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En los alrededores de Prados de la Montaña, en Santa Fe, la gente se tapa la boca y pasa corriendo porque el olor provoca náuseas.

Proviene de una mezcla de gases que producen los respiraderos que se colocaron como parte del saneamiento de los tiraderos de basura.

Casi 5.8 toneladas de basura se acumularon hasta 2004 y, en 2013, el área luce diferente. Está rodeada por una zona escolar donde se ubican los colegios más caros del país.

Sin embargo, la zona aún padece los problemas ambientales que genera un tiradero de basura.

Para el gobierno del Distrito Federal y Protección Civil de las delegaciones Álvaro Obregón y Cuajimalpa, el gas está controlado y la población no corre peligro.

Para los comités vecinales y las asociaciones civiles existe riesgo de una explosión a consecuencia de una acumulación de gas, pues, según ellos, no hay un control de los gases que conviven en el subsuelo de la zona de Santa Fe.

“Las principales áreas verdes del lugar fueron tiraderos a cielo abierto y rellenos sanitarios (Alameda Poniente y Prados de la Montaña II) que actualmente producen biogás, con algo de gas metano.

“No hay un control ni vigilancia correcta, por lo que corremos peligro de sufrir incendios o explosiones”, alerta Gerardo Ocampo, presidente del Centro para el Desarrollo Urbano de Santa Fe.

Juan Carlos González es vecino de la zona, ingeniero y ex trabajador de Pemex. Dice que el gas metano no tiene olor, pero que los gases que salen de los respiraderos pueden generar una explosión si se acumulan y no se liberan adecuadamente.

“No son dañinos si se respiran, pero sí pudieran generar una explosión porque no se tienen medidos”, dice.

Fosas sépticas en la zona

Santa Fe tampoco cuenta con drenaje pluvial; 50% de las construcciones no tienen drenaje de aguas negras y 30% dan tratamiento a las aguas negras domésticas con fosas sépticas, incluso en los edificios de 25 pisos más lujosos y caros de la zona.

El presidente del Centro para el Desarrollo Urbano de Santa Fe asegura que tampoco existe un mantenimiento adecuado de las fosas sépticas, pues se tienen que limpiar por lo menos dos veces al año con material y equipo especializado. Además, también generan gas metano, lo que produce un efecto invernadero.

Los problemas no son un secreto. El Proyecto para el Desarrollo Urbano de Santa Fe 2012 reconoce que existen riesgos químicos en los sitios que se utilizaron como tiraderos de residuos sólidos.

Una vez que concluyó su vida útil, éstos fueron cerrados y como parte de la restauración de Santa Fe se construyó infraestructura sanitaria con sistemas de captación de biogás y lixiviados (jugos producidos por la basura).

Los riesgos de ubican, específicamente, en la Alameda Poniente y en el Parque Prados de la Montaña, considerados como áreas verdes.

A pesar de que se cuenta con mantenimiento y acciones de monitoreo sobre el funcionamiento de los sistemas referidos, no dejan de representar un riesgo porque se pueden ocasionar incendios en caso de que el biogás se acumule en el subsuelo o incluso en la superficie.

Esto también podría contaminar el agua a consecuencia del derrame de lixiviados.

Prados de la Montaña II contamina más que los autos

Gerardo Ocampo recuerda que un relleno sanitario como Prados de la Montaña II produce biogás con componente de metano, lo que, además de ser tóxico entraña un riesgo de explosión.

Además, contamina 21 veces más que el carbono despedido por los automotores y es el principal factor del efecto invernadero y del calentamiento global.

Por ello, sugirió que el área sea considerada como “protegida y controlada” por la Secretaría de Medio Ambiente federal (Semarnat) y/o la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal.

Así, incluso se evitarían contingencias ambientales como las registradas en 2010 que produjeron estragos en la salud de estudiantes y maestros de Santa Fe.

Según Gerardo Ocampo, en julio de 2010 estudiantes de la zona escolar sufrieron vómitos y mareos como consecuencia de los gases que se respiran en el lugar.

Agrega que la Alameda Poniente (ubicada a un costado de Televisa Santa Fe), fue un tiradero a cielo abierto que funcionó entre 40 y 50 años. Al haber contenido basura de tipo orgánico, la zona producirá, irremediablemente, gas metano.

“Hasta hace unos 5 años había unos 40 respiraderos y más de 15 de respiraderos de migración. Cuando empezamos a denunciar que se estaba arrojando ese gas a cielo abierto, las autoridades del gobierno del Distrito Federal (en ese entonces, encabezadas por Marcelo Ebrard Casaubon) mandaron cerrar y ocultar un buen número de ellos, sobre todo en los que era más visible la continua expulsión”, señala.

Ocampo asegura que esta fue una mala medida, porque el gas puede acumularse, “migrar, formar bombas”.

De hecho, hoy se pueden ver en la zona que da a las oficinas de Televisa, varias hectáreas quemadas por incendios forestales causados por concentración de gas”, asegura el presidente del Centro para el Desarrollo Urbano de Santa Fe.

Hoy en el predio se ha instalado un corralón, unas canchas de tierra para jugar futbol llanero, donde han ocurrido dos accidentes.

De acuerdo con Ocampo, jugadores de futbol que han fumado en la cancha han sufrido quemaduras leves.

Juan Carlos González y Gerardo Ocampo afirman que el asunto es serio y que no se le ha dado la atención adecuada a pesar de que la coordinación de Protección Civil de las delegaciones Cuajimalpa y Álvaro Obregón considere a la zona como controlada.

Añaden que los olores que produce el subsuelo de Prados de la Montaña II y de la Alameda Poniente, en Santa Fe, no son gratuitos.

“No puedes acercarte a uno de esos respiraderos, porque inmediatamente puedes desmayarte por el olor.

“Siempre que paso por ahí me surge una pregunta ¿qué tanto habrá debajo del lujo de Santa Fe?”, se pregunta Gerardo Ocampo.