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Murió Hank

José Luis Ruiz y Alejandro Torres| El Universal
Domingo 12 de agosto de 2001
Padecía cáncer de próstata. Fue gobernador del estado de México, regente del DF, varias veces secretario de Estado, empresario y maestro de políticos priístas. Consolidó el grupo Atlacomulco

Carlos Hank González, conocido político priísta, murió ayer al filo de las 8:10 horas, víctima de un paro cardiorrespiratorio derivado de un cáncer de próstata que padecía desde hace 12 años, en su rancho "Don Catarino", en Santiago Tianguistenco, estado de México.

Al momento del deceso, el ex gobernador mexiquense, de 73 años, se encontraba acompañado de su esposa María Guadalupe Rhon, y de sus hijos Jorge y Carlos.

Hank González fue discípulo de Isidro Fabela, del que heredó el poder labrado en la entidad, y convirtió al grupo Atlacomulco en una auténtica élite que llevó su presencia del ámbito local al nacional en unos cuantos lustros, según el sociólogo Rogelio Hernández Rodríguez. Para el catedrático del Colegio de México, si en México hubo un grupo de poder político más allá de la llamada "gran familia revolucionaria del PRI", ese fue el formado en el estado de México por "El Profesor" Carlos Hank González, a través del citado grupo Atlacomulco.

Entre los primeros políticos en llegar a dar el pésame estuvieron los ex gobernadores Jorge Jiménez Cantú, Alfredo del Mazo y Emilio Chuayffet. Rodolfo Echeverría acudió en representación del PRI. También llegaron el ex presidente Miguel de la Madrid y el ex secretario de la Contraloría, Arsenio Farell.

El profesor Hank destacó por su liderazgo político dentro del PRI, y por su amplia y controvertida trayectoria magisterial y empresarial.

Entre otros cargos, fue presidente municipal de Toluca, gobernador del estado de México, diputado federal y jefe del Departamento del Distrito Federal. También fue secretario de Turismo y de Agricultura.

Dentro del PRI fue delegado en Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán, además de representante de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).

Audaz en los negocios y hábil en la política, Hank González fue guía de muchos políticos mexiquenses que gozaron del poder como los ex procuradores Ignacio Pichardo y Humberto Benítez Treviño. Los restos de Hank González se depositarán hoy en el panteón municipal de Santiago Tianguistenco.



Paro respiratorio causa la muerte de ?El Profe?

El profesor Carlos Hank González falleció ayer a la edad de 73 años, al filo de las 08:10 horas, en su casa de Santiago Tianguistenco, víctima de un paro cardiorrespiratorio, derivado de un cáncer prostático que padecía desde hace 12 años.

Al momento del deceso, el empresario y político mexiquense, se encontraba en sus habitaciones rodeado de su esposa, María Guadalupe Rhon, y de sus hijos Jorge y Carlos.

Hank González, fue presidente municipal de Toluca (1955-1957), gobernador del estado de México (1969-1975), regente capitalino (1976-1982) y titular de las secretarías de Agricultura y Turismo, entre 1988 y 1994.

Horas después de su deceso, el cuerpo del también ex diputado federal (1958-1961) fue colocado para ser velado en la sala de su casa, en el rancho Don Catarino, una propiedad que abarca bosques, caballerizas, un campo de golf y un lago artificial.

Los restos de quien fuera delegado del PRI en Chiapas, Tabasco, Yucatán y Campeche y representante de la Confederación de Organizaciones Populares (CNOP), serán llevados este mediodía al palacio municipal donde se le rendirá un homenaje por parte del cabildo, así como por los habitantes de ese municipio.

Más tarde, a las 15:00 horas, su cuerpo será trasladado a la parroquia de Santa María del Buen Suceso, donde se oficiará una misa de cuerpo presente. Luego, el cuerpo será sepultado en el panteón municipal, donde yacen los restos de su hijo Cuauhtémoc, quien murió ahogado en las aguas de Quintana Roo en 1985, cuando tenía 27 años.

Al profesor normalista siempre se le mencionó como cabeza de un poderoso grupo de políticos mexiquenses que se le conoció como Atlacomulco, y entre sus miembros se encontraban el ex regente capitalino Óscar Espinosa Villarreal y los más recientes ex mandatarios estatales Ignacio Pichardo Pagaza, Alfredo del Mazo, Emilio Chuayffet, Césas Camacho y Arturo Montiel.

Durante su trayectoria política, Hank González obtuvo reconocimientos de diversas organizaciones internacionales, como la Academia de Derecho Internacional y la Organización de Estados Americanos (OEA). Además recibió condecoraciones y preseas de países como Alemania, El Salvador, Venezuela, Líbano, Panamá, Hungría, Francia y Guatemala.

Con Pichardo Pagaza llegaron al lugar el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe, y el ex gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo Pintado.

Ya entrada la noche, acudió el gobernador del estado de México, Arturo Montiel Rojas, quien resaltó que Hank, ex subgerente de Ventas (1964) y director de la Conasupo (1969), hereda una importante obra política y social no sólo a los mexiquenses, sino al país.

A lo largo del día llegaron Jorge, Carlos, Maricela e Ivonne, hijos de Hank González. También estuvo la mayoría de sus 26 nietos.

El capitán Eduardo Góngora, quien desde 1968 colaboró como responsable de la seguridad de la familia Hank, definió así el carácter de su jefe: "El era enérgico al dar sus instrucciones y pedía que éstas se cumplieran al pie de la letra. Esto siempre se hizo así".

Góngora, quien fue también alcalde de Santiago Tianguistenco, de 1979 a 1981, estuvo cerca del profesor en sus últimos momentos de vida. Él fue testigo de las preocupaciones que acompañaron al político al final de su existencia.

A partir de las 14:00 horas empezaron a llegar al rancho amigos y ex colaboradores de Hank González, así como la familia y empresarios, entre ellos, el licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente y Director General de EL UNIVERSAL.

Fue hasta las 16:45 horas cuando arribó el cuerpo en una carroza fúnebre. A las puertas de la casa estaba Jorge Hank Rhon, quien recibió el féretro, y junto con otros familiares y amigos, lo depositó en la sala, que se habilitó como capilla ardiente.

Empezó entonces el ingreso de personalidades que acudieron a dar el pésame a la familia. Ahí estuvieron los gobernadores Arturo Montiel, del estado de México, y Melquiades Morales, de Puebla; el alcalde panista de Tultitlán, José Antonio Ríos Granados; y el de Santiago Tianguisatenco, el priísta Alejandro Olivares Moterrubio.

También llegaron los ex mandatarios mexiquenses Jorge Jiménez Cantú, Alfredo del Mazo, Emilio Chuayffet e Ignacio Pichardo Pagaza.

Asimismo, acudieron el ex gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, el ex secretario del Trabajo y ex líder del PRI, Pedro Ojeda Paullada, el secretario general del tricolor, Rodolfo Echeverría Ruiz.

El ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado y los ex secretarios Arsenio Farell, Pedro Aspe y Romárico Arroyo, así como la ex presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Mireille Roccatti y el actual presidente del Congreso del Trabajo y líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Leonardo Rodríguez Alcaine.

De los empresarios destacó la presencia de Roberto González, del Grupo Maseca, así como hombres de negocio de la entidad mexiquense.

Carlos Hank González también se desempeño como presidente del Consejo Regional de Cooperación Agrícola de Centroamérica, México, Panamá y República Dominicana (Coreca), y del Consejo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (CIRSA).



De maestro a líder de élite política con influencia nacional

Si en México hubo un grupo de poder político más allá de la llamada "gran familia revolucionaria del PRI", ese fue el formado en el estado de México por el "Profesor" Carlos Hank González, conocido como el grupo Atlacomulco y que en realidad fue creado por el mandatario estatal Isidro Fabela.

Este heredó el poder labrado en la entidad a Carlos Hank González, con quien el gupo Atlacomulco se convirtió en una auténtica élite forjada que llevó su poder y presencia del ámbito local al nacional en unos cuantos lustros, señala en su libro "Amistades, compromisos y lealtades" el sociólogo Rogelio Hernández Rodríguez, catedrático de El Colegio de México.

En su análisis, el investigador explica que uno de los recursos más socorridos para analizar a los grupos de poder político en general se basa la imagen de falta de democracia que los envuelve.

Desde este punto de vista, asegura que el grupo Atlacomulco "es una derivación de la idea de la familia revolucionaria".

Explica que "el Grupo Atlacomulco sirve para dar cuenta, en pocas palabras, de una élite local influyente, con líderes que han alcanzado renombre nacional que incluso han ocupado cargos de decisión federal y que también han encontrado una fórmula para sucederse sin arriegar su unidad y el desarrollo de sus programas administrativos".



El patriarca

Audaz en los negocios y hábil en la política, Hank González fue guía de otros muchos que gozaron del poder como los ex procuradores Ignacio Pichardo Pagaza y Humberto Benítez Treviño; o el ex secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, quien formó su propio grupo luego de romper con el "Profe", según los cientos de artículos publicados durante décadas en diversos medios nacionales y extranjeros sobre su figura.

En medio de las críticas, Hank González fue respetado y reconocido como un amigo leal y solidario, sobre todo con los caídos, como el ex presidente José López Portillo, a quien frecuentó y hospedó en su casa cuando terminó su sexenio entre el escándalo y una profunda crisis económica en el país.

También fue considerado como una especie de "gurú" de la política, pues desde 1987 anticipó la crisis que se sobrevendría sobre el PRI un año más tarde, con la primera gran fuga de priístas, encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que se enfrentarían a Carlos Salinas de Gortari. En aquel año (1987), luego de casi un sexenio de ostracismo al que lo sometió Miguel de la Madrid, advirtió con su regreso a la vida pública: "Este es un momento de debilidad del sistema político; es un momento en el cual estamos mal parados los priístas. Nuestra gente no está feliz, no está contenta. Siento que no hay alegría ni hay tranquilidad..."

Se convirtió entonces en el motor y cerebro del reagrupamiento priísta; concitó a la clase empresarial en apoyo de Salinas de Gortari, cuando ya se columbraba el desplome de ese partido, en una de las elecciones más cuestionadas.

Hijo del alemán Jorge Hank Weber, "El Profe" tuvo los primeros síntomas de su mal el 20 de abril de 1997, al sufrir un leve infarto cerebral que él mismo llamó: "Una tempestad en un vaso de agua".

Esto ocurrió justo cuando otro de sus discípulos, Alfredo del Mazo, perdió las elecciones para la jefatura de gobierno del DF.

Al hijo predilecto de Santiago Tianguistenco, su pueblo natal le festejó, año con año, su cumpleaños, le edificó una enorme estatua, más grande que ninguna en el lugar y le preparó un festejo inolvidable poco después de su primer espasmo cerebral.

En el sepelio de su hijo menor, Cuauhtémoc, quien perdiera la vida cuando buceaba en las playas de Cancún (1987), cerca de 15 mil personas se congregaron en la pequeña población para unirse a su dolor.



El grupo Atlacomulco, una falacia

Rogelio Hernández se ha mostrado contrario a la idea difundida hasta hace unos años en torno de la permanencia del grupo Atlacomulco como tal en el escenario nacional, con todo y sus prerrogativas y pleitesías al "Profe" Hank.

Señala en su libro otra prueba más de las limitaciones del grupo y del poder del propio Hank González al destacar que la fuerza de la élite del estado de México no bastaron para evitar la llegada al poder de otro gobernador ajeno a las simpatías del "Profe": el ingeniero Alfredo del Mazo.

El catedrático se pregunta en el texto: "O la dinastía no es tan fuerte, o simplemente no ha existido".

La otra cara de Carlos Hank González que llama la atención del catedrático del Colmex es la exitosa combinación del quehacer político con los negocios, terreno en el que "El Profe" comenzó a dar pasos sólidos a finales de los años 50, con la firma de contratos para mantenimiento y servicios a las pipas de Pemex.



Poderoso caballero

Carlos Hank González tuvo una carrera política marcada por el éxito... y también por el escándalo. A los 20 años empezó como maestro de primaria y a los 28 ya era presidente municipal en Toluca. A los 29 se convirtió en director de Gobierno del estado de México; a los 34 años fue diputado federal por su entidad natal y después director de Conasupo. En ese camino de ascenso, a los 42 estaba tomando posesión como gobernador y a los 49 llegó a la regencia de la ciudad; a los 61 años, luego de seis años de haberse retirado de la política, regresó para ocupar, primero la Secretaría de Turismo y después la Secretaría de Agricultura.

Se le llegó a mencionar como posible presidenciable, pero los impedimentos que establecía en aquel entonces el artículo 82 constitucional le cerraron el camino.



La polémica, los rumores

Envuelto siempre en el escándalo y la polémica, Hank nunca pudo justificar, por ejemplo, la voluminosa deuda que dejó en el Departamento del Distrito Federal, que ascendió a 213 mil millones de pesos, en 1982.

Sin embargo, sus momentos más difíciles ocurrieron en la última etapa de su carrera política.

Es en este lapso cuando crecieron las versiones sobre presuntos vínculos con el narcotráfico y se dijo que él y su familia eran investigados por el gobierno de Estados Unidos por posibles ilícitos de "lavado" de dinero, en supuesto contubernio con políticos de Costa Rica. Estas versiones serían después desechadas por el embajador Jeffrey Davidow y por el "zar antidrogas", Barry Mc Caffrey.

Hank nunca pudo desechar las acusaciones que se vertieron en la Cámara de Diputados y que motivaron la apertura de una averiguación en la PGR, relacionadas con el desvío de más de 300 mil toneladas de frijol importado a través de las empresas Hermes, dirigidas por su hijo mayor Carlos Hank Rhon, así como de 300 mil toneladas de maíz, que fueron vendidas a mitad de precio a Maseca, propiedad de su consuegro Roberto González Barrera, con el agravante de que ese maíz no era apto para consumo humano.

Los Hank concretaron, a finales de 1998, la renta a la Policía Federal Preventiva (PFP) de su edificio inteligente ubicado sobre Periférico Sur y construido sobre la misma franja de terreno que ocupan las instalaciones de la Mercedes Benz y del exclusivo Club Regina, del que también son dueños.

Esos terrenos fueron vendidos hace décadas al profesor Hank González por el general Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial de Gustavo Díaz Ordaz.



Ausente en el velorio, la clase política priísta

Ante el cadáver de un líder, ante el poder que se fue, ayer en Santiago Tianguistenco fue día de pagar favores. Ante el ataúd y el cuerpo sin vida de Carlos Hank González, también, todo el poder que se fue: políticos priístas en "desuso", ancianos que alguna vez compartieron el poder y el dinero, con quien ayer dijo adiós tal y como vivió, en su mansión de 45 hectáreas y rodeado de muchos empresarios que con él se forjaron.

Murió Carlos Hank González y a su sepelio no llegó, sin embargo, lo mismo que con Fidel Velázquez, otro de los símbolos del priísmo del siglo XX, casi nadie de la actual clase política priísta, de la que sigue viva.

Carlos Hank González murió ayer en Santiago Tianguistenco, su pueblo, "el lugar en donde él siempre mandó", y aun en el momento de su muerte, siguió mandando y cosechando los favores de aquellos a quienes ayudó. Su acta de defunción fue elaborada en menos de 10 minutos por el juez Óscar Álvaro, quien ese día hizo de lado cinco actas de defunción más que también hubo en este pueblo, así como dos solicitudes de matrimonio. "Se trata del profesor Carlos Hank y el presidente municipal ordenó que esta acta se hiciera de inmediato", trámite que a cualquier otra persona le ocuparían no menos de 24 horas. Y en 10 minutos el acta de defunción estuvo lista, la 131.

Murió Hank González, el profesor, el discípulo de Isidro Fabela con quien comenzó sus negocios de transporte de carga con una concesión de Petróleos Mexicanos, el diputado, el secretario de Turismo, el ex regente de la ciudad de México, el ex secretario de Agricultura. El hombre que quiso ser presidente y que nunca llegó por su ascendencia extranjera.

Y en su funeral el poder que se fue: Emilio Chuayffet, Alfredo Baranda, Alfredo del Mazo, Ignacio Pichardo, Jorge Jiménez Cantú, Pedro Ojeda Paullada... la historia de un grupo que todos negaron, aún ayer. "No, el grupo Atlacomulco nunca existió, no existe", tal y como decía uno de los alumnos del profesor Jorge Jiménez Cantú. "...No es momento de preocuparse por quién lo va a suceder en el liderazgo", tal y como decía Arturo Montiel.

Murió Hank González, pero en el pueblo donde vivió y donde ayer sus restos descansan hay poco pesar. Pero la vida en ese pueblo del que siempre se dijo benefactor seguirá igual: con sus largas calles atiborradas de baches, sin pavimento muchas de ellas, con cinturones de miseria. Y quizá por ello el pueblo brilló por su ausencia en el sepelio del profesor.

Los que sí estuvieron fueron otros. Muchos de los que crecieron con él, a su sombra, a su cobijo. Hubo también amigos leales, como el capitán Eduardo Góngora, quien fue uno de sus más fieles servidores y amigos desde 1968.

El embalsamado cuerpo de Carlos Hank González llegó a su rancho a las cuatro de la tarde. La funeraria López, de Toluca, se encargó de ello y de mostrar sus restos en un ataúd de caoba. La carroza, un Lincoln del año. El costo del servicio, 312 mil pesos. Amigos cercanos y sus hijos Carlos y Jorge cargaron el féretro y lo colocaron en el centro de la sala de la casa del profesor. Un espacio austero, como un lunar en el cuerpo de toda su finca. Cuatro cirios de un metro de altura en candelabros de oro marcaron su último territorio.

Y a partir de ese momento la caravana de políticos y empresarios empezó a desfilar. Jaguares, MVW, camionetas Phatfinder, Cherokees, Mercedes Benz, Hondas. El poder económico. El que siempre rodeó a Hank ahí también, en su muerte. En esos inmensos jardines de pasto inglés, de caballerizas, del lago artificial, del zoológico.

Y en boca de todos el mismo elogio: "Fue un gran hombre, un gran humanista, fue un político que dejó su huella en la historia de México", decían políticos de antaño como Andrés Caso Lombardo, Arsenio Farell, Pedro Ojeda Paullada, Augusto Gómez Villanueva, Emilio Chuayffet.

Pero también recibió muchas críticas, se dice que se enriqueció a costa del poder público.

No es momento de hablar de eso decía evasivo Ignacio Pichardo Pagaza.

¿Qué opina de que tuvo señalamiemtos que lo vincularon con el narcotráfico?

Creo que ya dije que no es el momento de hablar de nada de eso insistía. Se mantenía Emilio Chuayffet, ex secretario de Gobernación y ex gobernador del estado de México.

Sí, día de pagar favores. Del poder que ya se fue.

Entre los primeros políticos en llegar a este rancho para expresar sus condolencias a la familia estuvo el ex gobernador Jorge Jiménez Cantú.

Pero los que despertaron el interés de la prensa fueron los otros ex gobernadores mexiquenses, también vinculados al grupo Atlacomulco, Alfredo del Mazo y Emilio Chuayffet. Ambos no dudaron en exaltar la figura política de Hank González en la conformación del país.

Al hablar de la trayectoria de Hank González, Jiménez Cantú sostuvo que "nunca hubo un grupo Atlacomulco, ni mucho menos que haya sido encabezado por el profesor". Lo que sí, dijo, es que fue un líder político.

En representación de la dirigencia nacional del PRI acudió temprano el secretario general, Rodolfo Echeverría, quien dijo que entre las virtudes que lo caracterizaron estaba el ser "un gran conciliador y constructor de puentes".

En un sentido, similar se expresaron la mayoría de los políticos priístas que asistieron al velorio.

El ex presidente Miguel de la Madrid expresó que Hank González tuvo una importante influencia en la toma de decisiones políticas, debido a los cargos que ocupó en las pasadas administraciones federales y como mandatario mexiquense.

El ex gobernador tabasqueño, Roberto Madrazo, dibujó así la figura de Carlos Hank González: "Él privilegió la política de manera edificante, la política que construye y no la que destruye; la política que une y no la que divide, y ese es el ejemplo del profesor Hank".

Abajo, lejos de su mansión, en Santiago Tianguistenco la vida seguía igual. "Para qué vamos, si ni siquiera nos van a dejar pasar. El profesor pues sí era de aquí, pero así como que nos ayudara mucho, pues como que no", decía el comerciante Indalecio Guadarrama.

Y sí, difícil entrar a la casa del profesor, 17 guardias de seguridad privada con metralleta en mano ahuyentan a cualquiera y la barda de dos metros y medio de altura y de granito puro que rodean a su rancho hace de aquello una fortaleza. El pueblo de Santiago Tianguistenco supo que murió Carlos Hank González, pero no estuvo ahí.



La última morada del profesor

Ahí en el cementerio del pueblo, donde yacen los restos de doña Julita González de Hank Rhon y de don Catarino González, serán sepultados los restos del profesor. Algunos lo saben y desde el mediodía iniciaron los preparativos para despedir a su hijo pródigo, "al padre de Santiago", dicen algunos, mientras seis trabajadores del ayuntamiento cavan la fosa, y echan volados sobre los montones de tierra, que arroparán los restos del ex gobernador, "pa ver quién se lanza por los chescos".

Por órdenes del alcalde y a petición del capitán Eduardo Góngora, "mano derecha del profesor", debe ser retocado el camposanto y estar listo a las 12:00 horas para recibir a los elegantes dolientes.

Es por eso que desde las 12:00 horas, nueve trabajadores, entre ellos Pedro, fueron citados por las autoridades del ayuntamiento para iniciar las labores de limpieza en el panteón y cavar la fosa. "No manchen, es sábado y quieren que limpiemos todo", dice entre dientes el más joven de todos, apenas 17 años.

¿Pues no dicen que don Carlos era muy bueno?

Pos eso dirán ellos, pero que no manchen insiste el más joven, mientras que otro, gordo y bigotón, se acuesta sobre un montón de tierra y le da un trago a su sprit de lata. "Dirá que es grosería, pero yo no sé nada", dice el trabajador gordo y lanza una carcajada. (Con información de Óscar Camacho, Jorge Alejandro Medellín, Jorge Octavio Ochoa y María Teresa Montaño)



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