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“Ellos tienen el daño por dentro”

Thelma Gómez Durán | El Universal
Viernes 03 de junio de 2011
Padres de más de 60 pequeños que vivieron la tragedia del 5 de junio de 2009 en Hermosillo, Sonora, libran una batalla para lograr que el IMSS otorgue a sus hijos los mismos beneficios que a los llamados lesionados, y no sólo atención médica vitalicia, como actualmente ocurre

La imagen muestra una pequeña caja torácica. Se ven los pulmones de una niña, de Camila Espinosa. Sobre la mesa de la cocina hay más papeles, recetas, radiografías y otros estudios médicos. Para Alejandra Ortiz, madre de Camila, esos papeles son la muestra de que su hija, que pronto cumplirá cuatro años, sufre varios padecimientos por el incendio que le tocó vivir, hace dos años, en la guardería ABC.

Camila estaba en dicha estancia, el 5 de junio de 2009, cuando cerca de las tres de la tarde el fuego que comenzó en una bodega que resguardaba archivos de la Secretaría de Hacienda del estado, se propagó hasta la guardería. El incendio provocó que 49 niños fallecieran y que 24 presentaran quemaduras de diferente grado.

Ese viernes, Camila Espinosa -como otros de sus compañeros- fue sacada de la guardería por el hoyo que dejó el equipo de aire acondicionado que se arrancó de la pared. Como otros 80 infantes más, no presentó quemaduras. Pero días después del incendio, asegura su mamá, comenzaron sus problemas de salud, sobre todo en las vías respiratorias.

Hace más de un año que los padres de Camila, al igual que los de 64 niños más, comenzaron a levantar la voz para que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reconozca a sus hijos como "lesionados" del incendio y no como "expuestos", como hasta ahora lo ha hecho. Ese reconocimiento extendería a los niños y sus familias una serie de beneficios que hoy se concreta a brindarles atención médica vitalicia.

En julio de 2010, un decreto presidencial estableció una serie de compromisos hacia los papás de los niños que fallecieron, así como hacia los niños lesionados con quemaduras y los infantes que el IMSS llama "expuestos".

En ese documento se señala que los niños lesionados con quemaduras tendrán atención médica en forma vitalicia, medicamentos, el pago de boletos de avión y viáticos para que sean trasladados a cualquier lugar del país o de Estados Unidos en donde se les realicen sus tratamientos. Además, un apoyo económico para sus estudios hasta nivel superior. Sus madres recibirían una ayuda vitalicia, que corresponde al salario neto que percibían en el momento del incendio. Además, su familia (padres y hermanos) también recibiría atención médica vitalicia.

En el caso de los niños "expuestos", el IMSS les expidió un certificado de atención médica vitalicia, además de que el instituto asegura que se les pagan los gastos en caso de que requieran de atención médica privada en México o en Estados Unidos.

Para que un niño deje de ser expuesto y pase a la categoría de lesionado, debe presentar "secuelas por el incendio", dice Fernando Sandoval Castellanos, jefe de la Unidad de Atención Médica del IMSS. Asegura que se han hecho valoraciones médicas a los niños y "no hemos encontrado que tengan secuelas. Secuela es un daño permanente derivado del incendio. Y en ninguno de los 80 lo hemos encontrado".

Ese argumento es el que ha escuchado varias veces Alejandra Ortiz, mamá de Camila, quien estuvo internada la semana del 17 de mayo pasado porque sus defensas se fueron al suelo.

Esa fue la cuarta ocasión en los dos años en que Camila ha estado internada. Los médicos le han diagnosticado asma, neumonitis (inflamación de pulmón) y baja capacidad pulmonar.

Varios de esos padecimientos los enumeran otras madres. Nicole Alexia Carrillo, quien tenía dos años y medio cuando ocurrió el incendio, presenta neumonitis. Visita al alergólogo en forma recurrente, se la vive con tos y es común que presente bronquitis, dice su mamá, Sara Estrada.

Hace unos meses, Nicole entró a quirófano para que le quitaran las adenoides y las amígdalas.

Fernando Sandoval Castellanos, del Instituto Mexicano del Seguro Social, insiste en que estos niños no tienen secuelas por el incendio.

"Tienen patologías propias de la edad y sexo. Tienen problemas de rinitis, problemas de asma, pero son problemas que, tanto nuestros especialistas como expertos independientes, han determinado que no están relacionados con la inhalación del humo. Y ahí está parte del debate.

A los padres no los hemos logrado convencer", comenta el funcionario.

Estos padres lograron que el Seguro Social pagara para que sus hijos fueran enviados a hospitales de Estados Unidos y ahí fueran valorados.

Un año después del incendio, Karla Marisa, de cinco años, fue revisada por médicos de Phoenix. "La doctora le hizo estudios, vio el expediente que le había mandado el IMSS y me dijo muy molesta: ‘Lo que tu hija tiene no se le va a quitar. Es una lesión en el pulmón izquierdo. La tenemos que valorar cada seis meses", recuerda Karla Gastelum, madre de la pequeña: "No sé por qué les llaman ‘expuestos', si ellos estuvieron en el momento (de la tragedia); tienen el daño por dentro".

La hija de Karla ya cursa preescolar. Habla muy poco de lo que vivió el día del incendio. Pero sí pregunta por Ian Isaac y Ximena, dos de los niños que murieron. También pregunta: "¿Cuándo se va a quemar la escuela?".

Las autoridades del IMSS aseguran que los 80 menores que no sufrieron quemaduras han recibido atención especializada, así como el diagnóstico en neumología pediátrica, por una especialista elegida por los propios padres, "quien revisó a los pequeños y solicitó la realización de 48 estudios denominados baby plestimografía".

Los padres comentan que sí les han realizado ese estudio a sus hijos, pero "no nos entregaron los resultados", dice Alejandra. Ella también se queja de que, en enero pasado, su esposo recibió un citatorio de la Corte de Estados Unidos porque estaba pendiente la cuenta del hospital de Houston, donde le habían realizado un estudio a su pequeña Camila. Fernando Sandoval, del Seguro Social, dice que en ese caso "quizá hubo un error humano en el área de cobranza de la institución".

Laura Fernanda también vivió el incendio. Tenía un año con siete meses. En los últimos dos años le han hecho gammagramas, ecocardiogramas y pruebas de función pulmonar. Como otros niños, también presenta neumonitis, función pulmonar baja, frecuencia cardiaca alta y es común que tenga hemorragias por la nariz.

A sus tres años, "toma medicamentos todos los días. Si eso no es una afectación, no me explico qué sería", pregunta su mamá, Fabiola Domínguez. Ella, como otras madres, menciona medicamentos como Montelukast y Convivent.

"El miedo que yo tengo es que si más adelante ella presenta un daño mayor, el IMSS no quiera reconocerlo. Si ahorita me dicen que no puedo relacionar sus problemas con el incendio, ¿qué me van a decir en un futuro?".

Por eso, Fabiola Domínguez ha realizado protestas en Hermosillo, Sonora, pero también en la ciudad de México. La última fue en enero pasado.

"Lo que yo solicito es que el gobierno no me haga sentir como si estuviera loca, como si lo que vivió mi hija en la guardería no fuera nada. Cuando le dicen ‘niña expuesta' es como si se burlaran de mí, de todo el padecimiento que tiene", dice Fabiola.

Padres de niños con problemas respiratorios acudieron a la Cámara de Diputados para que interviniera en su caso. En marzo pasado, legisladores se reunieron con padres y autoridades del IMSS. Se acordó que los niños serían sometidos a una tercera valoración.

Un total de 64 niños viajaron a la ciudad de México para que especialistas de la Academia Mexicana de Pediatría los revisaran. Esperan los resultados.

"Si en algún momento los expertos determinan que alguno de esos niños tuvo secuelas, pasaría en automático al grupo de lesionados", asegura Fernando Sandoval, del IMSS.

Sara Estrada, mamá de Nicole, aclara: "Ellos piensan que lo que nosotros queremos es dinero. Pero lo único que queremos es que a nuestros hijos no los discriminen, que les aseguren una atención de calidad, porque aunque ellos dicen que pagan los gastos, tenemos que batallar para que lo hagan".

Toda esa lucha que enfrentan contra el IMSS -dice Sara Estrada- no existiría "si ellos hubieran hecho bien las cosas con la guardería. Si lo hubieran hecho, ni nos hubiéramos conocido".

 



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