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Casas de Cultura, educación artística de segunda

Sonia Sierra| El Universal
00:15Lunes 06 de mayo de 2013

En México existen más de mil 800 casas de cultura, que van de los espacios más importantes de ciertas ciudades a lugares de 50 metros cuadrados. (Casa de Cultura de Tlalpan). Archivo/ELUNIVERSAL

Bibliotecas, salas de conciertos y de exposiciones son algunas de las funciones de las casas de cultura. El DF es la entidad con el mayor número, 208. Le siguen Jalisco (157), Edomex (151), Puebla (130) y Michoacán (83). Archivo/ELUNIVERSAL

En contraste, las entidades con mejor número de casas de cultura son Colima (11), Tlaxcala, Nayarit y Durango, con 11. (En la imagen, una ofrenda del Día de Muertos en la Casa de Cultura de Tlaxcala.) Archivo/ELUNIVERSAL

La de Azcapotzalco es un referente cultural en la capital. Fundada en 1991, es uno de los espacios más conocidos por los habitantes de esa delegación y se imparten clases de guitarra, violín, piano, ballet y diversos tipos de danza. Además otorga becas a adultos mayores. Alma Rodríguez / EL UNIVERSAL

También la Reyes Heroles es emblemática de Coyoacán. Ahí las personas se aglomeran para obtener un lugar en alguno de sus talleres. Adrián Hernández / EL UNIVERSAL

En la Casa de Cultura de Morelia, fundada en 1978 en el ex convento del Carmen, hay de manera permanente dos mil 500 personas inscritas. En este lugar se desarrolla, con 74 niños, un programa de Iniciación Artística, con clases de música, danza, teatro y artes plásticas. Cortesía Casa de Cultura de Morelia

El propósito de la casa de cultura es acercar a la población a los lenguajes del arte, a la cultura y a la educación artística a través de talleres. (Imagen de la Casa de Cultura Jaime Sabines en San Ángel) Archivo/ELUNIVERSAL

Aunque hubo algunos intentos, fue en 1966 cuando se consolida el proyecto de la Casa de Cultura de Aguascalientes, con Víctor Sandoval al frente Archivo/ELUNIVERSAL

La Casa de la Cultura se encuentra en el centro de la delegacin y es referente histrico y geogrfi

EN AZCAPOTZALCO. La Casa de la Cultura se encuentra en el centro de la delegación y es referente histórico y geográfico para la comunidad . (Foto: ESPECIAL )

En el país hay más de mil 800 centros pero la mayoría carece de un programa formal

ssierra@eluniversal.com.mx

Para que su hijo adolescente asistiera a clases de teatro, María José consideró dos opciones: clases particulares en un centro teatral en donde por mes pagaría alrededor de dos mil pesos o talleres en la casa de cultura Jesús Reyes Heroles, de Coyoacán; en ésta última debía pagar una inscripción de aproximadamente $300 y el trimestre por $600. La diferencia de precios la llevó a optar por la segunda opción, pero la calidad de la oferta no la satisfizo ni a ella ni a su hijo: en la casa de cultura para los adolescentes había dos ofertas de clases de teatro, una los sábados junto a un grupo de adultos y, la otra, sábados y domingos en la mañana, con un grupo donde también había jóvenes, sólo que en ambos no había un programa de contenidos, actividades y montajes que era lo que buscaba el adolescente.

Y aunque no hay programas cualificados y vigilados, evaluación de la calidad de los maestros, y sí predomina la informalidad, las casas de cultura son la opción de aprendizaje artístico para miles en el país. A más de mil 800 asciende el número de éstas en México. Ahí se incluyen desde importantes centros culturales de grandes ciudades, hasta espacios de 50 metros cuadrados que son a la vez biblioteca, sala de conciertos y galería.

Hay casas de cultura como la de Azcapotzalco, en la ciudad de México, que es referente cultural, histórico y geográfico para los habitantes de esa zona del Distrito Federal; las hay como la Reyes Heroles, donde, en tiempos de inscripción a sus talleres, las personas se aglomeran. Hay casas como la de Morelia que tienen, de manera permanente, alrededor de dos mil 500 personas inscritas. Unas dependen de consejos estatales, otras de secretarías locales, otras de universidades.

Jorge S. Gutiérrez, subdirector general de Educación e Investigación Artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes explica que la situación de las casas es compleja y diversa. "En lo general, la casa de cultura es una instancia adecuada para acercarse a la población y acercar a la población a los lenguajes del arte, pero tiene que ser replanteada a fondo, tiene que acceder a nuevas manifestaciones, contar con recursos tecnológicos, renovar los discursos y que no sea el taller típico de teatro, plástica y danza porque la realidad va cambiando, los jóvenes tienen otras prácticas. Se tiene que replantear la visión de qué ofrecer a la población".

El modelo tradicional era casas de cultura, pero hoy se habla además de centros culturales, casas de arte, centros comunitarios o, en el DF, de Faros que operan más o menos en los mismos términos.

Si bien, en una primera época, las casas nacieron en el Instituto Nacional de Bellas Artes (en 1966 se consolida, tras varios intentos, en un proyecto desarrollado por Víctor Sandoval la Casa de la Cultura de Aguascalientes con docentes que enviaba el INBA), el manejo de éstas ha pasado a ser atribución de estados, municipios, delegaciones. A diferencia de ese proyecto inicial, la calidad de los maestros no es objeto de evaluación. No todas tienen presupuesto fijo; casi siempre operan con los recursos que se generaran desde los talleres libres.

Jorge S. Gutiérrez describe que el Sistema de Información Cultural (SIC) de Conaculta incluye más de mil 800 de muy diversa índole. Sin embargo, el SIC no reporta cuántos de los casi 2 mil 500 municipios mexicanos carecen de una casa de cultura.

Las casas buscan acercar al público a la cultura y a la educación artística, a una educación no profesional, a partir de talleres libres o talleres de arte. Lo que ha pasado es que mucha de esa labor se ha desvirtuado, afirma Gutiérrez.

"Muchas casas han empezado a confundir la labor específicamente artística con otras actividades que a lo mejor están cerca pero que no son su función. Eso incluye desde taller de yoga hasta de zumba, que pertenece más al ámbito deportivo. Algunas son excelentes, algunas perdieron su vocación, las hay que sólo son una casa con pocas condiciones".

En 2003 el Atlas de Infraestructura Cultural de México dio cuenta de mil 592 casas de la cultura. En 2010, el nuevo Atlas... reportó un aumento de 123 espacios; se llegó a las mil 715. Según este Atlas el mayor número de casas se encuentra en el Distrito Federal con 208, le siguen Jalisco con 157, el estado de México con 151, Puebla con 130 y Michoacán con 83; las entidades con un número más bajo de espacios de estos son Colima con 11, y Tlaxcala, Nayarit y Durango con 12 cada uno.

Modelos diversos

Fundada en 1978, la casa de cultura de Morelia se ubica en el Ex-convento del Carmen.

"Tenemos una gran demanda, con 2 mil 500 alumnos inscritos y ofertamos 125 talleres, para públicos diversos, adultos mayores, adultos, niños, adolescentes", explica la directora Marta Leticia López Luna, en entrevista telefónica.

En esta casa los participantes en los talleres libres pagan $50 por inscripción, y de manera trimestral se cobran $250 (70% del dinero es para pago a los maestros y 30% para mantenimiento). La ventaja de esta casa, a diferencia de muchas otras de México, es que tiene 23 maestros de base, adicionalmente tiene un presupuesto específico de 250 mil pesos al año; es una cifra baja, pero casi ninguna en el DF, por ejemplo, tiene un presupuesto específico de operación, sino que dependen totalmente del área de Educación y Cultura delegacional.

La de Morelia en muchos sentidos es excepcional, por ejemplo, tiene un sitio web exclusivo para toda sus talleres: http://www.casaculturamorelia.org/ Fundada en 1991, la Casa de la Cultura de Azcapotzalco, en el DF., es de los espacios más conocidos de esta delegación. El director, Javier Gutiérrez Ruvalcaba describe que la principal actividad son los talleres: guitarra popular, eléctrica, clásica, violín, canto, piano, ballet clásico, polinesia, danza contemporánea, árabe, africana, teatro, oratoria, yoga, jazz, japonés, ajedrez, nahuatl, inglés, escultura en madera, alebrije, pintura, dibujo...

¿Qué capacitación tienen los maestros que ofrecen estos talleres? Javier Gutiérrez dice que a quienes ofrecen brindar un taller se les pide su curriculum y, al público, se le da una constancia de que tomó el taller.

Al año, cerca de cinco mil personas participan en los talleres de esta casa en Azcapotzalco. El dinero que pagan se destina aquí, en parte a pagar, los maestros y lo demás a mantenimiento del edificio. "Siempre operamos en cero, el presupuesto se asigna desde la dirección de Educación y Cultura".

Hacia un nuevo modelo

A través de las Escuelas de Iniciación Artística Asociada, el INBA ha desarrollado un modelo para brindar a las casas de cultura una estructura que cumpla de una manera más formal con esta iniciación en las artes. Jorge S. Gutiérrez detalla que "se trata de darles un orden, con un plan de estudios estructurado si bien no es formal y no es escolarizado, tampoco es un taller, y sí es estructurado".

Hoy este programa se realiza en 28 casas de cultura del país y la meta en 2013 es llegar a 60. Opera así: un grupo de alumnos, niños, toman clases en las áreas de música, danza, artes plásticas y teatro, dos veces por semana.

"Las Escuelas de Iniciación Artística Asociada pasan por un proceso de revisión, se trata de que la casa cumpla con una serie de requisitos, en sus salones por ejemplo, y que cuenten con los maestros indicados. El INBA capacita a esos maestros y entrega guías de trabajo, y el municipio se encarga de mantener el edificio y de pagar la planta docente; la operación cotidiana de la casa sigue dependiendo de los municipios. Hay dos finalidades: acercarlos al arte y detectar posibles talentos, vocaciones, para que luego transiten a escuelas formales".

Con 74 niños, la Casa de Cultura de Morelia es una de las que operan en este programa de Iniciación Artística Asociada, cuya duración es de tres años.

Este sistema tiene dos años de haberse creado y se plantea como una alternativa ante la falta de claridad y profesionalización en las casas de cultura. Sin embargo, sólo se realiza con los niños que estudian bajo el programa de escuelas asociadas, el resto de talleres de cada casa sigue siendo libre. Jorge S. Gutiérrez dice: "hay gente que lo hace de buena fe, pero no hay olvidar que la casa de cultura tiene una responsabilidad que respetar y mantener para con el niño y con el adulto".



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