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Envidia y burlas a los `Hijos de Fox`

Liliana Alcántara| El Universal
Domingo 01 de diciembre de 2002
Algunos dicen que todo sigue igual y otros que sí ha habido cambio en su vida

En la calle Libertad, justo en los límites de la colonia Morelos, viven los hijos de Fox .

Así les dicen en el barrio a los niños de la calle que el 1 de diciembre del 2000 desayunaron tamales con el entonces recién nombrado presidente de la República, Vicente Fox.

Niños han entrado y salido de este albergue. En principio, les parece que después de ese festejo todo sigue igual en sus vidas, pero luego uno de ellos, Rodrigo, reflexiona: "en realidad algunas cosas sí cambiaron".

Claro. Crecieron. Se integraron a otras instituciones. Hicieron una vida propia. Terminaron sus estudios. Se hicieron padres. Y además, son famosos, pero también objeto de burla y de envidias.

"Los polis, los vecinos y los microbuseros nos dicen hijos de Fox ... y se burlan: ahí está su papá Fox ni los ha ayudado", comenta Manuel Santos.

Lucía Ruano, presidenta de la asociación civil Libertad, añade que a raíz de ese encuentro, las demás organizaciones que atienden a niños de la calle les tienen envidia "porque creen que Vicente nos ayuda con todo el dinero del mundo".

Pero asegura que además de ser mentira, en cuanto a ayudas están escasos.

"Ni el DIF ni Sedesol nos echan la mano. No somos una institución de asistencia privada, pero tampoco somos improvisados", señala Lucía, quien desde hace 44 años conoce al jefe del Ejecutivo.

Lo conoce porque ella fue niña de la calle y recibió refugio en un albergue que atiende la prima hermana del presidente, Sor María del Carmen Fuentes Quesada.

"Por eso digo que ayudar a un niño de la calle no es sólo labor del Presidente sino de las demás instituciones del gobierno y civiles", dice, mientras sostiene en su mano el decálogo del buen gobernante elaborado de acuerdo con los preceptos de la educación jesuita.

Sin timidez alguna, hace dos años los menores no sólo compartieron mesa con el primer mandatario, sino que además leyeron este decálogo.

Una hoja que conservan en el albergue y que piden se cumpla al pie de la letra: amar a Dios, no hacer falsas promesas, ser respetuoso con todas las creencias, honrar siempre la memoria de nuestro pueblo y sus héroes, no destruir lo que con tanto esfuerzo hemos creado los mexicanos.

Además, respetar las tradiciones y normas de todos, regresar todo lo que le han quitado a los pobres, decir siempre la verdad, no violar los derechos de nadie ni con el pensamiento y esforzarse para que la riqueza sea una manera de enriquecer a todos.

¿Fox cumplió con el decálogo?

Pobre, prometió demasiado y no ha hecho mucho. Sobre el punto de honrarás a nuestros héroes, híjole, creo que mejor hay que preguntarle eso a él, señala Lucía.

Pese a los vaivenes, casi todos han superado sus propias metas.

Rodrigo tiene 20 años, estudia el bachillerato y quiere ser filósofo. "Al Presidente podría exigirle muchas cosas pero al final de cuentas él no tiene todo el poder y no puede hacer lo que él quiera".

Esteban Covarrubias, de 20 años, y Vindia Berenice Martínez, de 17, terminaron la primaria.

"Covas", como le dicen sus compañeros acepta que nunca había estudiado porque no le gustaba "pero cuando vi que éste (Rodrigo) estaba en la prepa me motivó."

Vindia ya es madre pero logró concluir sus estudios de primaria hace 17 días porque en la escuela le permitieron llevar a su hija consigo.

Manuel Santos, de 19 años, vende paletas, es de pocas palabras y sólo dice que las cosas cambiaron después de la visita de Fox, pero no sabe en qué.

Mireya Villalobos se embarazó y decidió acudir a otra institución, Aarón Flores vive de manera independiente y Manuel Caballero, junto con Anahí García, asisten a la escuela y trabajan.



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