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Centro Histórico, propiedad de los Miravalle

Ramón Alfonso Sallard/(Segunda y última parte)| El Universal
Viernes 26 de octubre de 2001

Durante el virreinato, el México independiente, los dos imperios, la República restaurada, el porfiriato y la posrevolución, los condes de Miravalle recibieron, con mayor o menor puntualidad, la "Pensión Moctezuma" como "legítimos herederos" del emperador azteca. En el archivo de esta casa de la nobleza española se encuentran varios documentos que dan cuenta de los trámites y gestiones hechos por los descendientes ibéricos de Moctezuma, y los distintos gobiernos mexicanos, a lo largo de casi cuatro siglos.

Después de que la pensión fuera suspendida en diciembre de 1933, por decisión de la Secretaría de Hacienda, la medida fue recusada por diversos beneficiarios. Sin embargo, la guerra civil española y el ascenso del fascismo al poder, que provocaron la ruptura diplomática entre aquel país europeo y México, complicaron la solución de esta controversia. Casi tuvo que transcurrir medio siglo para el restablecimiento de relaciones y ocurrió después de la muerte del dictador Francisco Franco, en la década de los 70.

El investigador de la UNAM, Alejandro González Acosta, cuenta que desde 1991 los herederos de la familia Miravalle han realizado diversas gestiones ante autoridades consulares mexicanas en España y, hasta la fecha, ni siquiera han recibido respuesta afirmativa o negativa al pedido de ser recibidos.

"Si el México moderno y responsable respeta escrupulosamente el servicio de su enorme deuda externa, ¿habrá algún impedimento para que a estos herederos del tlatoani, parte indisoluble de la historia nacional, se les reconozca nuevamente su carácter como descendientes de Moctezuma y los imprescriptibles derechos que esto implica? Puede ser de razón y justicia que así se haga", plantea el académico.

Incluso en plena época del cisma nacional del siglo XIX, el presidente que había decretado suspensión de la deuda externa mexicana, Benito Juárez, reconoció el derecho de los condes de Miravalle a la "Pensión Moctezuma" y acordó su pago.

* * * * * Aureliano Serrano Trebuestro, octavo conde de Miravalle, fue reconocido como titular de la "Pensión Moctezuma", asentada con el número 174 en el Gran Libro de la Deuda Pública, por auto judicial dictado el 10 de noviembre de 1863 en la ciudad de México. El juez civil, Ignacio Solá, fijó el emolumento en 3 mil 805 pesos y un real.

El juez declaró que por muerte de Mercedes Trebuestro, madre de Aureliano, quedaba transferida a éste la posesión civil y natural de la pensión, desde el día 22 de mayo de 1862, "pudiendo percibir las cantidades que en lo sucesivo vencieran, las vencidas desde dicho fallecimiento y todas las que a dicha señora le quedaban debiendo por las exhibiciones anteriores a su óbito".

Pero pasó tiempo sin que se cumpliera esta disposición legal. Por ello, el noble andaluz, nacido en México el 20 de diciembre de 1827, envió una carta al presidente Benito Juárez desde Granada, España, el 14 de abril de 1869.

"No me dirijo ahora al digno presidente de una Gran República, sino a la alta persona que hoy desempeña tan encumbrado cargo, al hombre de gran corazón y humanitarios sentimientos que jamás desatiende las peticiones que llevan impreso el sello de la equidad y de la buena fe", escribió.

El duodécimo nieto del emperador Moctezuma explicó a Juárez: "Apartado en todos los periodos de mi vida de la gestión política, he sido completamente extraño a los acontecimientos políticos de ese país y aún a los de esta nación (...) Amante de las libertades públicas, siempre he admirado a los hombres que como V.E. han consagrado su vida a su defensa, y si desciendo de un emperador, no representa aquel imperio un elemento atentador de esas libertades, conquistadas después de la prolongación de los tiempos, por el progreso de los ideales y perfeccionamiento del criterio público".

Y se quejó: "La percepción de la mencionada pensión ha ofrecido siempre dificultades, siendo hoy casi ilusoria, y como en ella consiste el principal recurso para atender a las necesidades de mi familia, dejo a la buena penetración de V.E. el considerar lo penoso de mi situación, con lo que podrá comprender la justicia de lo que pido y la necesidad que me fuerza a pedir".

Sin embargo, manifestó: "Abrigo el convencimiento de que mediante su protección e influencia no será ilusoria la percepción, de hoy en adelante, de la pensión expresada, o mejor todavía, que hará efectiva su capitalización con arreglo a una ley que creo en vigor en esa, por la que se mandan capitalizar las pensiones de esta clase".

En opinión del investigador Alejandro González Acosta, la súplica del conde de Miravalle "llegó al corazón" del presidente Juárez: "Quizá influyó la precaria situación de aquel descendiente de Moctezuma en el ánimo del humilde indio zapoteca, elevado por su esfuerzo a la primera magistratura, o también la experiencia de lo dañino que había sido para México tratar de desconocer sus obligaciones en un pasado reciente. Lo cierto es que acordó el pago de la Pensión Moctezuma a los condes y así se hizo en adelante, con mayor o menor puntualidad".

* * * * * Entre los cientos de documentos que integran el archivo de la familia Miravalle en Granada, hay una carta firmada por varios de sus miembros, dirigida al presidente de los Estados Unidos Mexicanos y fechada el 6 de enero de 1926.

El documento fue suscrito por Teresa Serrano Gavarre, Teresa Enríquez de Luna y Serrano de González Longoria, Fernando Enríquez de Luna y Serrano, José María González Longoria, María Lourdes Enríquez de Luna y Parada, Manuel Parada, Gonzalo Enríquez de Luna, Joaquín Gallardo Serrano, José Gallardo Serrano, Joaquín Gallardo Gil y José Serrano Gavarre, conde de Miravalle, décimo tercer nieto de Moctezuma y cónsul de México en Granada.

Explicaron que, como descendientes del emperador azteca, venían cobrando pensión del "Tesoro de los Estados Unidos Mexicanos", pero "el actual apoderado, don Francisco Morales Cortázar, no remite el importe de dicha pensión desde el mes de octubre de 1922, por cuya causa los firmantes se ven en la necesidad de prescindir de los servicios del ya mencionado señor Cortázar, anulando los poderes que dicho señor viene utilizando y deseando percibir el importe de dicha pensión, por mediación de la legación de México en España".

A través de esa representación, según los firmantes, "vienen cobrando otros descendientes que residen en España, como los que suscriben (...) sin perjuicio de que, al ser domiciliada en España la pensión, se presentaran oportunamente, por cada parte, los documentos para el percibo de la misma".

* * * * * Otra carta consta en el archivo Miravalle. Es de Fernando Olivera Esperón y está fechada en México, Distrito Federal, el 9 de mayo de 1935. La dirige al conde José Serrano Gavarre. Dice: "Como descendiente mexicano de D. Juan de Andrada Moctezuma, que a su vez fue el primogénito de la princesa Isabel de Moctezuma, úrgeme comunicarme con usted o con otro miembro de su familia, ya sea perteneciente a la descendencia de Mercedes Serrano Gavarre, que casó con D. Gonzalo Enríquez de Luna, y de la que existen 4 hijos, o con los descendientes de Isabel Serrano Gavarre, casada con D. Joaquín Gallardo Gil, y de cuyo matrimonio existen dos hijos.

"Actualmente tenemos en revisión ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación el amparo en contra de los actos de la Secretaría de Hacienda de México, al suspender el día 27 de diciembre del año de 1933, el censo que desde el virreinato percibíamos ustedes y nosotros.

"Independientemente de la satisfacción que me causará el entrar en correspondencia con la rama de D. Pedro de Andrada Moctezuma Castañeda, hijo mayor de D. Juan Andrada, y cuyo hermano menor D. Juan de Andrada Moctezuma Castañeda fue mi ascendiente, mi intención es la de ponerme de acuerdo con ustedes acerca de la manera de ejercitar satisfactoriamente nuestros derechos."

La guerra civil cortó todo contacto entre los descendientes mexicanos y españoles del emperador Moctezuma. Los condes de Miravalle no saben qué ocurrió con los trámites legales de Fernando Olivera Esperón.

* * * * * El 23 de mayo de 1991, los herederos españoles del emperador azteca Moctezuma reanudaron sus gestiones para recuperar la pensión que, durante casi cuatro siglos, fue entregada a sus antepasados.

La carta está dirigida a Salvador Cassián Santos, ministro encargado de los asuntos consulares de la embajada de México en España, y está firmada por la condesa de Miravalle, María del Carmen Enríquez de Luna y Mazo y por sus familiares Mercedes Enríquez de Luna y Linares-Rivas, María Rosa Enríquez de Luna y Mazo, Isabel Gallardo Guerrero, María Lourdes Parada Enríquez de Luna y Carmen González Longoria Enríquez de Luna.

"Las que suscriben esta carta, décimo quintas nietas del emperador Moctezuma, acudimos a V.I. para exponerle lo siguiente: "Nuestros antepasados venían cobrando del gobierno de su país una pensión como descendientes de dicho emperador. Y, concretamente, nuestro bisabuelo, Aureliano Serrano Trebuestro, fue reconocido como titular de dicha pensión por auto judicial proveído en la ciudad de México con fecha 10 de noviembre de 1963 (...) Sobre todo esto son en nuestro poder numerosas cartas y documentos recibidos por nuestro mencionado bisabuelo de sus apoderados en México.

"Nuestro deseo sería que el gobierno de la República de los E.E.U.U. Mexicanos nos abonase esa pensión, rogando a V.I. que ponga esta petición en manos de las autoridades mexicanas ante las cuales proceda plantear nuestra súplica. Y también solicitamos de la benevolencia de V.I. nos tenga informadas del curso de nuestras pretensiones."

* * * * * La "Pensión de Moctezuma" se pagó a los familiares y descendientes del emperador durante los tres siglos del Virreinato de la Nueva España y, según el "Tratado de Paz y Amistad entre México y España", firmado el 28 de diciembre de 1836, se continuaron pagando por el gobierno mexicano durante un siglo más.

Según Alejandro González Acosta, durante todo ese tiempo los condes de Miravalle recibieron "lo que les sigue correspondiendo", aún con un país de constitución republicana, "no por sus derechos dinásticos, sino por su herencia civil, que abarca nada más y nada menos que los terrenos donde hoy se encuentran El Zócalo, Palacio Nacional, Gobierno del DF, Catedral y varios edificios más del Centro Histórico".

Pero el 9 de enero de 1934 se expidió un decreto presidencial mediante el cual se da por "extinguida" esta pensión.

El problema es que los descendientes de Moctezuma, a cuya hija Isabel le fue cedida la propiedad perpetua del Distrito de Tacuba donde se ubican todos estos inmuebles en cuestión, en junio de 1526, "no han realizado cesión alguna de esas propiedades", advierte el investigador.

En consecuencia, asegura, "continúan perteneciéndoles legalmente, según fue reconocido hasta 1933".



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