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El Senado recuerda a Fidel Samaniego

Ricardo Gómez y Elena Michel| El Universal
Viernes 13 de agosto de 2010
Yoab, su hijo mayor, relató anécdotas del periodista

ricardo.gomez@eluniversal.com.mxelena.michel@eluniversal.com.mx

El periodista Fidel Samaniego (1958-2010) recibió un homenaje en el patio del Senado de la República.

Ahí, a la casona de Xicoténcatl, donde el “narigón cronista” caminó infinidad de veces para escudriñar la vida legislativa, acudieron familiares, amigos y comunicadores para decirle adiós y reconocer la labor profesional de quien hizo de la crónica parlamentaria su pasión.

En representación del Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, y de Juan Francisco Ealy Jr., Director General, acudió Jorge Zepeda Patterson, Director Editorial.

También asistieron políticos como el presidente del Senado, Carlos Navarrete; el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera; senadores como Francisco Labastida Ochoa, del PRI; y Roberto Rock, quien fue director del periódico varios años de la vida profesional de Samaniego..

Por la familia del cronista atestiguaron su viuda, Olivia Behar, y sus hijos Nitza y Yoab.

Todos juntos con flores y velas en mano, para recordar y reconocer a quien en vida plasmó como nadie los pasajes de la vida parlamentaria y política.

La urna con sus cenizas se colocó al lado de la estatua de Belisario Domínguez, flanqueada por playeras de los equipos del cronista, la UNAM, en futbol americano, y el Necaxa.

En ese patio en que tantas veces caminó Samaniego, su voz se escuchó. Un video recordó el programa En Confianza, y con éste su imagen, su facilidad para la palabra, para contar historias, para informar.

Jorge Zepeda Patterson agradeció el gesto del Senado para el reconocimiento a Samaniego. Dijo que ningún cronista contemporáneo supo mejor que él relatar los laberintos de la política parlamentaria. Recordó su capacidad de contar historias para gente de “carne y hueso”. Destacó el éxito de su blog “De confianza con Fidel”, el más visitado del periódico.

Asentó que Samaniego será evocado cuando el espacio público lo necesite. Contó que el primer lunes después de su muerte, tuvo que hacer El Gran Diario de México sin Fidel, “y la verdad fue duro”.

Yoab, hijo mayor del cronista, relató pasajes de la vida con su padre. El último viaje por Veracruz, su número 7, la pasión por los toros, los infaltables cigarro y café en mano, todo eso que lo hacía ser Fidel.

Navarrete destacó la crónica parlamentaria de Samaniego. Aceptó que era imprescindible leerla para enterarse de lo que pasaba en el Congreso. “Se le va a recordar siempre”, afirmó, y pidió valorar la herencia del periodista: muchos amigos.

Labastida destacó la “broma aguda, el comentario inteligente”, pero sobre todo la amistad que los unió: “Yo voy a extrañar a mi amigo Fidel Samaniego”. Fidel Herrera destacó su trayectoria y generosidad, su gusto por Agustín Lara. “¡Qué viva Fidel Samaniego Reyes!”, retumbó en la casona. El periodista Juan Arvizu reseñó su trayectoria, y recordó que en secreto estudió periodismo mientras su familia creía que cursaba derecho. “Escribía lo que vivía”.

Y ahí en los pasillos del Senado, que tantas veces encerraron las narracciones de Fidel Samaniego, al final el aplauso y el recuerdo del amigo, el periodista, quedó patente en medio de velas, de su recuerdo, de los suyos... de “narigón cronista”.



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