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"Póngale que es comunista"

Alejandro Almazán/Segunda y última parte| El Universal
Jueves 09 de mayo de 2002

Transcurría la Semana Santa del año 1965. De un separo a otro no se sabía nada. Diseñadas en forma laberíntica y con puertas de metal, cada celda de Tlaxcoaque guardaba el rumor de aquellos 30 hombres arrestados por ser "agitadores", según el gobierno; por defender presos políticos, versión de los detenidos. Era el "México del terror".

Entenderá mejor quien mire con detenimiento las fotografías de Antonio Tenorio Adame.

Su cara muestra cansancio y abatimiento. Una actitud de derrota, una mirada apagada. Y no tanto porque los agentes de la Dirección Federal de Seguridad y del Servicio Secreto capitalino lo hayan detenido esta noche de jueves 8 de abril de 1965 en la calle República del Salvador; no tanto porque lo hayan fichado con el número 76236. No es tampoco porque lo hayan llevado a los separos de Tlaxcoaque, de donde probablemente lo trasladen a la penitenciaría de Lecumberri pues en su expediente lo han marcado como "agitador y comunista".

Nuevamente Tenorio ha caído. Todo por creer en Marx y ser una especie de oficial mayor del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), el movimiento fundado en 1961 con ayuda de Lázaro Cárdenas.

La expresión de angustia en su rostro tiene una explicación más concreta: en el auto en que lo trasladaron lo acomodaron de tal manera que los asientos le prensaban todas las uñas de los pies y se las terminaron desprendiendo. "¡Jijos de la chingada, van a terminar quebrándome los dedos!", les gritaba Tenorio a los agentes, quienes le decían que no se quejara, que si no lo mataban es porque "hay que llevarte vivo, cabrón". Los ha hecho enojar desde el momento que fueron por él: ante los gritos de Tenorio, unos muchachos de secundaria fueron a su rescate. Casi sale de ésta, pero llegaron dos patrullas de refuerzo y soltaron garrotazos.

Así que ha ido a parar a Tlaxcoaque.

"Quihubo, Tenorito", le dice con su acento chihuahuense un hombre obeso, chaparro, de tórax muy ancho, de rostro rojizo y brazos demasiado largos, al que conocen como El Gorila . Es Raúl Mendiolea. Ambos se conocen ya: tantos mítines contra el gobierno los han hecho verse al menos una vez por semana, aunque uno huyendo del otro. Como hace dos días, el 6 de abril de 1965, durante la marcha en repudio a los bombardeos de Estados Unidos a Vietnam. El MLN apoyó con propaganda, con carteles de solidaridad a Ho Chi Minh, el presidente vietnamita.

"Mire nada más lo que me hicieron sus bestias", y Tenorio se desprende de los calcetines para mostrarle los borbotones de sangre que han manchado sus mocasines.

"¡Qué barbaridad, Tenorito! No se preocupe, yo lo voy a curar."

"Y el miserable me vació la botella de alcohol", recuerda Tenorio. "Pero como no se detuvo la sangre, se asustó Mendiolea. `Lleven a este cabrón a la Cruz Verde, se nos arma un pedo si se muere`, dijo. Fui a dar a Balbuena, luego me regresaron a Tlaxcoaque."

¿Lo habían arrestado por acudir al mitin que condenaba las bombas sobre Hanoi? Así debía ser, porque en la oficina donde le tomaban su declaración se encontraban también integrantes del Partido Comunista Mexicano (PCM), como Rodolfo Echeverría Martínez El Chicali , y Gerardo Dávila, a quienes se les reclamaba el atrevimiento de convocar a la marcha y desafiar al secretario de Gobernación, Luis Echeverría.

Así que debía ser por eso, pensó Tenorio, porque nada le preguntaron sobre la bomba molotov que había arrojado años atrás sobre un monumento de Miguel Alemán, en la ciudad de México.

Pero no sólo era por eso. Dice Tenorio: "Mi arresto fue, también para forzar un acercamiento entre el MLN y Luis Echeverría. Me lo dijo Heberto Castillo cuando dejé Tlaxcoaque".

Según Tenorio, a Echeverría le molestaba no tener contacto alguno con movimientos como el MLN, cuyo Comité Ejecutivo lo integraban Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Fuentes, Heberto Castillo, Fernando Carmona, Alonso Aguilar y Enrique Cabrera. Le dijo Heberto Castillo textualmente a Tenorio: "Fuimos a Gobernación. Echeverría nos cuestionó cuál era el fin del MLN, de qué íbamos a liberar a México si era un país libre, por qué estábamos llevando al país a una lucha armada, por qué insistíamos en defender a los presos políticos. Echeverría no entiende que un movimiento así tiene una razón de ser. No estábamos en sus planes, pero sí tu aprehensión".

?¿Y se negoció algo? ?preguntó Tenorio a Heberto.

?Nada. Así que nos pueden arrestar a cualquiera. Heberto tendría razón: en el futuro irían a la cárcel.

Pero antes de que se diera el encuentro HebertoEcheverría, Tenorio pasaría los días quejándose por sus uñas, evitando que se le infectaran. Ya luego jugaría ajedrez. Hugo Ponce de León había dibujado un tablero sobre cartón y moldeado piezas con migajón.



* * *

Eduardo López Bosch, estudiante de Leyes e integrante de un bufete jurídico que defendía a presos políticos como David Alfaro Siqueiros, decidió organizar un mitin relámpago el 19 de abril de 1965. Sería en el mercado de la Lagunilla. Informaría a la gente que más de 30 comunistas habían sido arrestados entre el jueves 8 y el lunes 12 de abril. Que el presidente Díaz Ordaz sólo estaba al servicio de Washington. Y que si el procurador general, Antonio Rocha Cordero, había dejado ya en libertad a nueve de los detenidos, entonces no había tales planes de los que la policía y la prensa hablaban: un golpe de Estado. Tenían que salir libres el secretario general del partido, Arnoldo Martínez, Gilberto Rincón Gallardo, Encarnación Pérez, Vicente Villamar, Tenorio Adame, Alejo Méndez? Estaba concluyendo su arenga, entre chácharas y libros viejos, cuando la policía apareció. No reparó en que dentro del propio mercado había un cuartel policiaco. Le fue difícil escapar. Más porque un robusto tipo vestido de civil, de la DFS, le acomodó una patada a la altura del esófago. Desde entonces sufre de una hernia hiatal.

"Y de ahí me llevaron a Tlaxcoaque", dice ahora riéndose, tal vez porque ahora le divierte su historia, tal vez porque hace dos meses sufrió un infarto y ha decidido disfrutar cada instante. Como a casi todos los detenidos comunistas, Mendiolea decidió interrogarlo.

?Póngale ?le dijo Mendiolea al Ministerio Público que era un ex compañero de clase de López Bosch? que se le acusa de insultar al presidente de la República y de planear atentados contra la autoridad.

?¿Y eso quién lo dice? ?preguntó el joven MP.

?Este, pues? Así me dijo el agente que lo trajo. Bueno, póngale que es agitador y comunista ?y ya nada pudo hacer el joven por un López Bosch vestido con un traje sin cuello, "a la Beatle", y con unos anteojos de armazón de pasta.

?¿Para qué quería la pólvora que se le encontró?

?¿Cuál pólvora? Ustedes me la sembraron ?dijo López Bosch.

?Que quede asentado que el acusado todavía no tenía idea de dónde habría de usarla.

?No le voy a firmar nada de eso. Cuando llegue al juzgado voy a decir que me lo sacaron con torturas.

?Dejarías de ser estudiante de leyes, cabrón. ¿Entonces qué quieres que ponga?

?Que defiendo a presos políticos y que pienso que el gobierno ve al diablo en los comunistas.

?Mejor voy a poner que estás loco, que dices puras estupideces.

"Así eran esos días y esos interrogatorios", dice López Bosch. "Díaz Ordaz y todo su gabinete estaban a las órdenes de Estados Unidos".



* * *

De un separo a otro no se sabía nada. Quizá sólo que era Semana Santa. Diseñadas en forma laberíntica y con puertas de metal, cada celda guardaba su propio rumor. En una, Encarnación Pérez y otros siete detenidos sobornaban a los policías para que les dieran oportunidad de que les llevaran pollos rostizados; o cantando algunos fragmentos de himnos comunistas italianos, que eran sofocados de inmediato por un agente que, armado de una manguera de presión, los golpeaba con el agua hasta por media hora.

En otra, López Bosch prefería tener el estómago vacío para no ir al baño, "porque ahí te daban cada paliza". Y ahí se enteraba de que el bufete donde trabajaba ya había interpuesto un amparo para liberarlo.

En otra más, Rincón Gallardo y otros 11, encarando a un ministerio público de apellido McGregor, quien los amenazaría ?"ojalá no caigan en mis manos porque los voy a hundir"?. El destino jugó en contra de los comunistas. "Ya me lo encontraría en el 68", dice Gilberto, "y me dejó en libertad hasta el final".

Y en una celda más, Tenorio y Ponce de León ahora leyendo La Pasionaria y hojeando algunos diarios atrasados que informaban de la muerte de la vedete cubana Gigi Ambar y recogían las declaraciones del procurador Rocha Cordero, según las cuales analizaba tonelada y media de propaganda del PCM, en la que supuestamente se invitaba a derrocar al gobierno.

Pero algo ocurrió. Y hubo contraorden. Entre el 20 y 21 de abril se dejaría en libertad a los comunistas. "No he encontrado nada en la propaganda ni acciones dolosas durante aquel mitin", dijo el procurador a la prensa. A las dos semanas de la absolución, Díaz Ordaz le pediría su renuncia a Rocha Cordero.

La prensa informaría: "Liberan a las ratas rojas". Había terminado la semana santa en Tlaxcoque.

De aquellos días se conservan las fotografías en poder de este diario. Imágenes tomadas en una época descrita así por Tenorio Adame: "Díaz Ordaz, Gutiérrez Barrios, Mendiolea? Era el México del terror".



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