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El más "buzo" de la UNAM

Nurit Martínez| El Universal
Sábado 19 de abril de 2003
Rodrigo Cerda, quien tuvo la mejor calificación en el examen de ingreso, confía en obtener un buen empleo. Espera encontrar en la Universidad una veta contra la ignorancia

Tener el primer lugar en el examen de ingreso a la licenciatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de entre 80 mil jóvenes, con 112 aciertos de 120 posibles, ha cambiado al joven Agni Rodrigo Cerda Mendoza, le ha dado mayor confianza de una decisión de vida y profesión que cambio en tan sólo unos segundos frente a la ventanilla de registro, sin consultar a nadie, sólo pensando que tendrá mejores oportunidades de encontrar un empleo bien remunerado dentro de cuatro años.

Y es que Rodrigo, como le llaman en familia, abandonó en la ventanilla de registro su ilusión de estudiar filosofía o ser matemático como su papá, para buscar un lugar dentro de la actuaría.

Rodrigo es el primogénito de una familia de clase media y con seis integrantes que habitan en la zona de Lomas Verdes, al norte de la ciudad de México. Este joven delgado y espigado, quien truncó su carrera de futbolista en la escuela del Necaxa al lesionarse un tobillo y nunca lograr su recuperación total, asegura que previo a su registro había platicado con sus papás sobre la decisión que tomaría.

"Sin que hubiera una sugerencia clara de que estudiara la carrera de mi papá (Ramón Cerda), yo me había inclinado por matemáticas porque creo que soy bueno para ello, pero estaba indeciso con filosofía que también me gusta mucho".



Estudiante modelo

Sentado en la mesa que utiliza para estudiar, rodeado de libros, enciclopedias, colecciones de revistas, pero en donde resaltan las dos paredes llenas de los diplomas que él, sus tres hermanos y su mamá, una arquitecta egresada de la UNAM, han obtenido por sus logros académicos, relata "fueron las circunstancias económicas, mi posición social y ver que mi papá es un empleado más en donde trabaja, una persona sin influencias que mantiene su empleo por el esfuerzo de su propio trabajo, es que me decidí elegir una carrera con más campo de trabajo".

A manera de consuelo hace futurismo y señala: "espero que con el tiempo pueda estudiar matemáticas, sacar una segunda carrera en la UNAM, y por supuesto más tarde, poder estudiar filosofía, una carrera más para mi formación personal que para poder tener un empleo".

Han transcurrido tres años desde que Rodrigo abandonó el Colegio de Ciencias y Humanidades de Naucalpan "porque el clima de la universidad se había enrarecido con la huelga y por la entrada de la PFP para resolver el conflicto", entonces aceptó el apoyo de las autoridades de la universidad para cambiarse a una de las escuelas incorporadas: el Instituto Tepeyac de Cuautitlán; y más tarde a la preparatoria de la Universidad del Valle de México, de donde egresará en unos meses con promedio de 10.

Esta es la oportunidad "no para salir con un empleo en una empresa transnacional, si así pensara no iría a la UNAM; se trata más bien de que también yo vaya a donde están las mentes más grandes del país. No voy a una escuela sólo para tener un buen empleo sino para ignorar menos", parafrasea en la última parte a Sor Juana Inés de la Cruz, mientras recuerda que en el año 2000 su mamá se oponía a que dejara la UNAM, los beneficios del pase automático.

Con voz serena y la mirada clavada en la mesa, mientras juguetea sus lentes entre sus manos, Rodrigo se distrae breves minutos durante la entrevista para contestar el teléfono, se trata de una de sus compañeras de clase a quien ahora Rodrigo asesora para que pueda pasar el examen, pues ella fue una de las más de 70 mil rechazadas en este primer examen de ingreso a la UNAM.

"Porque ahora sé la preocupación y hasta la inseguridad que te genera no saber qué puedes hacer sino pasas el examen, que después de que lo presentas sabes que fue mucho más complicado de lo que suponías, incluso con muchas preguntas de lógica y sentido común es que los estoy ayudando, hay que saber ser amigo; quizá sea de familia porque mi mamá, aún estando enferma, siempre ha tenido como prioridad nuestra educación y lo mismo pasa con mi papá nos muestra su autoridad para formar una familia cálida".



Nuca fui niño nintendo

Enfundado en una chamarra azul, su color preferido, con unos pantalones de mezclilla y calzando una pantuflas Rodrigo dice que él no es parte de la generación de los niños nintendo, ni forma parte de ninguna corriente musical moderna, no le gusta ir al cine, mucho menos salir con sus amigos por las noches; él prefiere jugar con sus hermanos René, Sara y Rafael de 15, 11 y cinco años de edad, respectivamente, o leer pasajes e historias de la cultura romana, de la cual se declara admirador, así como de grandes filósofos griegos que para él es fácil citar, tales como Platón o Aristóteles.

Alrededor de hora y media calcula Rodrigo es el recorrido que hará a partir de agosto para llegar a tiempo a sus clases en la Facultad de Ciencias en Ciudad Universitaria, ya que prácticamente tendrá que atravesar el Distrito Federal desde Lomas Verdes hasta la zonas sur, por lo que ya piensa mudarse a casa de una tía que viven en Coyoacán para llegar a tiempo a sus clases en la UNAM.



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