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Historia. Todavía sueña que lo muerde un tigre

Adriana Varillas Corresponsal| El Universal
Lunes 18 de noviembre de 2013
<b>Historia.</b> Todava suea que lo muerde un tigre

IMPUNE. Tras la acusación de Salerno a las autoridades de no proceder en contra del hotel, la Profepa aseguró haber atendido el caso. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

El niño tiene cuatro años. Aún se despierta agitado. Cuando pasa cerca de arbustos o plantas, cree que alguna le devorará el brazo, como intentó hacer el tigre que le atacó en agosto pasado, en el hotel Bel Air Xpuha, en la Riviera Maya

CANCÚN

A medianoche se despierta agitado y comienza a llorar. Le dice a sus padres que el tigre le comerá la mano. Cuando pasa cerca de arbustos o plantas, cree que alguna le devorará el brazo, como intentó hacer el tigre blanco que le atacó en agosto pasado, en el hotel Bel Air Xpuha, en la Riviera Maya.

El niño tiene cuatro años. Además del injerto de piel que le pusieron en un hospital privado de Cancún para intentar reconstruirle el dedo medio de la mano izquierda que le arrancó el felino, está en tratamiento sicológico, por el shock que le causó el ataque del tigre.

“Desde lo que le pasó, el niño sueña que lo muerden. Tiene miedo de todo. Se despierta a medianoche y empieza a llorar, dice que una planta le comerá la mano como el tigre”, narra Antonio Salerno, padre del menor.

El pequeño ha tenido que lidiar además, con los métodos de interrogación del Ministerio Público de Playa del Carmen.

Salerno dice que la agente del Ministerio Público Claudia Carrillo Gasca interrogó al niño y le preguntó a qué hora y en qué día se dieron los hechos.

“¿Usted puede creerlo? ¡Cómo un niño va a saber la hora en que fue atacado por un tigre! Mi hijo le quería contar que lo mordió, que lo atacó y esta señora Claudia Carrillo le preguntaba la hora y lo interrumpía.

“Cuando protesté, me pidió que me callara y me corrió. Me ordenó que me saliera y que dejara solo a Anthony. Yo no iba a hacer eso. Cómo iba a dejar solo a mi hijo, tiene cuatro años. ¿En qué país estoy?”, expresa.

Lo ocurrido el 21 de agosto en el hotel, también afectó emocionalmente a la hermana del niño, una pequeña de 10 años que estaba jugando con su hermano cuando le vio retirar la mano ensangrentada y gritando. “Mi hija de 10 años también está en shock. Se la pasa llorando”, dice el padre.

El jueves pasado, luego de que Salerno hiciera público el caso a nivel nacional, acusando a las autoridades mexicanas de no proceder en contra del hotel, la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Quintana Roo emitió un comunicado donde aseguró haber atendido “puntualmente” la denuncia.

En el escrito indicaron que el centro de hospedaje cuenta con el permiso para Predios o Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIVMS), identificado como “Parque Zoológico Bel-Air Animal Park”, que las instalaciones gozan de la seguridad necesaria para operar y que durante la visita de los inspectores —realizada siete días después del ataque— se constató la presencia de avisos preventivos.

“Mienten. El sitio donde estaba el tigre tenía la madera podrida, tenía huecos, fisuras de cinco a seis centímetros. No había ningún letrero previniendo al turista de que tenían animales peligrosos ahí. El tigre había sido rescatado, por eso no podían exhibirlo.

“No había ni siquiera una persona que nos previniera. El niño se acercó al lugar, metió la mano y al sacarla sintió la mordida del animal. Gritó y llegó llorando hasta nosotros con la mano ensangrentada. Eso lo sabe bien el personal. Ellos se disculparon y aceptaron su error; ofrecieron pagar todos los gastos, pero ahora se quieren desentender”, dice Salerno.

El entrevistado asevera que la aseguradora del hotel se niega a pagar los costos del tratamiento de su hijo, porque lo ocurrido fue una negligencia del centro de hospedaje, que no quiere absorber el costo.

El padre del menor presentó una denuncia en la Mesa 5 del Ministerio Público de Playa del Carmen, municipio de Solidaridad: “El Ministerio Público nos ha tratado muy mal. Primero nos apoyaron, cuando la denuncia; pero cuando regresé por segunda vez, la (agente) del Ministerio Público había cambiado. Me miraba con odio y me dijo que era yo un padre irresponsable, que era mi culpa, que yo tenía que pagar todo. Que ese expediente no valía nada ante un juez”, narró.

Tras el incidente, la familia Salerno tuvo que trasladar al menor al hospital, pero antes de llegar al nosocomio atestiguaron los ocho desmayos del niño y sintieron que la fiebre de 39.5 grados centígrados que padeció, podía ser fatal.

“Estamos solos. Sólo nosotros sabemos lo que hemos pasado con todo esto. Yo no entiendo. En cualquier otro país, el hotel estaría clausurado, pero aquí sigue operando como si nada. Mientras, mi hijo sigue sufriendo y las autoridades no hacen nada”, concluyó Salerno.



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