El arqueólogo mexicano Arturo Pascual Soto presentó el trabajo de investigación "El Tajín: en busca de los orígenes de una civilización" , centro urbano y cosmopolita del oriente mesoamericano donde se desarrolló la cultura totonaca y el cual tuvo influencia teotihuacana.

El especialista esclareció los orígenes de dicha cultura establecida en Veracruz y de la que aún subsisten importantes estructuras como la "Pirámide los Nichos" o "El edificio de las columnas".

Explicó que la ciudad veracruzana debió haber pertenecido a un conjunto de comunidades en competencia por el acceso a rutas comerciales y los recursos naturales, y que en ese periodo de ajuste tras la caída de Teotihuacan, se dio el esplendor de EL Tajín, como cabecera de la región, por lo menos 400 años antes de lo que se creía.

"Tenemos evidencias de que los antiguos pobladores llevaban a cabo sacrificios y decapitaban a los prisioneros, seguramente personas ilustres de otras regiones que, gracias a la reconstrucción facial, sabemos que se trataba de jóvenes entre 18 a 20 años de dientes limados y bien arreglados".

Pascual Soto consideró que esta evidencia es una prueba más de la influencia teotihuacana en la zona, al referir que incluso los pobladores de El Tajín, tomaron un modelo de culto y religiosidad a imitación de los que había en Teotihuacan.

La ciudad prehispánica de El Tajín, en Veracruz, tuvo su origen hacia el año 200 después de Cristo, unos 400 años antes de lo que tradicionalmente se creía, señaló el arqueólogo mexicano, autor del libro "El Tajín: en busca de los orígenes de una civilización" , presentado la víspera.

En entrevista, el especialista dijo que tras diez años de trabajo en la zona, los resultados colocan a la ciudad (considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ) en su periodo de esplendor, tras la caída de Teotihuacan.

Durante más de 50 años, precisó, "se creía que los orígenes de esta civilización eran tan recientes como el año 600, fecha en la que se pensaba que El Tajín tendría un aspecto aldeano.

Esta creencia tenía falta de correspondencia con el comportamiento natural que tuvo Mesoamérica, expuso Pascual Soto, después de la desaparición de la llamada " Ciudad de los Dioses ".

Para el arqueólogo, actual director del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM y ex director de la zona arqueológica veracruzana, El Tajín debió haber formado parte de las rutas comerciales que se establecieron en el oriente de Mesoamérica, confirmado por la presencia de materiales teotihuacanos.

Justo para el 600 de nuestra era, dijo, " es cuando Teotihuacan, la gran urbe de Mesoamérica, ya mostraba fallas importantes en el sistema económico e incluso conflictos sociales, por lo que es difícil entender que El Tajín hubiera escapado de esta repercusión del modelo cultural teotihuacano ".

En su libro, coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el IIE y Fomento Cultural Banamex, el investigador presenta los resultados de la compleja estratigrafía de la zona, los procesos de construcción y cómo la cultura totonaca fue ganando terreno e incluso los rituales que ahí se llevaban a cabo.

Expresó que el valor del texto radica en que se ha repuesto una parte desconocida de esta civilización y ubicado su origen en el clásico temprano, mucho antes del año 600 después de Cristo".

Durante la presentación del libro, realizada en el Palacio de Iturbide de esta ciudad, estuvieron presentes Nahum Noguera, Director del Sitio Arqueológico de El Tajín, Jeffrey Wilkerson quien pertenece al Instituto para la Ecología Cultural de los Trópicos y Felipe Solís, director del Museo Nacional de Antropología.

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