La “casa de piedra” que utilizaba una célula del cártel Arellano Félix fue construida como una pequeña fortaleza para resistir balaceras, reveló una fuente de la Secretaría de Seguridad Pública federal, al describir el domicilio desde donde sicarios se enfrentaron a balazos con soldados y policías el jueves pasado.

En el exterior sólo los vidrios rotos de ventanas y puertas evidencian la jornada de violencia.

Adentro, el olor a pólvora, cristales pulverizados y vestigios de gas lacrimógeno que persisten anteceden al impacto que provoca la visión de sangre y restos de masa encefálica de quienes cayeron en la balacera que duró más de tres horas.

Una de las habitaciones, de unos 5 por 7 metros, guarda la imagen más cruenta: una alfombra gris empapada de sangre, en un extremo una veladora encendida que supuestamente dejaron los sicarios y que la Policía Federal respetó.

Ahí fue donde se localizaron seis cuerpos con los ojos vendados, amordazados y con el tiro de gracia.

Los cuerpos de quienes fueron ejecutados durante el enfrentamiento estaban envueltos en cobijas que permanecen en el lugar, también empapadas de sangre, de las que emana un fuerte olor a descomposición que no deja olvidar lo que ocurrió.

Ninguno de los policías federales que resguardan la finca, ubicada en la calle Agua Prieta del fraccionamiento Cortés, sabe quién encendió la vela con la imagen de la Virgen de Guadalupe, pero la respetan.

En la habitación se aprecian vendas que se presume eran utilizadas para maniatar víctimas, además cinta adhesiva gris, guantes y otros objetos.

Un par de zapatos casi nuevos en el clóset vacío, crema facial y polvo desodorante para pies “desentonan” con el escenario, junto con varios tomos de una enciclopedia visual.

En otra parte de la casa, una cúpula de unos tres metros de diámetro que se ubica en la parte más alta de la construcción y uno de los cuartos principales que dan a la calle están llenos de ventanas, pero los gruesos muros, construidos con ladrillos de piedra pegados horizontalmente, permitieron ocultarse a tres hombres que lograron mantener a raya a más de 300 soldados y policías.

Había francotiradores en puntos estratégicos, por eso el enfrentamiento se prolongó casi tres horas, explicó la fuente informativa.

En la parte posterior de la finca hay un patio con piso de tierra que fue removido por las autoridades, sin encontrar nada que sirviera para la averiguación.

La casa, de tres niveles y con más de diez habitaciones, está sin muebles. Los ocupantes tenían unos cuantos objetos para su uso.

Hasta el momento, las autoridades han mantenido hermetismo sobre las investigaciones en torno al propietario o constructor de la vivienda.

Como si fuera atractivo turístico

En la calle, la fachada de la "casa de piedra" o "la cúpula" sigue siendo un atractivo para propios y extraños.

Los vecinos casi se acostumbraron al movimiento y expectación que causó el lugar luego del enfrentamiento del jueves 17 de enero, pero no quienes se trasladan de colonias alejadas para observar el escenario del hecho más violento que recuerdan hayan ocurrido en Tijuana.

fml