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Un ex periodista que aplica la ley

Marco Lara Klahr| El Universal
Jueves 18 de mayo de 2000
Un ex periodista que aplica la ley

Inspirado por el fraude electoral de 1988, Del Villar cuestiona en ?La Jornada? el desaire cometido contra la voluntad popular. Sus puntos de vista publicados le valen para ser invitado por Cuauhtémoc Cárdenas a fundar el PRD. (Foto: JORGE SOTO/El Universal )

Guadalupano, nacido en la ciudad de México hace 55 años, el otrora colaborador de Miguel de la Madrid y actual procurador de Justicia capitalino gusta de la tranquilidad que le brinda una ex hacienda en la que con la leche de unas 400 cabras produce queso. Mientras algunos lo consideran un apasionado del Derecho, otros afirman que el balance de su gestión al frente de la dependencia es desfavorable

Ruge allá abajo la bestia, agitada en su vaivén de autos, en tanto los ascensores digieren puñados de burócratas medio perfumados. No hay diario que no incluya ese día en su portada un suceso relacionado con la Procuraduría capitalina. La tarde anterior, dos fuentes distintas declaran a EL UNIVERSAL que la corrupción no amaina en esa dependencia y que es obvia su derrota frente a la delincuencia. Pero en el undécimo piso de Fray Servando Teresa de Mier 32, el procurador desayuna fruta y huevos, quizá serenado por el verde suave de su despacho.

Samuel Ignacio del Villar Kretchmar, guadalupano, descendiente de la aristocracia potosina y de emigrantes asturianos asentados en Hidalgo, nació en la ciudad de México hace 55 años. Es padre de un joven de 25 y su mujer es Enriqueta Loaeza. Egresó de las universidades Nacional Autónoma de México y de Harvard, es doctor en Derecho, académico y productor de queso de cabra.

Tiene unos dedos afilados, el poderoso cráneo, casi cúbico, montado sobre un cuerpo rollizo y nariz puntiaguda que señala al labio superior. Cuando hace chocar sus dientes, su rostro adquiere un aspecto fiero al que llega a honrar: ?Al nerviosismo imperante (por la inminente aparición de ?Proceso?) atribuíamos los arranques temperamentales de un Samuel del Villar que se ponía a insultar a Julio Scherer y a Miguel Ángel Granados (Chapa) en las reuniones del consejo. A él no parecían preocuparle las amenazas externas ni las dificultades internas para salir en la fecha fijada (...) sólo se presentaba en las oficinas cuando se citaba a reunión de consejo, y entonces criticaba acremente el pésimo manejo de la empresa, la falta de evaluaciones previas y la precipitación con que habíamos elaborado el presupuesto básico del semanario?, apunta Vicente Leñero en ?Los periodistas?.

Pero a Del Villar lo caracteriza también su afición a los cigarrillos ?Camel? y a la adrenalina: durante los últimos 25 años padeció la violencia del echeverriato contra ?Excélsior?; jugó un papel relevante en la fundación de ?Proceso?; y fue actor en la concepción y debacle de la ?renovación moral? delamadridista, la creación del PRD y la épica navista en San Luis Potosí. Hoy, por un salario mensual de 70 mil 738 pesos y diez centavos, se desempeña como procurador del primer gobierno electo de la capital y, discurre, su afán no ha variado: ?Toda mi vida profesional ha sido básicamente lo mismo. Cuando el constitucionalismo moderno establece la dignidad humana como centro del orden constitucional y del Estado, todo mandato de autoridad tiene que ser coherente y predecible, y la autoridad responsabilizable por hacer valer y promover los derechos inherentes a esa dignidad. Cuando esto no sucede, se va a una crisis de convivencia funcional, y se niegan dos valores: la justicia y la eficiencia; es como llegamos a la crisis estructural en nuestra organización económica, porque no hay un estado de derecho?.

Lorenzo Meyer, compañero de Del Villar en El Colegio de México (El Colmex), lo ?caracterizaría como un hombre (...) que une el conocimiento a la pasión por el Derecho; un personaje que toma sus decisiones y juzga a las personas y a las circunstancias con una base moral (...) A veces se lanza con todo contra algo o contra una circunstancia con esa base, sus juicios tienen siempre ese rasgo?.

En todo esto tiene parte su formación religiosa (?siempre un ?Padre Nuestro? bien rezado cubre...?, piensa Del Villar) tanto como la influencia de su madre, Guadalupe Kretchmar Muriel (hija de Nicolás Kretchmar, un ruso de Odesa, y Guadalupe Muriel, descendiente de un banquero potosino), a la cual recuerda como ?una mujer que tuvo una visión filosófica muy amplia?.

Estudió hasta el tercer grado de primaria con las madres del Espíritu Santo y, en adelante, en el Instituto Cumbres ?de los maristas?, donde egresó del bachillerato.

Al mediar los años 60 interrumpe su carrera en la Facultad de Derecho de la UNAM, y estudia economía en Londres y París. Al volver se contrata como traductor en ?Excélsior?, donde luego será editor de ?Pensamiento europeo? y ?Pensamiento iberoamericano?, así como articulista.

A causa del movimiento estudiantil de 1968 deja en suspenso su titulación, e ingresa a Harvard, de donde regresa tres años más tarde para acomodarse en la burocracia sin perder su espacio en ?Excélsior? ni la amistad con Scherer, su director.

?Publiqué una serie de artículos ?recuerda? sobre el sistema de regulación de la inversión extranjera, y el subsecretario de Industria, José Campillo Sáenz, me dijo que había una posición como asesor del secretario de Industria y Comercio, para hacer un proyecto normativo sobre el marco de interacción con la inversión extranjera.

Antes de los 30 años, Samuel del Villar abre, así, más de una década de relación accidentada con la alta burocracia. Por diferencias técnicas con Campillo Sáenz y el presidente Luis Echeverría, deja el puesto; pero no el gobierno: Horacio Flores de la Peña, secretario de Patrimonio Nacional, lo nombra asesor, cargo que abandona en poco tiempo a causa de un artículo en el que cuestiona la política fiscal.

A mediados de los 70 queda temporalmente fuera del gobierno, pero su amigo Bernardo Sepúlveda lo presenta con Rafael Segovia e ingresa a la planta académica de El Colmex. Aparte, Scherer le pide hacerse cargo del Fideicomiso ?Excélsior?, con la misión de dar sustento legal a un paquete de aprovechamiento comercial de los terrenos de Paseos de Taxqueña, propiedad de esa editora.

Al fin, sin embargo, el actual procurador sale de ?Excélsior? con el grupo de Scherer (tras el golpe del echeverriato contra el diario) y se va para fundar ?Proceso?, aunque de sus palabras se desprende que nunca se integró, porque le interesaba más el periodismo de análisis. Muy pronto, pues, se reconcentra en El Colmex y vuelve al gobierno, ahora como asesor externo del secretario de Hacienda lopezportillista, Julio Moctezuma Cid.

Una confrontación entre los miembros del gabinete económico (1977) lleva a renunciar a Carlos Tello Macías, titular de Programación y Presupuesto, y a Moctezuma Cid, ?y entonces el presidente me pide que me quede como consultor suyo en el programa de reforma fiscal. Acepto, pero también me regreso de tiempo completo a El Colmex, hasta que en un año sabático me lanzo a hacer el proyecto de ?Razones??.

La revista ?Razones? duró sólo dos años, pues Del Villar terminó asesorando al candidato Miguel de la Madrid: ?Lo conocí en la Facultad de Derecho y fue jurado suplente en mi examen profesional. Cuando lo hacen secretario de Programación y Presupuesto le planteo que mi siguiente investigación en El Colmex sería sobre corrupción y estado de derecho, para que me diera apoyo informativo (el INEGI pertenecía a su secretaría).

?A los 15 días, De la Madrid es nominado candidato a la Presidencia, me propone que coordine en su campaña las propuestas para una política anticorrupción y paso a presidir la ?Comisión de renovación moral?. A ese trabajo se debió la reforma al título IV constitucional, la Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos y el título X del Código Penal Federal, como parte de un paquete que establece un nuevo sistema de penalidades.?

Sin embargo, al armar su gabinete, De la Madrid se negó a nombrarlo procurador general de la República, posición en la que, pensaba, podría combatir la corrupción: ?Yo dije: ?Bueno, si no es esto, pues Ministerio Público para asuntos de corrupción?, pero se me planteó irme de contralor, lo cual no acepté.

Al final, el presidente De la Madrid lo designa ?asesor en asuntos especiales?, pero lo hacen renunciar, el 6 de marzo de 1985, la escasa voluntad de los miembros del gabinete para atacar la corrupción y la filtración de un plan operativo para actuar penalmente contra Joaquín Hernández Galicia, el líder moral de los trabajadores petroleros, elaborado por Del Villar.

Y vuelve a su ya viejo reducto: El Colmex, aunque los sucesos políticos lo sacan de la academia tres años después. No obstante que se había negado a sumarse a la Corriente Democrática que en el interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) encabezaban Cárdenas y Muñoz Ledo, el fraude del 6 de julio de 1988, que hizo presidente a Carlos Salinas de Gortari, lo alertó y en una serie de artículos en ?La Jornada? cuestionó el desdén hacia la voluntad popular, lo cual motivó un telefonazo del candidato oficialmente derrotado, Cárdenas, quien le propuso la fundación del Partido de la Revolución Democrática: ?En San Luis Potosí poseo algo que para mí ha sido mi eje vital, que es una propiedad en Peotillos, una pequeña comunidad donde tengo muchos amigos. ?Déjeme comentarlo con algunos de los amigos míos de Peotillos?, le pedí al ingeniero Cárdenas.

Renunció al PRI (1988); se integró al grupo fundador del nuevo partido y recibió la comisión de formar el PRD en San Luis. Es en el mismo contexto que se suma a la campaña del doctor Salvador Nava como candidato a gobernador (1991): ?Samuel del Villar desciende de gente de San Luis Potosí y cuando pasaba por aquí visitaba la casa; es lo que llamo una amistad vieja de familias viejas, de manera que a la hora en que tuvimos mayor contacto con él, realmente fue como si nos hubiéramos conocido de mucho tiempo atrás ?dice Concepción Calvillo viuda de Nava.

Eduardo Martínez Benavente, notario público en San Luis Potosí y navista destacado, rememora: ?En 1991 y 1992 fue determinante la participación de Del Villar en el movimiento navista. Por ejemplo, previamente al lanzamiento de la candidatura del doctor Nava, fue él quien hizo el convenio de coalición Partido Acción Nacional-PRD-Partido Demócrata Mexicano, que incluía los puntos ideológicos de la campaña.

?Además, fue al primero que escuchamos plantear una serie de reformas, como la que proponía la ciudadanización de los servicios electorales.?

De la relación entre Del Villar y el doctor Nava, Martínez Benavente documenta: ?Era una de las personas de confianza del doctor Nava; pertenecía a su grupo íntimo, al de quienes nos sentábamos en su mesa. Recuerdo que desesperaban sus pausas y su solemnidad al hablar, además de que en la lista de sus virtudes, la política no se le dio, porque llegó a tomar decisiones equivocadas.

?Tras la jornada electoral de agosto de 1991, cuando el órgano electoral le dio el triunfo a Fausto Zapata, Del Villar quiso impugnar legalmente la elección, pero Nava le advirtió que detuviera cualquier acción legal: ?Suspéndelo ?le dijo?, porque es la misma gente la que juzgará y caeremos en su juego?. Fue cuando Nava llamó a la resistencia civil, algo que Samuel no entendió... era su falta de sensibilidad política en ese tiempo.?

Simultáneamente, Del Villar mantenía parcialmente su actividad en el Centro de Estudios Internacionales de El Colmex. Carlos Urzúa, otro de sus amigos en el medio académico, recuerda: ?En 1992, logramos hacer una buena amistad; nadie le echaba un lazo al pobre, porque era le época del apogeo salinista y Samuel siempre fue una persona muy crítica; El Colmex, como muchos otros ámbitos, estaba impregnado de esa euforia y quienes no participábamos de ella éramos mal vistos.

En su partido, Del Villar ha sido consejero nacional, representante ante el Instituto Federal Electoral y asesor jurídico del presidente nacional. Al tomar posesión Cárdenas del gobierno capitalino, en diciembre de 1997, lo nombró procurador de Justicia, desde donde ha resistido toda suerte de embestidas.

Según él, en dos años y medio ha avanzado en el cambio estructural, el establecimiento del servicio público de carrera, la capacitación y la modernización de procedimientos; en infraestructura y equipo, y en el combate contra la corrupción y la delincuencia.

Macario Schettino, quien coincidió con él en el gobierno de Cárdenas (como coordinador de Planeación y Desarrollo), lo describe: ?Es un creyente fervoroso del Derecho, una especie de cruzado, sí, pero en el sentido de que hay que aplicar la ley... es maniaco en eso. También es un cruzado contra la corrupción; la considera una especie de gravísimo crimen.

?En la procuraduría ha trabajado para incentivar a quienes actúan dentro de la ley y poner trabas a quienes están fuera. Ha impulsado sistemas para medir resultados en las agencias calificadoras, el servicio público de carrera y la reconstrucción de la institución. Pero no se ha quedado en la explicación de cumplir la ley, sino en crear condiciones que lo propicien.?

En cambio, una fuente del Sindicato Único de Trabajadores de la Procuraduría General de Justicia asegura que tanto en el área de Adquisiciones como en el Ministerio Público los niveles de corrupción no han variado respecto de administraciones anteriores, aparte de que existen pugnas entre grupos de poder, despidos injustificados, jubilaciones forzosas, compactación de plazas sindicalizadas y entre 25 y 30 por ciento de la nómina se destina a salarios de mandos medios y superiores.

Respecto de las relaciones laborales, precisa: ?Esta administración se caracteriza por su actitud adversa a los derechos laborales, uno de cuyos efectos ha sido la reducción de casi 20 por ciento de la plantilla sindicalizada. Ha sido, además, represiva hacia los trabajadores.

El diputado local priísta José Eduardo Escobedo, quien aparece en documentos oficiales como presidente de la Comisión de Administración y Procuración de Justicia de la primera Asamblea Legislativa del DF, opina, a su vez, que ?desde marzo del año pasado los diputados del PRI y del PAN renunciamos a las comisiones, debido a múltiples anomalías, deficiencias e irregularidades en el gobierno capitalino, incluyendo, por supuesto, a la procuraduría?.

En las administraciones de Cárdenas y Rosario Robles, que han tenido a Del Villar como procurador, ha habido, sostiene, ?una invasión indebida del gobierno en funciones que corresponden al Poder Judicial (...)?.

En seguida, su balance de la gestión del procurador Del Villar: ?Es desfavorable en términos de lo que ellos mismos ofrecieron. Rescatar a la ciudad de la delincuencia, en un tiempo perentorio; agilizar las denuncias en las agencias del Ministerio Público, y la profesionalización y especialización del personal son algunas de sus ofertas incumplidas.

Acerca de los ?casos relevantes? que ha enfrentado la procuraduría, da su veredicto: ?¡Son un fracaso! Si después de reunir pruebas para fincar responsabilidades (que es el papel de la procuraduría), el juez consigna el asunto, bien. Pero si el caso sigue todas las etapas procesales, pasando por una cadena de personas e instituciones, y se determina la inocencia de los acusados, no se puede llamar de otra forma, sino fracaso.

A unos 55 kilómetros de San Luis Potosí, rumbo a Matehuala, a las orillas del municipio Villa Hidalgo aparece el modesto camino que conduce a Peotillos ??Peyotillos??, pueblo que tomó su nombre de la hacienda colonial a la que perteneció.

La madrugada del sábado, cada 15 días, el procurador sale de su oficina o de su casa, toma la autopista a Querétaro y amanece, seguido de su escolta, en el casco de la ex hacienda de Peotillos, que pertenece a su familia desde el siglo pasado y que hoy comparte con tres socios.

Del Villar posee un ala de la hermosa residencia y unas 400 cabezas de ganado caprino; produce queso de cabra que él personalmente transporta a la ciudad de México para distribuirlo.

En el huerto de la ex hacienda, tras una hilera de sabinos, se halla el cementerio familiar a la vera del árbol más frondoso, en cuyo tronco un retablillo recrea la escena de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego.

Cada vez Samuel del Villar viene a Peotillos en busca de algo de quietud.



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