La ejecución de dos hombres la madrugada del lunes en la agencia funeraria Gayosso, de la colonia Del Valle, podría haber sido un ataque contra el cártel de los hermanos Arellano Félix, pues el niño que fue velado en el lugar era nieto de Miguel Ángel Félix Gallardo, quien fue considerado por la PGR como el primer jefe del narcotráfico en México.

Con estos dos asesinatos ascendió a 72 el número de personas ejecutadas en el año en la capital del país.

El cuerpo del menor, quien murió ahogado en un pozo durante una fiesta en Puebla, era velado en la agencia funeraria, cuando Jorge Murillo y Abel Mario García Ayón salieron al estacionamiento. Ahí fueron ejecutados por dos sicarios que usaron una subametralladora con silenciador.

El fiscal de Homicidios, Gustavo Salas, informó que ayer se localizó un vehículo Golf color negro, en el que presuntamente escaparon los asesinos, en las calles Tlacoquemécatl y Gabriel Mancera, a unos metros de la agencia funeraria.

Miguel Angel Félix es tío de Benjamín Arellano Félix y a principios de los años 80, dominaba la plaza de Guadalajara, Jalisco. Actualmente está preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano (antes La Palma).

Una vez preso Félix Gallardo, los Arellano “heredaron” la plaza de Tijuana, pero también sus enemigos, entre ellos Héctor El Güero Palma y Joaquín El Chapo Guzmán.

Los Arellano Félix saltaron a la escena nacional en 1992 cuando un grupo armado enviado por El Güero Palma y El Chapo Guzmán, intentó asesinarlos en Puerto Vallarta.

Según la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), el grupo de los Arellano “es la organización más poderosa, violenta y agresiva de todos los cárteles del mundo”. Mueven cocaína, heroína, anfetaminas, metanfetamina y efedrina en Baja California, Sinaloa, Sonora, Jalisco, Tamaulipas y varias ciudades de EU.

Fuentes federales confirmaron a este diario que el niño que era velado en Gayosso era nieto de Félix Gallardo, pero aclararon que hasta el momento la investigación se centraba sólo en aclarar el homicidio.

La PGJDF informó que los ejecutados eran originarios de Culiacán, Sinaloa y radicaban en Guadalajara.

Por otra parte, Gustavo Salas, fiscal de homicidios de la PGJDF dijo que el vehículo abandonado en Tlacoquemécatl y Gabriel Mancera, en la colonia del Valle, a metros de la agencia funeraria no tiene reporte de robo, por lo que buscan al propietario, conforme a la información en el tarjetón.

Salas indicó que el auto corresponde a las características que proporcionó el testigo que observó cuando los dos sicarios ingresaron al estacionamiento de la funeraria. Explicó que cuatro sujetos esperaban afuera, y escaparon en el vehículo.

El procurador capitalino, Rodolfo Félix Cárdenas, refirió que el lunes declararon dos testigos, entre ellos el vigilante de la funeraria, quien tuvo una breve conversación con los asesinos. Agregó que la PGJDF realizará las investigaciones y peritajes y que por ahora no ha sido solicitado por la Procuraduría General de la República.