León, Gto.- "¡Paren tambores!", fue la orden común de los patrones en 159 tenerías; así, en los últimos meses, pusieron "fin" a la actividad de empresas que por décadas procesaron los cueros para dotar de pieles a la industria zapatera y a los fabricantes de prendas de vestir; con ello, mil obreros, con hasta 40 años de antigüedad, se quedaron sin trabajo.

Ahora, en la industria de la curtiduría, eslabón de la cadena cuero-calzado, sobreviven 641 empresas, que funcionan a 40 por ciento de su capacidad. Hasta hace un lustro existían en los registros del sector privado cerca de mil 800 tenerías.

"!Estamos de la patada!", advierte José N, empresario pionero de la industria curtidora, quien en sus 70 años dedicado a la producción, dice en una conversación con un fabricante de calzado, jamás nos habíamos topado con una crisis "tan tremenda".

Las salidas para superar la racha son buscar clientes por todas partes y disminuir las utilidades, "porque el que no se mueve, desaparece y se pierden las fuentes de empleo", comenta el empresario curtidor de 83 años de edad en el interior de su tenería, donde por fortuna todavía se encienden los tambores de curtido, se descarnan cueros, tiñen y planchan las pieles.

Esto, la situación económica, "pega duro" a esta industria, que hace un siglo se erigió en el motor de la economía de la ciudad, de la mano con la fabricación de calzado. Sin embargo, duda que el gremio se extinga. "Me salgo de la tumba y me vengo a curtir cueros", expresa el empresario.

Azote del sector

Los golpes al sector los dan la importación ilegal de pieles, la reducción en el consumo de materia prima de la industria zapatera, por el contrabando de calzado y cortes de China, y las políticas públicas en materia ambiental.

Una de las empresas que siguen adelante es la del senador Carlos Medina Plascencia; sin embargo, Ismael Plascencia Núñez, su primo y ex presidente de la Cámara de la Industria de la Curtiduría, cambió el negocio de los cueros por la industria de la construcción.

Con melancolía, el alcalde Luis Ernesto Ayala Torres, empresario fabricante de botas, lamenta el fracaso de las empresas, porque se acaban las fuentes de empleo y el patrimonio de empresarios.

Y es que la suerte de la curtiduría se refleja en las industria zapatera, marroquinera fabricación de productos de piel de la proveeduría de maquinaria y productos químicos.

En la Feria Especializada de la Piel, que concluyó el fin de semana con escasas ventas, el presidente de la Cámara de la Industria de la Curtiduría del Estado, Arturo Barroso, se quejó del ingreso ilegal de pieles argentinas, brasileñas y chinas. Esos países se valen de los acuerdos comerciales con Chile para exportar sus productos por la vía de la triangulación para no pagar impuestos.

En estos momentos, a México llegan pieles de esas naciones, que se comercializan hasta 30 por ciento más baratas que las que se producen en el país, que además son de muy buena calidad.

En la lucha por sostenerse, en un mercado de "competencia desleal", los curtidores diversifican la industria con proyectos tecnológicos limpios, con las nuevas tendencias de la moda internacional. A la vez, buscan consolidarse en la exportación de pieles a Asia, Europa y Estados Unidos.

Pero también demandan al gobierno federal el combate serio al contrabando técnico que se registra en las aduanas, créditos a tasas internacionales e incentivos fiscales.

La industria cuero-calzado aporta 2 por ciento del producto interno bruto del país, pero reconoce que en el primer semestre del año se frenó el ritmo de crecimiento del sector en empleo, producción y exportaciones ante el aumento en las importaciones, reveló Rocío Ruiz Chávez, subsecretaria de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía.