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Testimonio: Parecía la guerra tras la caída del avión

Alejandro Alemán / Testimonio ciudadano| El Universal
00:41Ciudad de México | Miércoles 05 de noviembre de 2008
A las 18:40 horas, en las oficinas de Reforma a la altura del Periférico, se sintió un temblor. Como si los edificios fueran alzados del suelo y de inmediato soltados en caída libre. La luz falló, el internet se fue. Pero llegó el pánico

6:40 de la noche.

A esa hora, en las oficinas del derredor se sintió un temblor. Como si los edificios fueran alzados del suelo y de inmediato soltados en caída libre. La luz falló, el internet (siempre útil, siempre frágil en momentos de crisis) se fue. Pero llegó el pánico. "¡Está temblando!", todos los oficinistas corren a las escaleras. No hay más movimientos de tierra, pero una memoria de muchos temblores y tragedias asociadas a ellos nos persigue, nos hace correr, hace a muchas y muchos entrar en pánico.

Se ve una gran humareda, la calle de Pedregal, famosa por el banco cercano, por el gimnasio donde las ejecutivas acuden por las tardes a sus clases de pilates, por sus viene viene y por sus puestos de tacos (comedero de los oficinistas de la zona), en menos de un minuto se envuelve en fuego. La gente que camina alrededor no sabe que hacer, voltea, siente el calor en la cara, el calor te hace correr, te hace gritar. Las mujeres caen de sus tacones, el ruido de cables, tanques de gasolina, vidrios rompiéndose inundan el ambiente.

Parece la guerra. De inmediato, coches, puestos y gente arden en un fuego que, según los primeros testigos, cayó del cielo. ‘Será un helicóptero' suponen las primeras teorías. La zona es paso de ellos y no sería la primera vez que esto sucede. De los edificios aledaños a la explosión sale a raudal la gente, llorosa, en pánico. Una mujer cuenta entre lágrimas: "Mi oficina da a la calle donde cayó, no lo ví por que le estaba dando la espalda, sólo sentí el golpe y luego el calor, pensé que nos incendiaríamos todos".

Desde la calle la gente saca sus celulares -siempre útiles, siempre frágiles en momentos de crisis- e intentan marcar, pocos tienen éxito. Pero los celulares de ahora, son más que simples teléfonos, un grupo que poco a poco crece en número, comienza a filmar las llamas, los autos incendiados, los pedazos de metal en el piso. Los curiosos poco a poco se acercan al fuego, más y más restos de metal retorcido aparecen en la calle.

Luego el terror, el piso se pinta de rojo y no solo eso, restos de carne humana, quemada, yace en el piso. El morbo celular se torna de inmediato, sin quererlo, en nota roja. De entre las llamas sale un hombre, con el rostro, las piernas, la espalda quemada, aún puede caminar, pide ayuda, los del celular dejan sus aparatos, gritan "¡una ambulancia!". Pero esas aún no llegaban. Esta zona es usual que se vuelve un estacionamiento a esta hora, hoy es literalmente un caos.

De entre los autos calcinados, uno yace semidestruido en la calle de Monte Pelvoux. La cajuela trasera del auto ya no existe, la parte frontal tiene los cristales rotos, la puerta quedó abierta y una marca de sangre sale desde el asiento del conductor. Al parecer la persona que lo manejaba apenas salvó la vida. Un semáforo más, un bache más, o un peatón más en su camino y probablemente hubiera corrido la misma suerte de los autos de atrás suyo.

Poco a poco llega la policía, poco a poco más gente toma el registro. Muchos huyen de la zona despavoridos, el tráfico ya es imposible, Periférico y Reforma son un caos, la gente en el metro Auditorio no sabe si abordarlo o no. El miedo los invade, los paraliza, los hace preguntar: ¿Qué pasó?, ¿qué pasó?

Comienza a fluir la noticia. No fue una fuga de gas, no fue un helicóptero, fue un jet, un avión. Pero no fue cualquier avión. El ejército llega, las ambulancias parten con heridos, quemados, gente en crisis nerviosa. La noticia es triste, otro tipo de miedo invade, el miedo nos hace preguntar: ¿Qué pasó?, ¿por qué?

http://qik.com/video/525421 (video tomado desde el lugar)



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