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Una comerciante mexicana gana juicio a Coca-Cola

EL UNIVERSAL| El Universal
Ciudad de México | Lunes 08 de septiembre de 2008
Aún falta el periodo de apelaciones. Le prohibían vender Big Cola en su tiendita; el monto total de la multa asciende a 68 millones de dólares

Publicada el miércoles 16 de noviembre de 2005 en EL UNIVERSAL

México ha impuesto a la empresa estadounidense Coca Cola 68 millones de dólares en multas las mayores de su historia por la ley antimonopolios como resultado de una demanda presentada por una comerciante harta de que los embotelladores de ese refresco le dijeran lo que podía hacer o no en su tienda ubicada en la delegación Iztapalapa de esta capital.

Si bien su tienda es pequeña, la victoria de Raquel Chávez no lo es.

Las multas una de 15 millones de dólares y otra de 53 millones no se anunciarán formalmente mientras no concluya el periodo obligatorio de apelaciones, pero los reguladores oficiales y un representante de la Coca Cola confirmaron esas cifras.

Chávez, de 49 años, ni siquiera pensaba ganar la batalla legal cuando un distribuidor de la Coca Cola le prohibió que vendiese Big Cola, una marca que llegó procedente de Perú, o de lo contrario se arriesgaba a perder el suministro del refresco estadounidense.

"El servicio no me lo puede quitar, les dije. Eso es anticonstitucional", comentó Chávez. "Yo no sabía si de veras era anticonstitucional pero de todas maneras se lo dije", acotó.

Por su parte, Coca Cola desmintió que sus prácticas comerciales fuesen monopólicas. "Hemos utilizado el proceso de apelaciones que nos corresponde para presentar el argumento de que nuestras prácticas comerciales cumplen con las leyes de competencia de México", dijo el vocero Charley Sutlive.

Las ventas de Coca Cola abarcan 70 por ciento del mercado de refrescos en México y todas las tiendas de comestibles venden esa marca.

Chávez declaró que resiente que se le diga lo que puede vender o no en su establecimiento. "Aquí ustedes no mandan", dijo Chávez a los representantes de la Coca Cola. "En mi tienda yo mando".

En el 2003, los clientes de su tienda, llamada "La Racha", comenzaron a pedirle que les vendiese Big Cola, un refresco importado que comenzó a penetrar en el mercado de refrescos debido a sus precios más bajos.

No obstante, los representantes de la bebida estadounidense quisieron prohibirle que vendiese el producto peruano, pero Chávez se negó.

"Yo me siento como un ciudadano que exige sus derechos y no se deja pisotear", puntualizó.

 



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