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McCartney colapsa el Zócalo

Julio Quijano| El Universal
Viernes 11 de mayo de 2012

Este jueves Paul McCartney ofreció un concierto gratuito en el Zócalo del DF Yadin Xolalpa / EL UNIVERSAL

Sir Paul dio un concierto el martes en el Estadio Azteca Yadin Xolalpa / EL UNIVERSAL

Fans hicieron fila desde un día antes para ver al ex Beatle Yadin Xolalpa / EL UNIVERSAL

Pasadas las 21:00 horas, dio inicio el concierto gratuito de Paul McCartney en el Zócalo de la Ciudad de México Alma Rodríguez

"Buenas noches México. ¡Hola DF! Estamos muy contentos de estar aquí en el Día de las Madres", dijo el músico ante la algarabía de la gente Alma Rodríguez

Minutos antes que comenzara el concierto gratuito del ex Beatle en el Zócalo, autoridades capitalinas ya habían reportado un lleno total Fernando Ramírez

La SSP del DF hizo un llamado a la ciudadanía para dejar de aproximarse a la zona al reportar que la capacidad permitida ya estaba cubierta Fernando Ramírez

El gobierno capitalino colocó pantallas en las calles aledañas 20 de Noviembre y Francisco I. Madero para quienes no pudieron ingresar Francisco Ramírez

El aforo de la Plaza de la Constitución es de 111 mil personas pero ante el cierre de calles próximas al concierto se prevía el arribo de 150 mil Fernando Ramírez

La llegada del ídolo del rock despertó furor en el DF y miles de personas esperaron horas antes que iniciara el concierto gratuito Fernando Ramírez

McCartney colapsa el Zcalo

ENTREGA. McCartney tuvo un coro multitudinario en su recital. (Foto: ALMA RODRÍGUEZ Y YADÍN XOLALPA EL UNIVERSAL )

Con un "¡Viva México, cabrones!", Paul celebró el Día de las Madres y se despidió ayer de México

julio.quijano@eluniversal.com.mx

Su felicidad estaba a unos 600 kilómetros de distancia. Y ayer muy temprano decidió ir por ella. Cuatro camiones y 10 horas después, Jacinta vio a Paul McCartney levantar el brazo en el Zócalo de la ciudad de México. Le grita que lo ama y canta junto con él “Hello, good bye”. Fue un largo y sinuoso camino pero al final es feliz. Explica la razón: “Con esta canción, mi madre me levantaba para ir a la escuela allá en Chiapas”.

Como ella, otros 200 mil mexicanos son felices al escuchar a McCartney sin haber gastado más que el pasaje. “Dos boletos de metro”, dice Javier quien abraza por la espalda a su novia mientras le canta “May be I’m amazed”. “Esa la compuso Paul para su esposa Linda”, explica Javier.

“Lo más caro fue el agua, 20 pesos el trago”, dice una mujer con la bandera de Gran Bretaña amarrada en la cabeza.

Pero antes de esta felicidad, los fans de McCartney vivieron la noche de un día difícil: lluvia a las cuatro de la tarde, sol a las cinco, humedad sofocante a las seis y (para terminar de irritarlos) una manta desde el tercer balcón del Hotel Majestic con la frase: Enrique Peña Nieto se compromete y cumple.

Así que cuando Paul levanta el puño, lo que provoca no es una simple ovación, sino la certidumbre de que valió la pena aguantar la sed, el hambre y las ganas de ir a los sanitarios, los cuales no estaban ubicados en la plancha, sino en calles aledañas. Ir al baño significaba perder el lugar.

“Todos nuestros fans son unos locos lunáticos”, dijo Paul McCartney en 1965 antes de un concierto de The Beatles en Michigan. Casi medio siglo después, lo siguen siendo. Pablo es un ejemplo: “No soy Paul pero soy igualito”, explica el fan quien, como McCartney, tiene 70 años y está vestido como el Sargento Pimienta. La diferencia es que Pablo pesa unos 90 kilos y su traje está negro de mugre. “Ayer que llegué a formarme estaba brillante, pero hoy amaneció así. No debí acostarme con la calle”, dice a los que quieren tomarse una foto con él.

Y cuando interpreta “Paperback writer”, Pablo toma un bajo imaginario y la interpreta, según dice, con un virtuosismo que confirma que es “igualito” al ex Beatle.

Enfrente del Palacio del Ayuntamiento, en cuyo muro principal reza la leyenda “a esta ciudad no la definen sus edificios, sino su pueblo”, y del lado izquierdo, se podía mirar Palacio Nacional con su campana de Dolores al frente. Así que quién podría culpar a Paul McCartney de gritar, aquí y ahora: “¡Viva México, cabrones!”. La respuesta fue esa misma frase, repetida por miles: comenzó con las primeras filas de la catedral y luego se hizo eco por Madero y Pino Suárez.

Luego vino el mariachi Gama mil y lluvia de fuegos artificiales con “Live and let die”.



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