Joaquín López Dóriga, en su noticiario televisivo, entrevistó a Cuauhtémoc Herrera Suástegui, ex comandante de la Policía Judicial Federal herido en un atentado en que murió su chofer y resultó herida también la licenciada Silvia Raquenel, a las puertas del hotel Imperial.

A la primera pregunta que le hizo López Dóriga, Herrera Suástegui respondió: ?Mi situación jurídica es cumplir un arraigo domiciliario en este lugar y después en algún otro?.

Inquiriéndole específicamente si creía que el atentado iba dirigido a él, respondió: ?Aquí hay una situación de indeterminación. No sé si iban por mí o por la abogada. Correspondería a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal aclararlo. Yo les he dado las características físicas de mi agresor y a ellos corresponde investigar".

Después hizo un recuento de los sucesos en que se vio involucrado y en donde estuvo a punto de perder la vida.?Yo tenía una diligencia que cumplir en la Fiscalía Especializada para Atención de Delitos contra la Salud (FEADS), a las 18:30 horas, estos hechos sucedieron a las 17:00 horas y lamentablemente murió la persona que conducía el vehículo.?

Sobre por qué pidió que lo trasladaran al hospital del Estado Mayor, Herrera Suástegui respondió que ?uno hace un análisis en la parte que como policía le corresponde y los hechos señalan señala hacia mi persona que si el atentado iba contra mí, porque yo iba a declarar, pues es más fácil entrar a un hospital privado que a uno que se encuentra vigilado por personal militar?.

Sobre su estancia en España, Herrera Suástegui dijo que él pidió al procurador general de la República lo regresara a la ciudad de México, ?ya que había información de que yo podría estar involucrado en algún hecho ilícito. No porque lo hubiera dicho la DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos), sino porque aparecieron unos papeles con el dicho de un sujeto de que se me había dado una cantidad de dinero por proporcionar información?.

?¿Qué temerían que sepa usted que intentaron que no llegara a declarar? ?le preguntó Joaquín López Dóriga.

?Es necesario empezar a atar los cabos sueltos para abrir líneas de investigación, respondió el ahora arraigado.

En cuanto a que había dicho que él no desaparecería como el oficial mayor de la Procuraduría General de la República, respondió que ?yo no tengo razón para desaparecer?. ?¿Cómo es la vida arraigado? ?se le preguntó finalmente a Herrera Suástegui.

?Lo hace a uno meditar sobre el trabajo, sobre lo que ha perdido y ganado en el trabajo, pero sobre todo haciendo acopio de paciencia para que los días pasen rápidamente y que la justicia haga la valoración de las pruebas y levantar el arraigo.