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En cinco años se crearon en México una tercera parte de las licenciaturas, especialidades y maestrías en escuelas privadas relacionadas con la criminalística y la mitad de las opciones en materia de seguridad, revelan estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Pero antes de atribuirlo al fenómeno de violencia e inseguridad en el país, la dependencia plantea que es parte de una “tendencia de creciente profesionalización (de las fuerzas policiacas y de seguridad) difundida, incluso, hasta en series televisivas”.

Se trata de asignaturas como criminalística, ciencias forenses, seguridad pública y seguridad computacional impartidas en escuelas, universidades, centros o institutos privados instalados en todo el país, que abrieron sus puertas en el contexto de la estrategia emprendida por el gobierno federal contra la delincuencia organizada y el narcotráfico.

La base de datos del Registro de Validez Oficial de la SEP reporta que en México tienen autorización 65 opciones de nivel superior en la especialidad de criminalística y 85 en alguna área relacionada con la seguridad.

Una tercera parte de las licenciaturas o ingenierías vinculadas con la criminología (20 de 60) y la mitad de las de seguridad (42 de 84) solicitaron su apertura en los recientes cinco años.

El Distrito Federal y el Estado de México son las entidades donde instituciones de educación superior privadas han solicitado a la SEP abrir un mayor número de opciones de formación de profesionales para combatir la inseguridad.

Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario de Educación Superior, asegura que “sí, que en los últimos años, efectivamente han surgido programas” de licenciatura y posgrados en especialidades dirigidas a atender el fenómeno de violencia y la inseguridad.

El funcionario pone en duda que “se deba a los fenómenos que hemos visto emerger en los últimos años”. “Creo que es un asunto de percepciones y no le podría dar una respuesta directa de qué tanto se adhiere a eso o se determina por eso, pero es claro que esto es una preocupación nacional”, asegura.

Las instituciones, describe, reflejan esa preocupación y buscan incorporar en su quehacer la inquietud que surge en la sociedad.

“En los meses y años previos, por ejemplo, todas las pruebas de confianza del personal de seguridad desencadenaron necesidades específicas, como la de contar con poligrafistas” o forenses, detalla.

Afirma que son los datos los que pueden “ayudar a precisar que tan importante es ese aparente boom, si es que existe, del surgimiento de programas. Si el surgimiento de programas ha crecido gradualmente y no de manera explosiva o si en realidad, en buena medida, está asociado quizá a los procesos previos de profesionalización y de crecimiento de éstos”.

La esfera pública

En el sistema público, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) fue la primera institución en incorporar los estudios de criminología a nivel de licenciatura. Su importancia llevo en 1974 a establecer la Facultad de Derecho y Criminología.

José Luis Prado, director de la facultad, señala que hasta hace un par de años había 11 escuelas o dependencias de educación superior públicas que ofrecían carreras afines a la seguridad y cinco en que se formaban especialistas en criminología.

A partir del incremento en la violencia, esa facultad presenta una creciente demanda de jóvenes en la carrera de criminalística. El incremento en los dos últimos años, dice Prado, ha sido de poco más de 40%.

Rafael López Castañares, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, señala que lo que reporta la agrupación es la apertura de posgrados, especialidades o diplomados, maestrías y doctorados, relacionados con el área de seguridad en las universidades públicas.

El rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Mario García Valdez, explicó que hasta ahora las universidades sólo habían desarrollado cursos complementarios, debido a que las fuerzas de seguridad se formaban y capacitaban en las áreas que el mismo Estado había diseñado. “Nosotros no conocemos de tácticas policiacas, ni uso de armas, ni de explosivos. Están en el ámbito de una academia o de centro de alto nivel de las propias policías”, señala.

El también coordinador de la Comisión de Seguridad de rectores de las universidades públicas consideró que corresponde a la sociedad y a las autoridades vigilar que la oferta privada en temas de seguridad garanticen la calidad en la formación de los profesionales y no que sólo se abran como alternativas en las que “hay gente que quiera aprovechar esta oportunidad”.