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Una rebelión de senadores contra su coordinador fue uno de los reclamos que Germán Martínez Cázares, presidente del PAN, hizo a Santiago Creel el pasado 5 de junio, al informarle que estaba decidido su cese al frente de la coordinación panista en el Senado.

Además, Martínez esgrimió un mal manejo de la reforma energética y la mala relación de Creel con las televisoras, la cual limitaba la defensa de la reforma en los medios de comunicación, para sustentar la caída del ex secretario de Gobernación.

Creel no admitió los reclamos; se plegó a la decisión que le comunicaba el presidente de su partido, con facultades estatutarias para removerlo.

Testimonios de legisladores, que conocieron de primera mano las razones del presidente del PAN, permitieron a EL UNIVERSAL reconstruir la historia.

Al día siguiente de la destitución, el 10 de junio, Martínez citó a una reunión urgente a los senadores panistas. No fueron todos; ninguno, afirman las fuentes presentes, se lanzó contra Creel. O nadie se atrevió, dicen otros.

Una fuente legislativa del norte del país asegura que el argumento de la sedición es falso; pero en el equipo de Martínez sostienen que la bronca iba en serio: hubo senadores que se quejaron y no hubo manera de defender a Creel.

El círculo del líder panista desecha la presión de las televisoras, aunque integrantes de la cúpula ven en la decisión un guiño del gobierno. Para algunos legisladores, la razón verdadera es la búsqueda de un chivo expiatorio para la reforma energética: si no sale, dirán que no se pudo por Creel; si sale, porque la rescatamos.

Con la caída de Santiago Creel, aseguran senadores, se responsabiliza a un alto panista de los errores que están cometiendo en la operación política sobre la reforma energética. Pero añaden, las decisiones no las tomó Creel en soledad.