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En México o en Colombia, donde el crimen organizado y el narcotráfico han dado muestras de injerencia en la política, es necesaria una transformación de los partidos y de su ejercicio.

Los especialistas colombianos Luis Jorge Garay, investigador en captura de Estados a través de redes ilegales, y Eduardo Salcedo Abarán, consultor en estrategias de lucha contra la delincuencia, coincidieron en que la prioridad es quitarle al hampa espacios en la política.

“Se necesita que los partidos se reformen para imponer castigos a través de una ética pública. Si hay debilidad en las instituciones, tampoco se avanzará de manera decidida para quitarles espacios a los criminales. Esto es un proceso de corto, mediano y largo plazo”, dijo Garay.

Los colombianos estuvieron en México a invitación del Consejo de Participación Ciudadana de la PGR, para compartir sus experiencias.

Al analizar el fenómeno del narcotráfico aseguraron que México vive un proceso más complejo que el que padeció Colombia hace 10 años, cuando el cártel de Medellín —de Pablo Escobar— impuso su voluntad a través del miedo y la intimidación con actos terroristas.

Empero, comentan que en México comienza a gestarse un movimiento social por medio de la participación de la gente en contra del rechazo a la ilegalidad como lo fue la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, del poeta Javier Sicilia, que podría ser una esperanza.

“Estos esfuerzos deben ser transparentes para cobrar legitimidad ante la sociedad y el gobierno no debe verlos como enemigos, sino como un aliado contra la delincuencia… ojalá sea sustentable para que esta sociedad reaccione contra la ilegalidad de una manera abierta”, indicó Garay.

Ambos expertos coinciden en que las organizaciones criminales mexicanas han logrado un nivel de complejidad mayor al de sus pares colombianos.

“Ya no sólo se desempeñan en actividades del narcotráfico como la extorsión, el tráfico de armas o de personas, sino que han ido a procesos más complejos como paramilitarismo… como la sustitución del Ejército legal para imponerse por medio de la intimidación e implantar toques de queda”, agrega Garay.

Salcedo, quien fue asesor en seguridad de la presidencia de Colombia, comentó que hechos como la masacre en Petén, Guatemala, o el asesinato e inhumación clandestina de 183 personas en San Fernando, Tamaulipas, —donde las autoridades de ambos países señalan a Los Zetas como autores de estos crímenes—, muestran un cambio en la violencia que emplean los narcos mexicanos.