José de Jesús Zambrano Grijalva (Empalme, Sonora, 1 de octubre de 1953), actual dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), también tiene un alias: El tragabalas. Le dicen así por su activismo en la Liga 23 de Septiembre, donde participó en actividades guerrilleras. Fue capturado por las autoridades gubernamentales. Estuvo preso entre 1974 y 1975.

Él dice que sólo tiene cuatro trajes “finos”, y presume un Hugo Boss (algo roído a la altura de la pantorrilla izquierda, por cierto).

La marca puede encontrarse en cualquier almacén por 15 mil pesos. En la muñeca de su brazo derecho porta un reloj Citizen, muy sencillo.

Zambrano dice que vive de su salario como dirigente nacional del PRD, que es de alrededor de 50 mil pesos mensuales, cantidad muy por debajo de su dieta como diputado federal, la que asciende a casi 200 mil pesos.

Le gusta la bohemia, esas noches largas de guitarra y trova a media luz. Y como buen “Chucho” —integrante de la corriente Nueva Izquierda, que controla este partido —, de vez en cuando se reúne con Carlos Navarrete Ruiz, coordinador del PRD en el Senado, y con el candidato a la gubernatura en Nayarit, Guadalupe Acosta Naranjo, quienes viven en la colonia Narvarte, para disfrutar una velada de este tipo.

Su restaurante favorito es El Mesón del Cid, donde se sirve comida española tradicional.

Zambrano Grijalva vive al sur de la ciudad, en una casona enclavada en Culhuacán, “cerca del Poli”. Según sus vecinos, el perredista acude a la “tiendita” de su casa a comprar alimentos y bebidas. Su esposa es la ex diputada federal Rosario Tapia Medina.

El ex guerrillero que saltó al “ala moderada” del PRD tiene una camioneta CRV Honda 2007, pero prefiere trasladarse en una Honda Pilot del año que pertenece al PRD. En este auto únicamente viaja con su chofer y su asistente personal.

Prefiere los jeans que la corbata, y siempre lleva consigo una pluma Mont Blanc, “para lo que se ofrezca”. Creció en Empalme, Sonora, y por sus venas corre sangre yaqui.

Él tiene un modo de vida austero, pero nunca ha escatimado en invertir su dinero en la educación de sus hijos.