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Residuos peligrosos sin control

Noé Cruz Serrano| El Universal
Sábado 28 de marzo de 2009
Cualquier cosa puede salir de las inmensas moles de basura o desechos sólidos de tiraderos como el de Tecámac. Un enorme ejército de pepenadores se gana la vida, pero ignora o desestima que entre las toneladas de desperdicios hay residuos biológico-infecciosos o de manejo especial

noe.cruz@eluniversal.com.mx

Asus siete años, todos los días el pequeño Raúl hurga en los montones de basura y otros desechos sólidos del tiradero de Tecamac, municipio connurbado mexiquense. En su búsqueda de papel, cartón, plástico, aluminio, fierro y vidrio para vender, a veces se lastima, pues cualquier cosa puede salir de esas inmensas moles que forman los residuos sólidos urbanos entre los que se gana la vida —en el país, los tiraderos reciben un promedio diario de 94 mil 800 toneladas.

Con Enrique y Daniel, sus hermanos mayores, pertenece al enorme ejército de pepenadores que ignoran o desestiman que, mezcladas con toda esa basura, hay otras 42 mil toneladas de residuos peligrosos, biológico-infecciosos o de manejo especial, eventuales portadores de enfermedades infecciosas o que pueden producir la muerte. Tales residuos provienen de hospitales; industrias químicas, eléctricas y mineras, e incluso de Petróleos Mexicanos. Son depositados clandestinamente como simple basura, debido a la ineficiencia institucional, la corrupción y un ambiguo marco regulatorio.

Uno de los principales problemas es la falta de “un sistema de información nacional para la gestión integral de los residuos peligrosos o de manejo especial, por lo que (en consecuencia) no se dispone de diagnósticos confiables y dinámicos que ayuden a la toma de decisiones”, reconoce Juan Rafael Elvira Quesada, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en el diagnóstico del Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos 2008-2012 que será presentado al Ejecutivo en los próximos días.

Oficialmente, el confinamiento controlado de este tipo de residuos se realiza en tres instalaciones, pero tal disposición “no ha contribuido a contrarrestar los usos y costumbres informales e ilegales que se dan a algunos residuos y que, al no contar con sistemas de manejo adecuados, ocasionan otros impactos ambientales que a la fecha no pueden ser cuantificados”, reconoce  el funcionario.

Y añade que de los 9.1 millones de toneladas de residuos peligrosos generados en 2008 —calculados por la Semarnat con base en los manifiestos e informes de las empresas generadoras—, 41.6% carece de manejo ambiental adecuado, en tanto que  59.7% no es dispuesto adecuadamente, llegando como basura a los tiraderos a cielo abierto.

A su vez, Cecilia Navarro, directora de Comunicación de Greenpeace México, señala que es un hecho que el país no tiene control sobre los residuos peligrosos y mucho menos sobre su manejo adecuado, de modo que hasta 2008 había por lo menos 432 sitios en el país contaminados y sólo un confinamiento oficial en el municipio de Mina, Nuevo León.

Hospitales, transportes, industrias

Los residuos peligrosos, según el artículo 5 de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, son “aquellos que posean alguna de las características de corrosividad, reactividad, explosividad, toxicidad, inflamabilidad, o que contengan agentes infecciosos que les confieran peligrosidad, así como envases, recipientes, embalajes y suelos que hayan sido contaminados cuando se transfieran a otro sitio, de conformidad con lo que se establece en esta Ley”.

En cuanto a la categoría de “residuos de manejo especial”, creada recientemente por la propia ley, no existe información específica sobre su manejo y disposición final, en virtud de que siempre se les dio el mismo trato que a los residuos sólidos urbanos.



Pero faltan cuantificaciones preliminares de las cantidades generadas por otras corrientes de residuos de manejo especial, como los de rocas o productos de su descomposición para la fabricación de materiales de construcción; los de las actividades pesqueras, agrícolas, silvícolas, forestales, avícolas y ganaderas, incluyendo los de los insumos; los tecnológicos provenientes de las industrias de la informática, de fabricantes de productos electrónicos o de vehículos automotores y otros que al transcurrir su vida útil, por sus características, requieren de manejo específico, sostiene Elvira Quesada en el prólogo
al Programa Nacional para la Prevención
 y Gestión Integral
de los Residuos 2008-2012.

Semarnat integra la información sobre los residuos de la industria minero-metalúrgica, de la cual se calculan volúmenes de más de 100 millones de toneladas de jales al año, principalmente en Sonora, Chihuahua y Zacatecas.

En cuanto a los residuos de la industria petrolera, el dato disponible más actualizado corresponde al Informe 2007 de Desarrollo Sustentable, según el cual Pemex generó 483 mil 500 toneladas, de las que 15.7% corresponde a residuos peligrosos y 81.3% a residuos de manejo especial, producto de las áreas de  exploración y extracción de hidrocarburos; procesamiento del gas natural y sus líquidos;  refinación, procesos petroquímicos, transporte, almacenamiento y comercialización de hidrocarburos, y mantenimiento.

Programa Nacional, en duda

Lourdes Aduna Barba, presidenta de la Comisión Nacional de Ecología de la Confederación Patronal de la República Mexicana, exige a la Semarnat detener la publicación y replantear el Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, pues afectará a las empresas generadoras y la sociedad, debido a la inexactitud o incorrecta interpretación de varios de conceptos.



Además, Aduna Barba considera que la inclusión en el programa de llantas, residuos electrónicos, residuos de construcción, electrodomésticos, pilas y agropecuarios no corresponde a la clasificación de residuos de manejo especial, lo cual tendrá impactos económicos que tampoco fueron evaluados por las autoridades.



El riesgo, 25 kilómetros a la redonda

La población que habita 25 kilómetros a la redonda de los tiraderos vive en constante riesgo, pues las tolvaneras son portadoras de partículas que pueden contener agentes contaminantes o infecciosos. Los más afectados son niños y los adultos mayores de 30 años que viven en los círculos de riesgo —de cinco a 10, 15, 20 ó 25 kilómetros a la redonda— y están expuestos a partículas con diámetro de 10 micras (PM10), que pueden contener material corrosivo, reactivo, tóxico e infectado, advierte el Proyecto de una Zona de Mitigación y Rescate Ecológico elaborado por Comisión Nacional del Agua, Instituto Nacional de Ecología y Colegio de Postgraduados (julio 2008).

El peligro de incinerar

Elvira Quesada, en el diagnóstico citado,  calcula que para resolver los desafíos que suponen los residuos peligros y de manejo especial se requieren 9 mil 431 millones de pesos, entre 2008 y 2012, mismos que permitirían la construcción de 50 rellenos sanitarios con capacidad para 300 toneladas al día cada uno; dos centros integrales de gestión de residuos (reciclaje, aprovechamiento y tratamiento), y dos plantas de aprovechamiento térmico. 

Sin embargo, Greenpeace alerta sobre el esquema que el gobierno federal podría utilizar: la incineración de residuos. Aparte de contravenir el Convenio de Estocolmo para la Eliminación de los Contaminantes Orgánicos Persistentes, sería “muy peligroso” e inadecuado, pues genera subproductos todavía más dañinos, como dioxinas y furanos, que son compuestos persistentes, mutagénicos y cancerígenos que además ocasionan desórdenes hormonales, disminución de la fertilidad, abortos, daños al hígado, riñones, pulmones, tiroides y sistema nervioso central, cloracné, trastornos cognitivos y de aprendizaje, y anomalías congénitas.

 

 



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