría del grupo de 10 científicos participantes: osciladores de zafiro (componentes que generan microondas) que funcionan a temperatura ambiente sin necesidad de enfriamiento extremo. Esto reduce el consumo de energía.

Tiempo diseminado

López Romero usa la imagen de una pirámide para ilustrar cómo este nuevo reloj impactará todas las áreas de actividad.

Dice que la base de la pirámide está integrada por los miles de millones de relojes de uso común a nivel personal en el hogar u oficina como checadores, de pared o tipo pulsera. Enseguida, en un nivel superior, se encuentran otros aparatos usados en la industria para calibrar a los primeros.

A su vez estos relojes industriales tienen que ser puestos en hora con otros más exactos, ubicados todavía más arriba en el escalafón, que son operados por expertos en laboratorios especializados donde se mantienen condiciones controladas. Aquí pueden figurar ya algunos relojes atómicos.

Finalmente, en la cúspide están los cronómetros atómicos de gran precisión, de los cuales sólo hay decenas en el mundo, como los del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología en EU o el nuevo CsF-1 mexicano que está por arrancar: “La exactitud en la medición de tiempo se disemina desde los relojes de gran precisión hacia los de menor y así hasta llegar al nivel de la sociedad”.

El físico considera que más allá de mantener la hora oficial exactísima y proveer esa información a laboratorios, centros de estudios, bancos (para registrar horas de operaciones) e instituciones en el país, con el reloj se mejorará la calidad de los procesos productivos e industriales, pues de la precisión en el cálculo del tiempo dependen otras mediciones, como las dimensionales.

“Por eso los retos de los laboratorios primarios de metrología como el del Cenam son muy altos, ya que requieren mantener relojes con especificaciones extraordinariamente altas para satisfacer las necesidades del ciudadano común”, concluye el físico egresado del Cinvestav.

*Más información sobre los servicios del Cenam: http://www.cenam.mx