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Pieza teatral que dejó igual a los dolientes

Fidel Samaniego R.| El Universal
Jueves 09 de julio de 2009

fidel.samaniego@eluniversal.com.mx

Yeyé. Así decía que se llamaba. Cuando empezó a hablar, así interpretó lo que él escuchaba que le decían: bebé.

Y ya un poco más grandecito, así lo conocían: Yeyé.

Él tenía una mirada alegre, y una hermosa sonrisa. Así quedó plasmada su imagen en la camiseta que ayer portaba Estela, su mamá. Él ya falleció, algo en ella también ha muerto.

Ahí estaba, con otras personas que perdieron a sus hijos en el incendio de la guardería de Hermosillo. El clima en el salón era asfixiante. A la mesa redonda se congregaron legisladores y el director del Seguro Social, Daniel Karam.

Y ellas y ellos, madres y padres dolientes, eran quienes observaban esa representación, como de teatro del absurdo, esa burla a su tragedia. Ya no lloran, cuando menos en público. Sus ojos secos reflejan la infinita tristeza. y su silencio grita.

Poco antes de las cinco de la tarde, en la calle de Donceles, frente al edificio alterno del Senado de la República, manifestantes que suelen seguir a Andrés Manuel López Obrador gritaban consignas contra el Presidente de la República, el gobernador de Sonora y el director general del IMSS. Impúdicamente se vendían revistas en cuya portada traen la fotografía de las niñas y niños víctimas de la corrupción y la negligencia oficial. Una mujer mostraba a las cámaras dos muñecos quemados.

Y llegaron a la mesa los integrantes de la Comisión Permanente. Comenzó la reunión de trabajo. Yeidckol Polevnsky, quien la presidía, dijo que en un salón estaba Daniel Karam; pidió a otros legisladores que fueran a invitarlo a que pasara. Cuando el funcionario llegó, saludó primero a los legisladores, uno de sus colaboradores le dijo que ahí estaban familiares de los pequeños fallecidos. Se les acercó, extendió la mano, no encontró respuesta. Las madres, los padres, apretaban los puños, llevaban sus miradas al encuentro de algún recuerdo.

Y llegó el momento para que Karam hablara, informara. Atrás de él estaba uno de sus hombres de confianza con un portafolios negro que guardaba cinco discos compactos; otro ya había sido metido a una computadora. El funcionario habló durante casi 30 minutos. Primero hizo un compendio de las diversas declaraciones que han hecho el Presidente de la República, el procurador, él. Repitió que no habrá impunidad, que no valdrán filiaciones políticas o relaciones familiares. Posteriormente anunció medidas de seguridad y transparencia, acciones para tapar el fuego después de que 48 vidas infantiles fueron inmoladas.

Ya para terminar esa su primera intervención, entregó los discos con las supuestas listas de los concesionarios de las guarderías. Javier González Garza, del PRD, preguntó si no estaban impresas; Karam no supo qué decir. Uno de sus asesores ordenó a otra asistente que comenzara a imprimir. Hasta entonces, hasta ese momento, hasta 33 días después del accidente, hasta casi dos horas más tarde del momento en el que un CD había sido metido a un ordenador.

Lo demás, fue lo de menos. El nervioso director del Seguro Social intentó responder a su manera. Hubo cuestionamientos que dejó pasar de largo, como aquel de que cómo fue posible que su antecesor contratara y él mantuviera en la Coordinación de Guarderías a una mujer que se graduó como licenciada en decoración de interiores y que antes trabajó como gerente del restaurante El Gallo Pitagórico. Posteriormente, las acusaciones entre los políticos sobre los concesionarios de las estancias subrogadas, por su filiación política.

Y ahí estaba una mujer. No entendía lo que pasaba. En su camiseta, un rostro sonriente, una mirada luminosa. Él ya no está. Se llamaba Yeyé...



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