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...y no alcanzó a defenderse

El Universal
Martes 30 de mayo de 2000

Como era su rutina diaria, aquel viernes 18 de diciembre de 1998, el comandante Ralf Michael Hinzer Weber guardó su pistola en el maletín que siempre llevaba consigo. Sólo que en esa ocasión lo hizo sin ánimo alguno. Además de que dormía pocas horas y estar agotado físicamente, su desaliento se debía más a la falta de equipamiento y apoyo de sus jefes, por lo que había decidido renunciar.

No le alcanzó el tiempo para hacerlo.

Por la tarde, de regreso a su domicilio, en Tapachula, donde estaba adscrito, cuando descendió de la camioneta en que viajaba dos individuos lo acribillaron con ráfagas de pistolas calibre nueve milímetros. El comandante y el maletín cayeron sobre la banqueta; no tuvo oportunidad de defenderse.

?Estamos utilizando los medios legales internacionales para el efecto de que el estado de Chiapas no sea utilizado como trampolín de posibles sicarios que pudieran provenir de Guatemala?, declaró el 5 de enero de 1999 el procurador estatal Eduardo Montoya Liévano.

A raíz de las investigaciones del caso, días después se hizo público un macabro hallazgo: un ?narcopanteón?, ubicado en el rancho ?Yoreme? del municipio de Mapastepec, en la región de la Costa, donde fueron encontrados en un principio media docena de cadáveres, con el ?tiro de gracia?. Un eslabón más de la cadena interminable de asesinatos con características de ejecuciones ocurridos en la costa chiapaneca. ?Lo cierto es que aquí se acabó la tranquilidad...?, dice la secretaria municipal de Mapastepec, Silvia Torreblanca Alfaro.



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