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“Sabíamos qué pasaba, pero nadie hablaba”

Alberto Torres Enviado| El Universal
Lunes 20 de febrero de 2012

alberto.torres@eluniversal.com.mx

SAN FERNANDO, Tamps.— “No podíamos hacer nada. Luchábamos por nuestra vida y veíamos con impotencia cómo se los llevaban. Los secuestros de los autobuses los hacían a plena luz del día, incluso afuera de la central de autobuses. Pero no podíamos decir nada, nos quedábamos callados. Tenemos familia, tenemos hijos y no podemos irnos de aquí”, comenta un habitante de la avenida Ruiz Cortines, la principal de este municipio.

Los habitantes de San Fernando tienen coraje y resentimiento con los gobiernos federal, estatal y municipal, porque por más de dos años los dejaron solos, en medio de esta cruenta guerra. Veían pasar caravanas de unas 200 camionetas con hombres armados en las cajuelas que a veces se enfrentaban contra otros que intentaban entrar al pueblo.

Las parqueaban en la entrada del cementerio de Loma Alta. “Aquí las formaban día y noche, hacían fogatas y esperaban”, cuenta un testigo a quien esta guerra le dejó dos familiares desaparecidos que más tarde, cuando localizaron las fosas, los encontraron muertos en una brecha. Lo que más le pesa es que debe cargar con el estigma de que “por algo los mataron”; él trabaja de forma honesta como repartidor.

En este territorio el contrabando de droga, armas y autos siempre ha existido. Los Zetas llegaron a instalarse desde hace más de ocho años. Comenzaron a llegar poco a poco. “Los veíamos pasar en camionetas de lujo, entrar a las tiendas y comercios a comprar. Nunca robaron ni secuestraron. Siempre pagaban”, cuenta un comerciante a quien le compraban. Vivían en ranchos alejados afuera del centro. Luego comenzaron a establecerse en las colonias. Y la gente de aquí comenzó a involucrarse con ellos.

“Todas las familias tienen por lo menos a uno metido con estas personas. Por eso hay mucho miedo. En mi familia así pasó, tenemos a primos o tíos que están con ellos. En mi casa tenemos un plan. Mi mamá siempre nos lo recuerda antes que salgamos: si vienen por ustedes y se los quieren llevar no se dejen atrapar con vida. Así al menos tendremos su cuerpo y sabremos dónde están y podemos llorarles”, dice una joven de 23 años, quien trabaja en acciones sociales para rescatar a la comunidad juvenil.

La averiguación previa (AP 20/2002/1) de PGR, contenida en la orden de aprehensión dictada el 26 de febrero de 2002 por el Juzgado 18 de Distrito bajo el proceso 16/2002 por delitos contra la salud, violación de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita contra Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Mamito, ex militar de fuerzas especiales e integrante de Los Zetas, confirma el dicho de los habitantes. Revela que las autoridades federales tenían conocimiento de los campos de entrenamiento de Los Zetas desde 2006, pero no de la violencia que se desató hasta 2010, según los pobladores.



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