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De ladrón de autos a cabeza de un cártel

Jorge Ramos | El Universal
Sábado 15 de marzo de 2003
Cárdenas Guillén alcanzó el liderazgo con la extradición de García Ábrego

Osiel Cárdenas Guillén empezó como delincuente común robando casas, autos y personas y terminó como uno de los principales barones de la droga en México.

Asediado por las autoridades estadounidenses, éstas incluso llegaron a ofrecer 2 millones de dólares por información que llevara a la captura de Cárdenas Guillén.

Hoy tiene 36 años de edad. Es considerado un hombre violento y sádico. En su carrera delictiva se ha ganado la animadversión de otros jefes del narcotráfico, a grado tal que Ismael El Mayo Zambada , del cártel de Sinaloa, también le había puesto precio a su cabeza.

En México a Osiel también se le conoce como el Mataamigos , porque fingía amistad a quienes más tarde se decidía a asesinar.

Con esas características Osiel Cárdenas poco a poco fue ascendiendo en la estructura del cártel del Golfo.

Entró al negocio del narcotráfico aproximadamente en 1996. En ese momento Osiel recién había egresado de una prisión en Estados Unidos y Juan García Ábrego acaba de ser extraditado, con lo cual el cártel del Golfo quedó prácticamente sin líder.

Salvador El Chava Gómez asumió en principio el liderazgo del cártel a la caída de García Ábrego. Sin embargo, poco le duró el gusto. En 1998 El Chava apareció con un tiro en la nuca en un poblado de Tamaulipas. Meses antes había escapado de la Procuraduría General de la República (PGR) junto con Osiel. En aquel entonces las autoridades presumieron que Gómez iba sin escolta y que quien lo ajustició lo conocía.

Esa muerte le dio la estafeta a Cárdenas Guillén, quien a sus 31 años de edad, casi 1.60 metros de estatura, 180 libras de peso y tatuajes en el hombro derecho, comenzó a coordinar el trabajo de la organización.

Como sucede con casi todos los narcotraficantes famosos, siempre hay leyendas que se tejen en derredor de ellos. Por ejemplo, se asegura que en Tamaulipas todo mundo sabía dónde estaba. ¿Por qué? Por contar con la supuesta protección de autoridades estatales y hasta de federales.

Por ejemplo, un hecho en el que estuvo involucrado Cárdenas y "El Chava" parece apuntar en esa dirección.

El 5 de julio de 1998 Osiel Cárdenas y El Chava fueron detenidos por agentes de la Fiscalía antidrogas de la PGR. Fueron ubicados en un rancho llamado El Refugio, ubicado a unos 10 kilómetros de Matamoros, Tamaulipas. Había orden de aprehensión en su contra, pero fue necesario llevarlos en calidad de arraigados a una casa de seguridad de la Procuraduría, ubicada en la calle de Cráter, en el Pedregal de San Angel, uno de los más exclusivos barrios del Distrito Federal.

Pero sólo permanecieron ahí unos días, en esa casa que fue propiedad de otro narco, Héctor Luis El Güero Palma, hoy preso en Puente Grande, Jalisco.

El hoy detenido por el Ejército mexicano dio 15 mil dólares a cada uno de los cuatro agentes que lo custodiaban. Así, El Chava y Cárdenas treparon por una de las ventanas de la residencia y no los volvieron a ver hasta ayer. Los policías, cuentan, todavía se tardaron en avisar a sus jefes que los narcotraficantes habían "escapado".

Otras versiones aseguran que el pago que hizo Cárdenas Guillén fue de 700 mil dólares. El hecho es que ambos sobornaron a la vigilancia para evadir la cárcel. A partir de su fuga poco se ha sabido de Cárdenas Guillén.

Algunos consideran que desde entonces hubo un recrudecimiento en las pugnas por el poder en el cártel, así como en la distribución de los enervantes.

Algunos reportes señalan que tan sólo en 1998 hubo más de 200 ejecuciones y un año después al menos un centenar.

Ayer Cárdenas Guillén fue capturado por segunda ocasión, aunque se resistió y repelió al Ejército finalmente fue doblegado. Por lo pronto, su destino lo espera en el penal de máxima seguridad de La Palma, en Almoloya, Estado de México.



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