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1998, primera aparición de las FARP

Jorge Alejandro Medellín| El Universal
Miércoles 12 de abril de 2000
El surgimiento de grupos armados obedece a un intento oficial de crear miedo y justificar la existencia de cuerpos de seguridad: analistas

La aparición pública, el pasado sábado 8, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), no es la primera de este grupo. Existe un antecedente en 1998, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional realizó la Caravana por la Paz hacia el Distrito Federal. Esto ocurrió durante el paso de la caravana por Oaxaca. Ahí, según los registros de inteligencia, se manifestó por primera vez dicha organización armada en un acto en el que, como sucedió la noche del sábado 8, no expusieron una plataforma ideológica o política definida, ni mostraron algún proyecto revolucionario concreto. Pero para especialistas como Jaime Laguna, quien perteneció en la década de los 80 a la extinta Liga Comunista 23 de Septiembre, ?estos grupos no son sino una creación oficial preparada con dos finalidades: infundirle miedo a la gente para revivir el escenario electoral de 1994 con el EZLN, y justificar ante la sociedad y el gobierno federal la existencia de entes como la Policía Federal Preventiva y otros cuerpos de seguridad?. La idea, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL, es seguir haciendo crecer el presupuesto para el aparato de seguridad. Eso de colocar granadas olvidadas en las calles o fabricar artefactos para dejarlos tirados por ahí, dijo ?es lo más absurdo que puede haber; la guerrilla, y menos la de tipo urbano, jamás actúa de esa forma?. En todo caso, agregó, grupos como el EPR suelen ir al combate directo, a la emboscada. No obstante, desde la aparición, efectivos de las fuerzas federales de apoyo de la PFP se dieron a la tarea de recorrer las calles del barrio de San Francisco, en Xochimilco, lugar en el que hicieron su aparición las FARP. El único posible antecedente de las FARP se ubica en 1973, con el surgimiento de las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), uno de los grupos subversivos con mayor actividad en esa década, responsable, entre otros hechos, del secuestro del cónsul norteamericano George Leonhardy Terrance en Guadalajara, el 4 de mayo de ese año. También se les responsabilizó del secuestro del cuñado del entonces presidente Luis Echeverría Alvarez, José Guadalupe Zuno Hernández el 28 de agosto de 1974, a quien extrañamente liberaron sin haber logrado ningún beneficio económico o demanda política alguna. Las FRAP tuvieron su última acción en 1977, cuando cerca de la playa de Guayabitos, en Michoacán, secuestraron un camión de pasajeros para exigir la liberación de un grupo de compañeros presos en la cárcel de Oblatos, Jalisco. No obtuvieron nada. Agentes de la Dirección Federal de Seguridad acudieron al lugar para acabar con el grupo. Desesperados, los miembros del FRAP hicieron estallar una granada en el interior del autobús con un saldo de varios muertos.

¿De la nada?

Sin planteamientos ideológicos, sin un programa ?revolucionario" y sin objetivos definidos, las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), son para analistas militares, una mutación ?artificial? del EPR o del autodenominado Frente Villista. En todo caso, precisaron las fuentes consultadas, la de las FARP no es sino una aparición de estos grupos para no dejar de tener presencia en la capital, aprovechando el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata. Las fuentes militares admitieron que este tipo de actos podría prestarse a crear un clima de inestabilidad, enfocado a generar miedo entre ciertos sectores de la población cuyo voto podría al final decidir las elecciones del 2000. Sin embargo, existe un antecedente mucho más añejo, en la década de los 70, que ubica a las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) como uno de los grupos de guerrilla urbana más activos y violentos de aquella época. Fuentes de la Sección Segunda del Ejército (S2, Inteligencia) consultadas en los primeros meses del levantamiento zapatista y que se dedicaban exclusivamente a tratar de identificar al ?subcomandante Marcos?, manifestaron su sorpresa al revisar sus archivos históricos sobre la subversión en México. La razón era simple: ?Algunos de los guerrilleros que dimos por muertos en los 70, resulta que siguen vivos?, dijeron fuentes de alto rango.



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