La poesía salió a las calles. El Zócalo fue testigo de la invasión. Desde las ocho de la mañana de este jueves se colocó un enorme pliego de papel que atravesó la plancha con la intención de ejercer un espacio de creación colectiva, en el que cualquiera estaba invitado a escribir un fragmento del poema gigante.

La gente se acercó desde un primer momento, así participaban escribiendo. El poeta español Miguel Ángel Arenas Haro fue el creador de esta intervención y organizó el evento con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal.

El poema empezó con un verso de Miguel Ángel Arenas: “Esta ciudad tiene una voz escondida en la garganta / un son de paz y mundo”. Así, en aproximadamente cada medio metro, se empezaban a plasmar pensamientos a forma de verso. Poco a poco, se fue llenando esa línea que interrumpía el paso de los transeúntes, mismos que, al ver su camino truncado, brincaban con cuidado el poema o se unían a escribir un poco de camino al trabajo.

La participación de la gente no cesaba, durante las seis horas en las que se llevó la creación del poema gigante, hubo participación activa en la escritura, además de los curiosos que se acercaban a ver qué era lo que estaba invadiendo el zócalo.

La línea temática del poema tuvo que ver con el amor a la ciudad, a la patria y a la búsqueda de la paz. No faltaron las faltas de ortografía e incluso la ayuda de los observadores cuando a algún sujeto se le escapaba la inspiración.

El texto escrito en la Plaza de la Constitución se podrá encontrar en internet, también existe el proyecto de publicar una edición que incluya a México, además de los próximos poemas gigantes en Nueva York, Madrid, Oslo y Túnez.

Arenas menciona que le costó trabajo idear el nombre, pero se quedó con “poema gigante” porque siente que es cercano a la gente, además de que el poeta afirma que el Zócalo se convirtió en una cuartilla y su línea de papel fue un renglón.

Al preguntarle a Primavera Ayala, una estudiante de preparatoria de 17 años, por la razón que quería escribir y participar, contestó que “al escribir lo que se siente, se puede cambiar la manera de pensar”.

El poeta español cree que la poesía está en la gente y que ésta tiene muchísimo que aportar. Con este proyecto quería demostrar que la poesía es una herramienta de expresión cercana a los seres humanos e incluso capaz de movilizar a nivel social.

El papel pegado en el piso dejó de estar en blanco y se llenó completamente a las 3 de la tarde. Leticia Luna fue la encargada de dotar al poema gigante de sus últimos versos, mientras que Arenas sólo escribió “Continuará”.