En medio de al menos seis elementos de escolta, porras y gritos de ?viva Carlos?, el presidente nacional del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), Carlos Guzmán Pérez salió de la sede del parmismo nacional.

Subió a un Stratus color vino con vidrios polarizados, casi negros, y se marchó. Sus guardias no permitieron que ningún extraño se le acercara. Lo siguieron en otro Stratus, este negro, una escolta más numerosa que, incluso, la de los presidentes de AN y PRD. Guzmán Pérez, único de los cinco líderes de partidos políticos que aceptó la propuesta de Porfirio Muñoz Ledo para hacerlo candidato presidencial, hoy está en medio del remolino político.

Candidato al Senado de la República, el comerciante, líder de organizaciones de mercados ambulantes en Iztapalapa, habría sido señalado por Muñoz Ledo, por presuntos nexos con el narcotráfico.

De acuerdo con la historia reconstruida a partir de las versiones del propio Carlos Guzmán y la Procuraduría General de la República, todo comenzó el 12 de febrero.

Muñoz Ledo y Guzmán Pérez habrían tenido una fuerte discusión, pues el segundo se quejó que el candidato excluía totalmente al PARM de sus programas.

Tres días más tarde el presidente del PARM estuvo en Cuernavaca. El 16 en Chilpancingo hasta llegar el 17 a Acapulco, en un recorrido de carácter político.

Ello lo dice, para argumentar que ?me siguieron desde que salí de la ciudad de México. Me señalaron, hasta detenerme en un aparatoso operativo con 40 militares bien armados, que me obligaron a tirarme al suelo y me pusieron una pistola en la cabeza?.

Según la versión del titular de la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada (UEDO), José Trinidad Larrieta ?fue confundido con uno de los más importantes narcotraficantes?.

Los ?indicadores? de la UEDO recibieron toda la información, con fotos y una descripción de la manera en que se movía el capo, para ubicarlo y aplicar un operativo de captura.

Los elementos de la UEDO avisaron el 17 de febrero, con carácter de urgente, que el capo buscado estaba en el puerto, protegido por un fuerte dispositivo de seguridad.

El responsable de la UEDO se comunicó con la comandancia de la 27 zona militar en Chilpancingo, Guerrero, para que apoyara la captura.

El operativo se efectuó en minutos, pero para sorpresa de los agentes y del Ejército, el ocupante del Stratus era Carlos Guzmán, quien además vestía ropa de mezclilla, una camisa amplia con un águila en la espalda, botas vaqueras y joyas.

En palabras de Larrieta Carrasco: ?...desafortunadamente, perdón, pero la vestimenta y las características físicas generales de esa persona correspondían con el narcotraficante?.

Los agentes se disculparon por ?la confusión? y en menos de cinco minutos dejaron ir al parmista y a sus acompañantes.

Según Carlos Guzmán, pidió ?la cabeza? de Larrieta Carrasco. ?Levanté una averiguación previa por lo que me hicieron. Pero a las cinco de la tarde ya estaba Larrieta en Acapulco pidiéndome disculpas?.