A más de siete décadas de haber surgido la corriente pictórica del "Muralismo Mexicano" , México no ha dado grandes exponentes como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, aseguró la periodista, escritora, museógrafa y crítica de arte, Raquel Tibol.

"Hoy hay jóvenes que se dicen continuadores del muralismo mexicano, para ser un continuador, tendrían que tener la inhibición de Rivera, el temperamento expresionista de Clemente Orozco, el sentido experimental y profundo de Siqueiros y la capacidad de creativa y vanguardista de Rufino Tamayo.

"A la fecha no conozco a ninguno de 'estos' muralistas que se dicen son continuadores del muralismo, ni si quiera los Fridos, esos son otra cosa. El único rescatable de los Fridos es Arturo Estrada, los demás pueden pasar a la noche del olvido", subrayó.

Tibol señaló lo anterior al participar en una charla titulada " Las Mujeres en el Arte ", que ofreció como parte de las actividades de la Feria del Libro del Zócalo de la Ciudad de México, que ayer llego a su fin.

La polémica crítica de arte recordó que el muralismo mexicano fue promovido por José Vasconcelos, secretario de Educación pública, durante el mandato del general Alvaro Obregón (1920-24) finalizando la década de 1920.

Afirmó que fue éste (Vasconcelos) quien puso a la disposición de los artistas el espacio mural de los edificios públicos, como parte de una política de educación popular en pro de reforzar el conocimiento de la historia revolucionaria.

Por espacio de 60 minutos, la especialista destacó la vida y obra de Diego Rivera y Frida Khalo.

Ante cerca de 50 personas, leyó algunas líneas de su libro " Escrituras. Frida Kahlo ", en el que destaca la pintura, la personalidad de Khalo, y en el que además se reúnen algunos escritos de quien fuera considerada una de las grandes exponentes del autorretrato en México.

Dijo que tanto Khalo, como Rivera fueron personajes muy complejos, tan es así que Diego le pidió el divorcio a Frida en 1939, para participar junto con David Alfaro Siquerios en el asalto a la casa de León Trotsky el día 24 de mayo de 1940.

" Diego le pidió el divorcio porque se iba a complicar con Siquerios en el asalto a León Trotsky. No quería implicar a Frida, de modo que le pidió el divorcio ", dijo.

Sostuvo que a pesar del divorcio de la pareja, Diego y Frida permanecieron en contacto. En septiembre de 1940, Frida fue internada en el hospital Saint Luke, de San Francisco, en los Estados Unidos, mientras Diego permanecía atento a su estado de salud.

Meses más tarde, en diciembre del mismo año, ambos volvieron a contraer nupcias por segunda vez. "Se casaron de nueva cuenta, pero hicieron una promesa, que no volverían a tener relaciones maritales", dijo. De igual manera, afirmó que a principios de 1941, poco antes de la muerte de Guillermo Kahlo, padre de Frida, el matrimonio Rivera regresó a México y se estableció en la Casa Azul, aunque Diego siguió conservando su recámara en San Angel. Dio a conocer que una vez que se volvieron a casar por segunda ocasión, surgió en ellos un amor de mucha " profundidad ". " Fue entonces cuando Frida entendió que podía darle vuelta a la tortilla y adoptó a Diego espiritualmente como un hijo. De hecho podemos ver algunos cuadros como 'El Abrazo de Amor del Universo, la Tierra, Diego, Yo y el Sr. Xolotl' realizado 1949, donde la pintora describe a Diego como un bebé, en los brazos de Frida " expresó. Por otra parte, la especialista se refirió además al mural de Rivera, " Pesadilla de guerra, sueño de paz ", una pieza pintada en 1952 con imágenes de José Stalin y Mao Tse Tung, en franca crítica al capitalismo representado por Francia, Inglaterra y Estados Unidos, y que posteriormente el pintor regaló al gobierno de China, sin que se conozca su ubicación actual. Tibol recordó además que desde 1935, Rivera y Kahlo abrigaron la idea tanto de convertir la Casa Azul en museo, como de crear un espacio para resguardar la colección prehispánica de Diego. A la muerte de Frida Kahlo, según la crítica de arte, Rivera formó un fideicomiso con el Banco de México, a través del cual legó muebles e inmuebles, obras de arte y diversos objetos. Fue así como se creó el Museo Frida Kahlo, conocido como la Casa Azul, y el Museo Diego Rivera Anahuacalli. En este último, cuya primera museografía corrió a cargo de Calor Pellicer, se exhiben cerca de 59 mil piezas de arte prehispánico que Rivera coleccionó a lo largo de su vida. Menciono que en el Anahuacalli, Diego buscaba crear una " Ciudad de las Artes", donde se integraran y convivieran arquitectura, música, teatro, danza y artesanía. Con este fin, Diego proyectó en la explanada del museo un gran teatro al aire libre, una galería y un espacio para talleres y conferencias.