El empleo de barcos pesqueros para recoger en alta mar cargamentos de estupefacientes se ha acentuado en los últimos dos años, como un nuevo patrón del tráfico de drogas en territorio nacional, asegura la Procuraduría General de la República (PGR).

Según informes del Centro de Planeación contra las Drogas (Cendro), cada vez es más frecuente esa actividad ilegal en aguas del océano Pacífico, en las inmediaciones de las costas de Colima y Michoacán, donde se ha detectado a buques con cargamentos de cocaína propiedad de los cárteles colombianos.

Desde el martes pasado, la Procuraduría General de la República y la Armada de México inspeccionan el buque mexicano "Vikingo", que fue interceptado por el guardacostas estadounidense "Davis" a mil millas náuticas de Manzanillo.

Las autoridades sospechan que la embarcación transporta un cargamento de aproximadamente tres toneladas de cocaína, que se presume le fueron entregadas desde el buque colombiano "Manatí" y el mexicano "Atún 10", según informes del Sistema Hemisférico Antidrogas.

El guardacostas estadounidense "Davis" fue en persecución de las otras dos embarcaciones involucradas, sin enbargo, no obtuvo resultados positivos.

Crece uso de buques por el narco: PGR

En los últimos dos años se ha acentuado un nuevo patrón en el tráfico de drogas en territorio nacional: buques tiburoneros y atuneros han sido empleados para recoger en alta mar cargamentos de cocaína de más de tres toneladas.

De acuerdo con datos de Inteligencia de la Procuraduría General de la República (PGR), cada vez es más frecuente que en las aguas del océano Pacífico, a la altura de Colima y Michoacán, se detecten buques que transportan paquetes de cocaína propiedad de los cárteles colombianos.

Informes del Centro de Planeación contra las Drogas (Cendro) dan cuenta de la actividad de presuntos empresarios que adquieren o arriendan barcos a través de pequeñas compañías pesqueras "fachada", para usarlos en dos o tres viajes y luego desecharlos.

"El método empleado por esta gente consiste en rentar embarcaciones para salir a alta mar y ahí, a más de 500 millas náuticas, recibir o entregar la droga."

Luego, estos buques son vendidos, regresados a los arrendadores o simplemente abandonados en puertos ocultos, señalan fuentes de la PGR.

El martes, un guardacostas estadounidense interceptó a mil millas náuticas de las costas de Manzanillo, Colima, al barco tiburonero "Vikingo", de bandera mexicana.

Luego de una revisión, se detectó que sólo transportaba "siete tiburones" junto con un cargamento de cocaína, cuya cuantía, estimada en más de tres toneladas de cocaína, tendrá que ser precisada por las autoridades mexicanas que desde el mediodía de ayer tienen en resguardo a la nave.

Hace casi un mes se registró un decomiso similar.

El buque tiburonero "Tolteca I" fue interceptado a 180 millas náuticas de la costa de Michoacán y en su interior se encontraron, luego de 11 días de inspección en puerto, más de tres toneladas y media de cocaína.

"Estamos investigando si en ambos casos el propietario de las naves es el mismo", dicen las fuentes de la Procuraduría.

Otro golpe a traficantes

El tiburonero "Vikingo" fue interceptado por el guardacostas norteamericano "Davis" a mil millas náuticas al norte de Manzanillo.

La nave es sospechosa de transportar un cargamento de cocaína similar al que llevaba el también tiburonero "Tolteca I", de 3 toneladas y media, interceptado el pasado 2 de abril frente a costas michoacanas.

El "Vikingo" fue entregado por el guardacostas "Davis" a un cañonero de la Armada el pasado martes, luego de ser revisado por personal militar estadounidense mediante un "Ionscanner". El aparato permite detectar partículas de droga con una precisión de una millonésima parte de un gramo de sustancias como la cocaína, la heroína y otros alcaloides y sustancias psicotrópicas.

Desde ayer al mediodía, los elementos de la Armada hacen lo propio mediante sistemas de detección por binomio (un infante de Marina y un perro adiestrado para encontrar drogas ocultas).

El seguimiento de este buque comenzó el 5 de mayo a través del Sistema Hemisférico de Información Antidrogas, con datos surgidos a partir de información proporcionada por los 22 países que lo integran.

Datos proporcionados a la PGR y la Armada de México permitieron ubicar a la nave cerca de otros dos buques; el "Manatí", con bandera colombiana y el "Atún 10", un atunero con bandera mexicana.

De estas naves se sospecha que entregaron o recibieron cocaína para el tiburonero "Vikingo". Los reportes del Sistema Hemisférico de Información ofrecieron detalles sobre la posición del "Vikingo" con respecto a las otras dos naves.

El "Manatí" y el "Atún 10" se hallaban a sólo 60 millas náuticas del tiburonero en una zona en la que no es frecuente la pesca de tiburones.

Luego de entregarle a la Armada de México la custodia del "Vikingo", el guardacostas "Davis" inició la persecución del "Manatí" y del "Atún 10", sin resultados positivos.

Fuentes judiciales señalaron que en el caso del "Vikingo" podría tratarse de un cargamento similar, de 3.5 toneladas de cocaína, como el hallado a bordo del tiburonero mexicano "Tolteca I", interceptado por la Armada de México el 2 de abril de este año.

Hallazgo en alta mar

El "Tolteca I", también barco tiburonero, fue revisado durante 11 días hasta que infantes de Marina y personal de la PGR localizaron 3 toneladas 700 kilogramos de cocaína oculta en un compartimento del cuarto de máquinas y en un espacio detrás de uno de los tanques de combustible.

Fuentes de inteligencia del Centro de Planeación contra las Drogas (Cendro), dijeron a EL UNIVERSAL que el caso del "Tolteca I" implicó un seguimiento de un año en torno de la actividad de un supuesto empresario de quien se sabía estuvo involucrado en averiguaciones previas por narcotráfico.

Esta persona, sobre la que existe una averiguación previa más por el caso del "Tolteca I", aún no ha sido detenida.