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Atención a niños de ABC costará 1 mdd

El Universal
Lunes 15 de junio de 2009
Necesitan dos cirugías por año hasta que cumplan 18: Sendel

Los niños menores de tres años que sobrevivan, luego del incendio en la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, tendrán que someterse a por lo menos dos cirugías anuales hasta los 18 años, y sufrir, además del dolor físico, el emocional que quedará para toda la vida.

El costo económico estimado para la atención de esos pacientes hasta que dejen de crecer, que puede ser entre los 18 y los 21 años, es de un millón de dólares, informó la presidenta de la Fundación Michu y Mau, Virgina Sendel de Lemaitre.

Resaltó que lo más grave, además del costo económico, son los costos físico y emocional que deberán enfrentar los menores y sus familias.

“El paciente quemado es el más caro que existe. No solamente es el que más sufre, sino que es el más caro. Los hospitales de Shriners que nos ofrecen su atención gratuita en EU tienen considerado un costo de un millón de dólares por niño”, dijo.

Sendel explicó que dicho costo es por un paciente que registra 90% o más de la superficie corporal quemada.

La cifra de un millón de dólares implica desde el momento que llega el niño a los hospitales del Shriners Burns Institute hasta que cumple los 18 o 21 años; “si a los 18 todavía no han acabado de crecer y necesitan más tratamiento, se lo dan gratuitamente”.

Pero en el caso de los niños quemados en Sonora “estamos hablando de bebés, y un pequeño o pequeña de tres años con 18% de superficie corporal quemada está en riesgo de perder la vida”.

Virginia Sendel refirió lo que sufren y enfrentan los pequeños que se quemaron en el incendio de la Guardería ABC, de los cuales 46 ya murieron, 29 están hospitalizados y otros por fortuna ya fueron dados de alta.

Explicó que “si logran sobrevivir, van a tener que usar trajes de compresión durante un año o más en todas las áreas quemadas. Es un traje de un material elástico con especificaciones muy precisas que se coloca sobre la superficie quemada”, precisó.

Detalló que lo que hace ese traje es ejercer presión para que las cicatrices no se hagan bordes o alcaloides y queden planas, por que no desaparecen.

“Se les tienen que dar calmantes porque durante un año o más las cicatrices dan mucha comezón e irritación en las áreas donde están. Es muy incómodo para los chiquitos”, apuntó.

Lo siguiente es que dependiendo de qué músculos o tendones se hayan afectado, necesitan terapia de rehabilitación y se necesita extender los músculos con cirugías de acuerdo con el crecimiento del paciente.

“Las cirugías para un quemado severo van a ser de dos o tres por año hasta que cumpla 18 años o deje de crecer”, expuso.

En el caso de los niños de Hermosillo el problema es que como son tan pequeños siguen su desarrollo normal, pero los injertos no crecen de acuerdo con la piel normal, entonces se tienen que cambiar cada determinado tiempo hasta que dejan de crecer.

Todos esos tratamientos son únicos para cada paciente, pues no hay un quemado que sea igual a otro, cada caso tiene que ser analizado y el proceso que se siga va a ser diferente.

En relación con el apoyo sicológico se tiene que enfrentar a la realidad de que un quemado grave difícilmente puede volver a recuperar su vida como era antes.

“El dolor físico se atiende de inmediato, el dolor emocional dura toda la vida”, amplió.

Otro de los problemas que vio es el rechazo de la gente porque —dijo— en un país como México no hay un reconocimiento y respeto por el quemado.

“No tenemos esa cultura, si ven a niños con máscaras creen que está disfrazado o que está jugando; si los ven con la carita muy cicatrizada, igual. Lo que nuestro equipo médico y de sicólogos hace en principio es avisar a la gente involucrada sobre el rechazo”, amplió. (Notimex)



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