El juego y el poder se han vinculado a lo largo de la historia de México. Abelardo L. Rodríguez, el primer empresario que se convirtió en presidente del país, utilizó su cargo para promover casas de juego. En Chihuahua en la época del Maximato, la permanencia de los gobernadores dependía de su capacidad para controlar los casinos.

Incluso, uno de los motivos de la ruptura entre Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles fue la decisión del michoacano de cerrar casas de juego como el Casino de la Selva, en Cuernavaca, y el Foreign Club, en las afueras de la ciudad de México.

Académicos como Lorenzo Meyer del Colegio de México (Colmex) y José Antonio Crespo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) explican los motivos de esta vinculación, y concluyen que lo mejor es legalizar los casinos, pero con el Estado como propietario, como ocurre en Mónaco y Canadá.

"Yo supongo que esa es la filosofía que estuvo detrás de la lotería. El Estado como intermediario para devolverle a la sociedad parte de lo que obtiene por el juego. Veo mejor la instalación de casas de apuesta con finalidad de asistencia social", dice el investigador Lorenzo Meyer.

"La solución no es prohibir el juego. Bajo la supervisión, por ejemplo, de la Auditoría Superior de la Federación y la garantía de que las ganancias se utilicen en la beneficencia pública podría ser una mejor opción que dejar las casas de juego en manos de la iniciativa privada", puntualiza Crespo.

Juego y poder

La promoción de los juegos de azar estuvo presente en el gobierno de Porfirio Díaz y de Abelardo L. Rodríguez, quien llegó a la silla presidencial en sustitución de Pascual Ortiz Rubio.

Este empresario recuerda Meyer, además de dedicarse a pescar y enlatar sardina, tenía inversiones en casas de juego, mismas que impulsó cuando llegó a la Presidencia.

Incluso, Tatiana Hernández Vicencio, profesora investigadora del Colegio de la Frontera Norte, en el texto "Los empresarios tijuanenses: evolución y vínculo con el poder político", afirma que cuando el general Rodríguez fue gobernador del territorio norte de Baja California (de 1923 a 1930), "las funciones del empresariado privado llegaron a confundirse con las del ejercicio público".

Agrega que en 1920, la inversión extranjera, particularmente estadounidense, en cantinas, casas de apuesta e hipódromos también en Tijuana, propició la movilización de la Organización de Obreros Libertarios y su integración a la Confederación General de Trabajadores.

El apoyo de Plutarco Elías Calles a las casas de apuesta fue evidente desde que como secretario de Gobernación, durante el gobierno del presidente Álvaro Obregón, apoyaba la instalación de casinos, aun cuando el propio Obregón estaba en contra.

Cuando Calles llegó al poder, incentivó esta actividad. Incluso, recuerda Meyer, "quitaba y ponía gobernadores en Chihuahua", estado cuya economía dependía en gran medida del juego.

"En sus memorias, Roberto Fierro, que era piloto, recuerda cómo lo llamó Calles y le dijo: `Nos falló el gobernador, ahora usted es el gobernador, e incluso reconoce que su perdición en el cargo fue que se hizo bolas con el juego, y la política en Chihuahua era el juego", indica Meyer.

El juego también estuvo involucrado en la ruptura entre Plutarco Elías Calles y el general Cárdenas.

Cuando el michoacano ya como presidente decide prohibir el juego y cierra el Casino de la Selva y el Foreign Club, se da "un choque" entre ambos, explica.

REGLAS EN OTROS PAÍSES

Regulaciones que operan en algunos de los principales centros de apuestas del mundo.

España: Los clientes de los casinos deben presentar identificación oficial y cédula fiscal para poder tener acceso a los juegos.

A cada uno de ellos se les entrega una tarjeta "inteligente" que permite rastrear o investigar a las autoridades hacendarias operaciones fuera de lo común, por ejemplo, el hecho de que alguien juegue a pesar estar desempleado.

Canadá: El juego depende de los estados. Previa consulta a la comunidad, los estados interesados en establecer salas de juego no más lo informan a las autoridades.

Mónaco: El Estado es dueño de todos los casinos.

FUENTE: Manuel Olivares, presidente de la asociación Di no a los Casinos.