En México hay un déficit en el número de padres, de acuerdo con el último censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y reportes del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Cifras de ambos organismos indican que en el país 25 millones 400 mil mujeres viven con sus hijos y sólo 20 millones 100 mil hombres ejercen su rol de padre, lo que significa que hay por lo menos 5 millones 300 mil madres cuyos descendientes tienen un progenitor ausente o que se "comparte" con otra familia.

Demógrafos y especialistas reconocen que entre las causas de esta realidad se encuentran la migración, el desconocimiento de la paternidad, la mayor esperanza de vida en las mujeres, o simplemente la infidelidad e inestabilidad en la pareja.

Para la demógrafa Olga Lorena Rojas, investigadora del Colegio de México, la diferencia entre el número de padres y madres se debe a múltiples factores, entre ellos la migración, la mayor esperanza de vida de las mujeres y la infidelidad.

El Conapo indica que de los 20.1 millones de padres mexicanos, 19 millones 300 mil viven con su familia, es decir, pareja e hijos; 275 mil están separados o divorciados; 166 mil son padres solteros, y 341 mil son viudos, por lo que la familia mexicana sigue un patrón tradicional.

Además, son el principal proveedor económico en el hogar, ya que nueve de cada 10 son económicamente activos.

Sin embargo, los expertos dicen que hay que tomar con cautela estos números, pues en muchas ocasiones se desconocen los criterios con los cuales se recaba la información.

Pilar Escobar, terapeuta de la asociación civil Hombres por la Equidad, asegura que los esquemas tradicionales propician que el padre se ausente de la casa porque es quien tiene que proveer de recursos a la familia. "Esto provoca que tengan más hijos fuera del matrimonio, aunque dejen o no su hogar".

En cambio, en aquellos en los que la mamá tiene que salir a trabajar se genera otro tipo de responsabilidad, pues el hombre, aunque a veces de manera forzada, debe estar al tanto de sus hijos y las labores del hogar, consideró la especialista.

Pese a esas diferencias, los expertos coinciden en algo: que es necesaria una nueva paternidad que deje de lado la imagen del hombre meramente proveedor y autoritario para convertirse en un compañero comprensivo, flexible y corresponsable en la crianza de los hijos y las tareas domésticas.