Fallece Arnoldo Martínez Verdugo del PCM
LIDERAZGO. Arnoldo Martínez Verdugo fue un político pobre y forjador colectivo de la libertad en el México de mitad del siglo 20. En la segunda gráfica ilustra una de sus colaboraciones en EL UNIVERSAL. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
juan.arvizu@eluniversal.com.mx
Arnoldo Martínez Verdugo fue un político pobre y forjador colectivo de la libertad en el México de mitad del siglo 20. Estratega de la salida de los comunistas de la clandestinidad, de la construcción de fuerzas democráticas sindicales, agraristas y magisteriales, abrió el camino a las generaciones de la izquierda de las que vivió alejado en sus últimos años.
Es el último dirigente del Partido Comunista Mexicano (PCM), y falleció ayer a los 88 años.
Fue un hombre discreto, político de discurso social. Apenas en enero pasado fue homenajeado.
Se le considera de la talla de figuras como Valentín Campa. Fue un político de ideas indomables que sortearon la persecución de los aparatos del Estado, como la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Sumó su esfuerzo a la apertura de espacios de libertad de expresión, con su perspectiva socialista de los problemas mexicanos desde las páginas de EL UNIVERSAL, diario precursor en la difusión de las diversas ideas políticas en un régimen aún cerrado.
Martínez Verdugo, un estudioso de la política y de la ideas marxistas, tuvo la visión para plantear al régimen de José López Portillo un nuevo juego para las fuerzas políticas.
Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación, propuso una reforma política que reconocería la pluralidad política mexicana.
Los diálogos en Bucareli dieron como fruto las reglas del juego que llevaron a la Cámara de Diputados, en la 51 Legislatura, la representación plural del país. En la bancada que lideró en 1979, figuraban jóvenes que ganan su espacio en la vida pública, como José Woldenberg y Pablo Gómez.
En 1982, con el PCM transformado en Partido Socialista Unificado de México (PSUM), el estratega Martínez Verdugo fue un candidato presidencial con escasos recursos.
En 1988 apoyó la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas.
El hombre que fue obrero, que pensó en mejores condiciones para los asalariados y campesinos, que admiró los movimientos sociales, se retiró de los escenarios conforme empezaron a aparecer los políticos de izquierda en camionetas lujosas, rodeados por el poder.
Discreto hasta el final, como aquél día del 68 en que la policía allana las instalaciones del PCM y con brutalidad se lleva presos a los dirigentes, menos a él, un joven modesto, tranquilo.
—¿Usted quién es?—, preguntó el policía.
—Yo soy el secretario general...—, contestó Arnoldo Martínez Verdugo.
—¡Pínches gatos! ¡A la chingada!
Y nunca fue preso Martínez Verdugo, el hombre de las ideas revolucionarias.