Turismo de trasplantes en Costa Rica
OPINIÓN. "Costa Rica está señalada mundialmente como lugar de turismo de trasplante. ¡Todos sabemos de qué estamos hablando!" Roberto Tanus, presidente de la Sociedad de Trasplantes de América Latina. (Foto: BOLIGAN )
SAN JOSÉ.- Un par de israelíes pagó seis mil dólares en 2012 a un costarricense y a un nicaragüense para comprarles dos riñones en Costa Rica y someterse los cuatro a intervenciones quirúrgicas en una clínica privada de esta capital, en una práctica de "turismo de trasplantes" que encubrió un negocio de trata de personas con fines de explotación para el tráfico de órganos.
El caso está entre los pocos conocidos sobre una actividad protegida por el secretismo, pero por la que Costa Rica está siendo señalada mundialmente como base del "turismo de trasplantes".
El ejemplo de los israelíes fue revelado el 24 de abril en un encuentro en esta ciudad entre delegados de los poderes Ejecutivo y Judicial de Costa Rica sobre la trata de personas para tráfico de órganos, tejidos, fluidos y células humanas. La cita, a cuyas sesiones de trabajo el único medio que tuvo acceso fue este diario, estuvo auspiciada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por una coalición interna de entidades estatales y no estatales.
"No queremos que vean a Costa Rica como lugar de paso en donde se compra un órgano, ‘me lo ponen y me voy'. No podemos dar marcha atrás en este asunto", advirtió el viceministro costarricense de Gobernación, Freddy Montero, al inaugurar la reunión.
En el foro, el médico costarricense Clive Montalbert-Smit, coordinador de trasplantes en Costa Rica y representante de este país ante la Red/Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplantes, se paró ante el auditorio y contó el caso de los israelíes. El galeno narró que en su teléfono celular todavía guarda el mensaje con una oferta monetaria que circuló en 2012 para participar en unos trasplantes de riñones en una clínica local.
Por aparte, Montalbert-Smit contó a EL UNIVERSAL que esos hechos involucraron a los israelíes, al costarricense y al nicaragüense y que otros médicos hicieron el trabajo. En un informe que entregó en junio de 2010 a la entonces ministra costarricense de Salud, María Luisa Ávila, el médico alertó sobre la urgencia de un control más estricto a los trasplantes de "donador vivo no relacionado que se efectúan en clínicas privadas".
Esos centros, describió, "constituyen un punto en el cual se podría estar llevando a cabo trasplantes de órganos mediante retribución económica", una práctica que, ratificó, es "condenada" por organismos internacionales del sector salud. Una copia del informe está en poder de este diario.
Disfraz sobrio
El médico argentino Roberto Tanus, presidente de la Sociedad de Trasplantes de América Latina y el Caribe, reveló en el encuentro que "Costa Rica está señalada mundialmente como lugar de turismo de trasplante. ¡Todos sabemos de qué estamos hablando! El turismo de trasplantes es el disfraz elegante para decir tráfico ilícito de órganos".
En un simposio internacional sobre donación legal de órganos y trasplantes que se realizó del 12 al 14 de abril pasados en Doha, Qatar, "señalaron a Costa Rica y no caprichosamente: hay pruebas, se sabe, se conoce y esto hay que resolverlo", recordó. "Una cosa es venir a Costa Rica a arreglarse los dientes. Lo otro no, lo otro es delito, es crimen, y por cuatro, cinco o seis de esos (turistas de trasplante) van a poner en riesgo toda la industria del turismo médico", insistió.
En una entrevista posterior con este diario, Tanus confirmó que en Qatar "se denunció a Costa Rica como un país anfitrión de turismo de trasplantes y eso es una mala señal para Costa Rica: es estigmático, pero se puede revertir".
En los últimos 20 años hubo informes de contrabando de órganos en esta nación en redes de tráfico de seres humanos, aunque sin pruebas. Pero las pistas empiezan a surgir.
Con apoyo de organizaciones de combate a la trata de personas, el corresponsal accedió a avisos publicados por costarricenses en páginas de Internet para ofrecer sus riñones. Uno de los oferentes pidió 120 mil dólares por un riñón.
El jefe de la Fiscalía Adjunta contra la Delincuencia Organizada del Ministerio Público de Costa Rica, Miguel Abarca, reveló en una entrevista con este periódico en el encuentro que "estamos en un escenario de mucha vulnerabilidad para que ese tipo de prácticas (ilícitas) se den".
Una legislación que entró a regir en Costa Rica en febrero pasado impone penas de hasta 15 años de prisión al tráfico ilícito de órganos. La ley castiga la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, esclavitud, pornografía infantil, matrimonios forzados y adopciones fraudulentas e incluye extracción y venta de órganos, células, tejidos y fluidos.
Aunque el Estado costarricense promueve la ordenada y regulada donación cadavérica de órganos o antes de que una persona muera, un conflicto señalado por las fuentes surge con el donador "no relacionado".
En donaciones de riñones entre familiares o de personas anónimas, existe garantía de que jamás ha habido compra de los órganos. Sin embargo, el riesgo de que haya habido compra y venta crece cuando el donante "no relacionado" conoce al receptor del órgano. "El asunto es la parte ética. Establecer cuando una donación se hace de buena fe o cuando hay dinero de por medio", aseveró Montero, al recalcar que comprador y vendedor cometen un delito.
"Es un delito comprar (un órgano). No se le puede decir a una persona ‘le compro su órgano' y aunque la persona haya dicho ‘si, está bien se lo vendo', eso es un delito. Es crimen organizado internacional", puntualizó.
Una meta es determinar si las redes internacionales "tienen contactos o han profundizado territorio nacional o territorio regional en Centroamérica", alertó.
El tráfico de órganos es una de las 23 modalidades del crimen organizado que operan en Centroamérica y es considerada como de alta intensidad y de un ámbito territorial transnacional, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Mayor regulación
De cada 100 trasplantes legales anuales en Costa Rica, 87 son en hospitales públicos y 13 en privados, informó Ileana Balmaceda, presidenta de la estatal Caja Costarricense del Seguro Social, en la apertura del encuentro. El médico costarricense César Gamboa, jefe de la Unidad de Atención Directa a las Personas del Ministerio de Salud de Costa Rica, admitió a EL UNIVERSAL que en este país "hace falta mejorar la gestión y regulación en donación y trasplantes".
Aunque se negó a culpar a los centros privados de salud y al turismo médico de prácticas irregulares, Gamboa descartó cualquier actuación ilegal en hospitales públicos. Los controles en centros privados, dijo, deben ser mayores, pues les interesa la "transparencia" y "se vea que Costa Rica tiene manejo ético" en donaciones y trasplantes.
El fiscal Abarca alegó que "somos turísticamente (un país) muy atractivo, con un desarrollo de la ciencia médica muy avanzado, comparativamente mucho más barato que en otras latitudes, con pobres controles migratorios, país de Tercer Mundo donde hay un índice de pobreza muy alto que representa todo un contexto idóneo para que organizaciones y personas dedicadas a este tipo de acción puedan desarrollar sus actividades".
Al preguntársele que si por ser Costa Rica una nación barata en turismo médico, en comparación con Estados Unidos, existe peligro de que la actividad ilegal del tráfico de órganos se pueda filtrar, respondió: "Sí.
Costa Rica está promocionada y reconocida mundialmente como un destino para turismo médico. En 2012 nos visitaron 48 mil turistas médicos y en promedio cada una de estas personas invierte o gasta en Costa Rica en procedimientos médicos 7 mil dólares".
Como país tercermundista e imán turístico, "me parece que no es irracional pensar que se puede estar filtrando la actividad ilícitamente de realizar procedimientos médicos concretamente trasplantes de manera ilegal", agregó Abarca, al confirmar que indagará lo sucedido con los israelíes, el costarricense y el nicaragüense y su nexo con situaciones similares.
Para contener el negocio ilícito, subrayó Abarca, todo "pasa por los controles" en hospitales y clínicas privadas.