GUATEMALA.— Un sobreviviente de la matanza de 27 campesinos que ocurrió el sábado en el departamento de Petén, Guatemala, dijo que logró escapar de los atacantes después de recibir una puñalada en el estómago y simular que se encontraba muerto.

El sobreviviente, cuyo nombre se omitió, fue entrevistado por un noticiero de televisión local vía telefónica desde el hospital del municipio de San Benito.

El hombre dijo que por ahora sólo quiere regresar a su comunidad, donde lo esperan sus hijos de cinco, tres y un año, además de su esposa.

Explicó que temió huir porque los criminales dijeron que volverían. La policía llegó por la mañana del domingo, pero la violencia continuó el lunes en zonas vecinas del Petén, una región selvática y estratégica para el tráfico de drogas, donde la tasa de homicidios duplica al promedio nacional y supera a las partes más violentas en México.

En un principio, la cifra de víctimas era de 28, pero hoy la policía rectificó su información inicial y dijo que fueron 27, de los cuales a 26 se les decapitó.

Hasta el momento, las autoridades guatemaltecas han identificado a 15 de los 27 muertos, entre ellos tres menores de 17, 15 y 13 años, así como dos mujeres.

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, prometió capturar a los responsables, que se presume son de Los Zetas. Colom, quien acudió ayer al municipio de La Libertad (Petén) junto a su ministro del Interior, Carlos Menocal, calificó la masacre como “una salvajada”.

“Esta gente se fue a meter a alguna madriguera, pero los vamos a capturar”, afirmó el mandatario a periodistas.

Indicó que las fuerzas de seguridad, incluido el ejército, tienen asegurados ocho puntos estratégicos en carreteras para impedir que el grupo salga del país.

Colom aseguró que entre 40 y 50 personas de un comando llegaron a la finca ganadera. Al parecer, el comando es parte de un grupo denominado Z 200.

Autoridades dijeron que dos hombres fueron muertos y un sospechoso de la masacre fue detenido luego de un enfrentamiento con la policía la mañana del lunes, mientras algunas granadas fueron arrojadas a una casa y a un negocio en San Benito, adonde los cadáveres fueron llevados para identificarlos.

Las víctimas trabajaban en la finca Los Cocos, propiedad del presunto narcotraficante guatemalteco Otto Salguero.

“Se comprobó que las víctimas eran agricultores sin ningún vínculo con el narcotráfico”, dijo el ministro Menocal, quien añadió que Salguero es investigado por narcotráfico y se supone que éste sería enemigo de los autores de la matanza. Pese a las investigaciones contra Salguero, aún “no se tenía un caso concreto”.

En tanto, la Organización de las Naciones Unidas “condenó con firmeza los brutales hechos de violencia” y afirmó que esa masacre “confirma la urgente necesidad de implementar una estrategia integral de seguridad humana que garantice los derechos humanos”, se estableció en un comunicado. (Agencias)