normalMÉRIDA, Yuc.? A Orlando Paredes Lara no le gusta que lo identifiquen como el "incondicional" del gobernador Víctor Cervera Pacheco, pero tampoco se deslinda ni rehúsa el cobijo de su eterno jefe, de su "amigo", de su tutor político; incluso, en su campaña por la gubernatura del estado ha ofrecido continuidad en las obras y programas de gobierno. Paredes Lara es el candidato del PRI al gobierno del estado, de él depende que su partido conserve el poder político en la entidad. Y se siente ya el sucesor de Cervera, a pesar de que diversas encuestas favorecen y señalan como ganador ?con un margen de por lo menos 10 puntos? a Patricio Patrón Laviada, candidato de la alianza PAN, PRD, PT y PVEM. El priísta desborda una excesiva confianza, se siente seguro de que ganará las elecciones del 27 de mayo y repite en todo momento: "Voy a ser gobernador". Se aferra a esa idea, porque prefiere olvidar que en 1993 acató una orden del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y se dejó convencer por Víctor Cervera ?en ese entonces secretario de la Reforma Agraria? para entregar la presidencia municipal de Mérida al panista Luis Correa Mena. Era la época de la "concertacesiones" PRI-PAN, argumenta Paredes, y el ex presidente Carlos Salinas de Gortari negoció con Carlos Castillo Peraza la alcaldía. "Hubo una concertacesión y como si se tratara de un concurso de belleza, el Congreso del estado decidió darle la presidencia municipal al candidato del PAN. Que gané y triunfé en Yucatán, ¡sin duda! Conservo mi documento, en el que el Consejo Electoral me declara triunfador", asegura Paredes. Prefiere no hablar del suceso: "Las cosas del pasado son eso, del pasado. No volteo hacia atrás", dice en entrevista. El priísta afirma que ganó y que le arrebataron la presidencia municipal en una mesa de negociación con el PAN; sus adversarios políticos niegan la "concertacesión" y aseguran que hubo fraude; incluso, recuerdan que el día de la votación, justo después de las seis de la tarde, cuando cerraron las casillas, hubo un apagón que dejó en total oscuridad a la ciudad. Patricio Patrón asegura que el apagón, que duró casi una hora y media, permitió a los priístas alterar los resultados y cambiar paquetería electoral. Lo cierto es que mientras se aclaraba el resultado de la elección y el PRI asumía su derrota, Mérida fue escenario de enfrentamientos, enconos, marchas y bloqueos que protagonizaron los panistas encabezados por Carlos Castillo Pereza y Diego Fernández de Cevallos. Con ese episodio y con resultados adversos, Orlando Paredes incursionó en el terreno electoral, fue la primera vez que disputó en las urnas un cargo de elección popular.

A la sombra de Cervera

Orlando Paredes conoció a Víctor Cervera Pacheco desde que eran estudiantes de preparatoria y la mancuerna política inició cuando el gobernador era dirigente de la Federación Estudiantil, cargo que después le hereda. En 1970, Cervera era el alcalde de Mérida y nombra a Paredes oficial mayor del ayuntamiento, después director de gobierno municipal. El candidato priísta fue también, en dos ocasiones secretario general de gobierno; primero con Víctor Cervera (de 1984 a 1987) y luego con Dulce María Sauri Riancho de 1991 a 1993. El "servilismo" de Paredes ?como califican los mismos priístas la relación que tiene con Cervera? le permitió asegurar diversas candidaturas: a presidente municipal de Mérida en 1993, a diputado local en 1994, a diputado federal en 1997 y a senador de la República en la pasada contienda electoral del 2 de julio del 2000. El cobijo político de Cervera se ha extendido también a uno de los cuatro hijos de Orlando Paredes, a Sergio, a quien nombró director del Diario Oficial del gobierno del estado en la actual administración. El priísta no niega la "amistad" que tiene con el gobernador del estado, pero se rehúsa a aceptar las críticas que lo vinculan estrechamente con Cervera. "Lo que hay entre Víctor Cervera y Orlando Paredes es respeto y amistad", asegura tajante, aunque reconoce que sus vínculos con el mandatario estatal le han permitido desarrollarse dentro de la política. "Pero Orlando Paredes, como un hombre de criterio y responsable, ha definido ya una personalidad propia, y creemos que estamos listos para gobernar Yucatán", ataja. Además de su trayectoria política, Orlando Paredes se dedicó a la enseñanza y en 1963 inició su carrera magisterial en la secundaria "Olegario Molina Solís". Un año después dio clases en una secundaria nocturna para trabajadores, que fundó Víctor Cervera. Orlando Paredes siguió el ejemplo de Cervera. Dejó pasar cinco años y fundó una preparatoria nocturna para trabajadores, donde trabajó 18 años sin percibir un salario. El magisterio y sus "nexos políticos" lo compensaron en 1994, con una pensión de aproximadamente 19 mil pesos mensuales, cantidad que no recibe ningún maestro jubilado en la actualidad. El priísta se defiende: "La pensión se me otorgó conforme a la ley y mis derechos laborales. No me avergüenza nada". Y es que él acredita 30 años de servicio, mientras que sus compañeros de enseñanza y adversarios políticos aseguran que logró justificar con trabajo en aulas, licencias sindicales y permisos continuos, apenas 20 años. El aspirante del PRI al gobierno de la entidad tiene 60 años, está casado y tiene cuatro hijos. Es el cuarto de seis hermanos y su padre fue comerciante de calzado y lo apoyó para que estudiara y se titulara como abogado. A las críticas que genera la propia competencia electoral, se suman las internas, la de los priístas como Carlos Sobrino y Rubén Calderón Cecilio, que se inconformaron públicamente con la candidatura de Orlando Paredes. Al interior del partido se sabe que fue una imposición y que Víctor Cervera Pacheco logró desactivar un proceso de selección para designar al candidato y conformar la estructura del Consejo Político Estatal, a fin de asegurarle los votos a Orlando Paredes. Y así fue, Paredes Lara ganó con 100 votos, con los sufragios de los consejeros cenecistas vinculados al gobernador. Su contrincante Carlos Sobrino obtuvo 79 votos. El partido está fracturado y el mismo Sobrino ha anunciado que después de la elección trabajará para conformar un "nuevo partido" dentro o fuera del PRI. Las divisiones internas se han reflejado en el trabajo de proselitismo de Orlando Paredes, que ha hecho una campaña austera, sin grandes mítines y concentraciones; viaja sin comitiva y se la olvidado enarbolar las siglas de su partido; incluso, en los templetes se minimizó el emblema tricolor.

Seis años de lucha

Hace seis años, Patricio Patrón Laviada rompió relaciones con el gobernador Víctor Cervera Pacheco. Desde entonces se han enfrentado, se desafían, miden fuerzas y se descalifican mutuamente. El panista lo acusa de autoritario, soberbio y de pretender controlar al estado, también lo culpa de intentar sabotear su gestión y de retirarle recursos cuando fue presidente municipal de Mérida. En 1995, Patricio Patrón fue llamado a Palacio de Gobierno, él apenas tenía unos meses como alcalde y ya había desafiado a Cervera. El panista intentó desmembrar el sindicato de recolectores de basura, afiliado al PRI y de vocación "cerverista". Patrón Laviada determinó quitarle rutas de recolección al sindicato, para evitar monopolios. La medida enfureció a los trabajadores que decidieron realizar un paro indefinido y suspender el servicio en la capital del estado. El escándalo y la polémica que se desató por la pestilencia de la ciudad no fue mayor que el enojo de Cervera, quien lo llamó a una reunión urgente para resolver el problema y ordenarle que no intentara algo en contra del sindicato. El gobernador, con su estilo, según cuentan los propios colaboradores de Cervera, le advirtió: "Chamaquito, no olvides que en Yucatán mando yo, y al que no le guste le parto su madre". Los que estuvieron presentes y platican el suceso cuentan que Patrón se levantó de la mesa su estatura es 1.94 metros, se dobló las mangas de su camisa azul y lo enfrentó. "Pues de una vez, viejito. Y no olvide que en Mérida mando yo." Aquí la anécdota ya es leyenda, se oye en todos lados, se platica en las sobremesas de La Habana, el Impala y el Gran Café que son las cafeterías a las que concurren políticos, dirigentes y reporteros, y ninguno la desmiente. Con el relato de ese episodio se describe la personalidad del hoy candidato de la alianza PAN, PRD, PT y PVEM al gobierno del estado, el que asegura que acabará con el cacicazgo de Cervera.

Él es franco, directo, sincerote, no cuida lo que dice, y hoy se enfrenta nuevamente a Cervera y a la maquinaria electoral del PRI. Promete acabar con la forma de hacer política del actual gobernador; incluso, sus diferencias con el priísta las hizo tema de campaña.

En el escenario electoral, Patricio Patrón representa para los priístas un adversario difícil de vencer, pues cuando contendió por la presidencia municipal de Mérida obtuvo la votación más alta en la historia de los comicios locales y le ganó al PRI con una diferencia de más de 80 mil votos.

Hoy, las encuestas internas del Partido de Acción Nacional (PAN) le dan una ventaja sobre Orlando Paredes de por lo menos 10 puntos porcentuales.

La trayectoria

Patricio Patrón Laviada no concluyó sus estudios de preparatoria, sólo tiene cursos de Calidad Todal y Administración Pública Municipal. Sus argumentos para truncar su preparación académica son dos: problemas familiares y la "rebeldía" por conocer y comerse el mundo. En entrevista admite que le hubiera gustado concluir una carrera profesional, pero le ganó el afán por hacer cosas diferentes, por la aventura. Cuenta que a los 18 años, en Veracruz, ya conducía un camión repartidor de refrescos, y a los 20 años administró una fábrica maderera en Ciudad Sagahún, en la época del ex presidente José López Portillo.

Patricio Patrón tiene 44 años, está casado y tiene dos hijos. Es el segundo de una familia de ocho hermanos e incursionó en la política "por azares del destino", dice. Los panistas que conocen su trayectoria política dicen que su carrera creció a la sombra de Ana Rosa Payán, hoy candidata a la presidencia municipal de Mérida. En 1991 la panista, como alcaldesa de esta ciudad, le encargó la administración del Comité de Pronasol. Antes, Patrón Laviada era conocido porque se encargaba de cuidar casillas en procesos electorales. En 1993, cuando Ana Rosa Payán dirigía al partido a nivel estatal, lo impulsa para convertirlo en diputado local. Durante esa legislatura crece políticamente y se da a conocer por su franqueza al hablar en tribuna. En esa época, Patrón también se enfrenta a los "viejos" panistas, a los conservadores, como Benito Rossel, Claudio Cuello y Rafael Castilla Peniche, y encabeza la corriente del "neopanismo"; lo siguen Raúl Arceo y Edgar Ramírez. En ese tiempo, rompe con Ana Rosa Payán y su amistad se enfría. De 1995 a 1998 se convierte en el alcalde de Mérida y en el adversario principal de Víctor Cervera Pacheco, a pesar de que ambos mantenían una relación estrecha por motivos familiares. Y es que su hermano, Alejandro Patrón, es esposo de Pilar, la hija mayor del gobernador. Las tensiones con el mandatario estatal caracterizaron la administración del panista.

Patricio Patrón asegura que Víctor Cervera utilizó su poder para frenar y sabotear, sin éxito, sus obras de gobierno, como la construcción del relleno sanitario y el centro social El Olimpo. Acusó a Cervera de retener los recursos del ramo 33 destinados a Mérida y dejó de asistir a los actos públicos del gobernador. El roce entre ambos llegó a tal grado, que deterioró la relación familiar de Alejandro Patrón y Pilar. Hoy el candidato panista busca ocupar la silla de Cervera en Palacio de Gobierno. Se siente seguro del triunfo, aunque no desestima la fuerza del PRI ni de su maquinaria electoral, "sabemos a quién nos enfrentamos". Para cumplir su objetivo y poder ganar las elecciones del domingo, Patricio Patrón sumó fuerzas e incorporó a su campaña a perredistas, petistas, pevemistas, priístas inconformes con el método de selección de candidatos y los empresarios que no fueron favorecidos durante el gobierno de Cervera. Hizo campaña por todo el estado y a la usanza del PRI regaló también utilitarios, como tortilleros, vasos, playeras, plumas, gorras y calendarios, entre otras cosas. Explotó la mercadotecnia electoral y promovió su imagen en la radio y televisión locales. Patricio Patrón presume su confianza, ni siquiera vislumbra el escenario de la derrota y asegura que su éxito no es producto del "efecto Fox".