Lina es una adolescente mexicana de 16 años que, engañada por mafias de la trata de personas, huyó en enero de este año de su hogar en Ciudad Hidalgo, Chiapas, y tras ser llevada a una cantina-casa-prostíbulo en el suroccidente de Guatemala, donde sufrió explotación sexual, abusos y encierro mientras era registrada como desaparecida en México, logró fugarse en febrero pasado y ahora está protegida y sometida en la capital guatemalteca a un proceso de repatriación y de reunificación familiar.

El caso, que el próximo 25 de junio será discutido en una audiencia judicial para decidir el eventual retorno de la muchacha a suelo mexicano, destapó una red criminal de trata de personas con fines de explotación sexual que opera en el sur de México con ramificaciones en Guatemala, con mafias dedicadas al robo de menores de edad, la prostitución infantil y otras actividades ilícitas.

Una autoridad política guatemalteca y otros funcionarios públicos de ese país están siendo investigados por el Ministerio Público de Guatemala, ya que serían integrantes de la cadena de trata que explotó sexualmente a Lina.

La joven mexicana “estaba en una casa cerrada donde la estaban explotando sexualmente”, reveló el guatemalteco Leonel Dubón, director ejecutivo de El Refugio de la Niñez, organización no gubernamental de Guatemala dedicada a rescatar a víctimas del tráfico ilícito de seres humanos.

“La casa cerrada de la que escapó la adolescente está en Mazatenango, donde estaba siendo sexualmente explotada y pidió ayuda”, agregó Dubón, en entrevista con EL UNIVERSAL. Mazatenango es capital del departamento de Suchitepéquez, en el suroccidente de Guatemala. Los hechos en torno a Lina se registraron en el poblado de San Antonio Suchitepéquez.

Represalia

El fiscal de Trata de Personas de Guatemala, Alex Colop, reveló a este periódico que “por temor”, la joven se ha abstenido de revelar detalles sobre lo sucedido.

“La investigación va encaminada a qué información puede proporcionar la víctima, que ha proporcionado muy poca información. Podemos entender esto en el sentido de que ha vivido una situación grave en cuanto a estar retenida y que eso mismo le pueda generar un tipo de temor para no decir nombres, lugares y más pormenores del asunto”, dijo Colop.

La joven mexicana “menciona un lugar, pero de personas directamente no hay nadie mencionado. Tal vez cuando regrese a su entorno familiar, ya pueda ella dar algún tipo de información”, aseveró. A pesar de que este diario buscó información sobre el caso en la Embajada y en el Consulado de México en Guatemala, las autoridades diplomáticas y consulares mexicanos alegaron que “por razones de sigilo” y por tratarse de un asunto delicado, “no podemos proporcionar ninguna información”, ya que el proceso y la menor están bajo “protección consular”.

Dubón explicó que aunque Lina escapó de su cautiverio en febrero de este año, no fue sino hasta mediados de mayo cuando reveló que realmente es mexicana. “Ella está todavía con nosotros. Tiene audiencia en el Juzgado de Niñez de Mazatenango el 25 de junio. Los padres ya vinieron a Guatemala y regresaron a Chiapas y van a presentarse a la audiencia. Ya tuvieron contacto e hicimos un reencuentro aquí”, contó.

Como parte del intenso flujo migratorio en especial de sur al norte del continente americano, Centroamérica es punto de destino, origen y tránsito de las víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral o para esclavitud, pornografía infantil, matrimonios forzados y adopciones fraudulentas e incluye extracción y venta de órganos.

Miedo constante

La historia de la adolescente mexicana combina desaparición y explotación sexual con miedo y, por riesgo de represalias, el nombre de Lina es ficticio y se utiliza para proteger a la menor.

Lina se fugó en enero de este año de su casa en Ciudad Hidalgo, narró Claudia Mendoza, coordinadora del Programa de Protección a Víctimas de Explotación Sexual y Trata de Personas de El Refugio.

“Ella se fugó porque se molestó con los papás y (de su casa) se fue caminando. En la frontera, en un puente, conoció a una muchacha que le dijo que le iba a ayudar. Pero la pasó para Guatemala y se la llevó a Mazatenango a trabajar a un comedor, donde se le dice que va a trabajar, a hacer la limpieza, a lavar los trastos y no va a hacer nada más. Era como una cantina”, según relató Mendoza a EL UNIVERSAL. La joven ingresó a Guatemala por Tecún Umán, un pueblo guatemalteco que está frente a Ciudad Hidalgo y que es separado de territorio mexicano por el río Suchiate.

“Poco a poco la señora le dijo ‘mirá, vamos a ver un cliente’ y de una vez fue obligada a atender clientes y le pagaban con dinero al principio. Luego ya no le dio nada y no la dejaba ni salir. La tuvo encerrada”, añadió, al describir el proceso de explotación sexual que vivió Lina.

Con la ayuda de una mujer encargada de la limpieza y de preparar la comida en la cantina convertida en vivienda y en prostíbulo, la mexicana logró escaparse en febrero de este año y acercarse a policías para pedir auxilio.

“La casa está ubicada como un punto de explotación sexual. Es como un bar. No hay gente presa. Está en investigación porque sí tiene mucha relación con otros casos que llevamos también” y en los que una autoridad política estaría involucrada, confirmó Mendoza, al aclarar que ninguna otra mexicana aparece inmiscuida en los hechos, subrayó.

Dubón informó que en la casa había “más niñas” bajo explotación sexual.

El fiscal Colop puntualizó que “la investigación se mantiene abierta para tratar de ver si tiene relación con otros casos que nosotros hemos llevado acá”.

Identificación

Aunque la adolescente quedó amparada por El Refugio y por otras instancias estatales de Guatemala tras huir del sitio de explotación sexual, desde un principio quedó identificada como guatemalteca. Sin embargo, en mayo confesó que era mexicana, cuando fue sometida a una serie de evaluaciones psicológicas, aseguró Dubón.

“Ella le contó a la psicóloga que era mexicana, pero no lo había revelado por miedo a las personas que la tenían (retenida) en Mazatenango, porque tienen sus datos, de dónde es y todo. No quería decir de dónde era. A partir de que supimos de donde era, entramos en contacto con el Consulado (mexicano), que actuó muy rápido”, afirmó el activista. Al día siguiente, un funcionario consular mexicano entrevistó a la joven y, a los tres días, el Consulado aportó una partida de nacimiento para corroborar que la menor es de Chiapas.

Al trascender que “Lina” es mexicana, las autoridades guatemaltecas y el Consulado verificaron que era buscada en México bajo el Sistema de Alerta Amber, que activa aparatos policiales, judiciales y de otras dependencias en caso de desaparición. El mecanismo fue creado en 1996 en Estados Unidos en honor a Amber Hagerman, una niña de 9 años que fue secuestrada cuando paseaba en bicicleta en Texas y que fue hallada sin vida.