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Toma de posesión: Michelle, franca y glamorosa

Verónica Rosas González| El Universal
00:12Martes 20 de enero de 2009
La prioridad de Michelle son sus hijas, cuya privacidad ha protegido lo más posible; de su papel como primera dama, alguna vez dijo que de llegar a ese lugar se ocuparía de los asuntos relativos a las mujeres y la familia

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Proviene de una familia trabajadora de Chicago, estudió en las mejores universidades de su país, es abogada, tiene 44 años y dos hijas. Michelle LaVaughn Robinson es la esposa de quien hoy asume como presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y junto con él ha hecho historia, pues nunca antes la Casa Blanca albergó a una primera dama afroestadounidense.

Desde que apareció en el escenario, Michelle llamó la atención por su imagen fuerte y decidida; creció en el lado sur del Chicago dividido de los años 60 y desde joven ha luchado por reinvindicar los derechos de los negros. Graduada en leyes en Harvard, comenzó practicando el derecho corporativo. Pero lo dejó para unirse a la Universidad de Chicago.

Su estilo es franco; suele decir lo que piensa, aunque a veces eso le cause algunos problemas, como cuando en febrero pasado, dijo que “por primera vez en mi vida adulta estoy realmente orgullosa de mi país y no sólo porque Barack lo ha hecho bien, sino porque creo que la gente está hambrienta de cambio”. En varios blogs fue duramente criticada por su falta de patriotismo, al no sentirse orgullosa de EU sino hasta este momento de su vida. En diciembre de 2007, la revista Vanity Fair la describió como una mujer que se las arregla para “parecer tan terrenal como cualquier otra soccer mom y tan glamorosa como una modelo, mientras infunde respeto incluso antes de empezar a hablar”. El año pasado, esa misma revista y People la incluyeron en sus listas de las mejor vestidas. Sabe arrancar el entusiasmo de la gente cuando habla; no suele apegarse a los discursos, pero con el tiempo ha aprendido a no hablar de más. Como dijo The New York Times, es “nueva pero ya no es novata”.

La prioridad de Michelle son sus hijas, cuya privacidad ha protegido lo más posible; de su papel como primera dama, alguna vez dijo que de llegar a ese lugar se ocuparía de los asuntos relativos a las mujeres y la familia.

Con el tiempo se verá qué clase de primera dama elige ser Michelle, aunque es casi seguro que no será del tipo que sólo hornea galletas.



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