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José María Aznar, ex presidente del gobierno español, calificó de “grave” la estrategia implementada por Andrés Manuel López Obrador y el Frente Amplio Progresista —que radicó en la toma, por 16 días, de las tribunas del Congreso de la Unión— en rechazo a la iniciativa presidencial en materia energética.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el ex gobernante español, quien estuvo de visita en la ciudad México —donde impartió una conferencia magistral— defendió la fortaleza que deben, dijo, tener las instituciones de cualquier democracia consolidada del mundo y consideró “básico” su respeto.

“Para cualquier democracia, tener tomadas las sedes de representación de la soberanía popular es un hecho grave, no ocurre en ninguna democracia consolidada del mundo entonces, la estabilidad institucional es muy importante.

Es difícil encontrar un cuadro homologable con esa situación, dijo y aseguró que no se ve en las democracias del mundo, “puedo repasar todas”, situaciones verdaderamente parecidas a lo que pasó aquí. Consideró prudente que acabara por el bien de la institucionalidad de México y “por el bien de la imagen institucional de México en el mundo”.

Dijo que en todos los países hay controversias, pero “hay cosas básicas, y entre estas deben estar el respeto institucional. Impedir el correcto funcionamiento institucional es algo que no debe ocurrir en una democracia desarrollada... es grave”, dijo.

Aceptó que México vive un proceso de reforma importante, que estaba pendiente, y se manifestó por una mayor participación de iniciativa privada en el sector petrolero nacional como medida que favorezca a los consumidores mexicanos. Enérgico, rechazó la existencia de monopolios públicos y privados. Indicó que son estructuras “negativas para una economía” que impiden la competencia, la libertad de elección, la ampliación de ofertas “y por lo tanto el desarrollo de un país... hablo de una regla general, no de un país en específico”.

Se le hizo notar que Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad son monopolios públicos.

—¿Cómo deben ser empresas como éstas en el actual contexto internacional?

—Una cosa es la propiedad de los recursos que puede tener un país y otra cosa distinta es la gestión empresarial de esos recursos.

“Creo que los países donde la competencia es abierta, donde la capacidad de elección de los consumidores es abierta, es una especie mucho más exigente. Si se puede elegir entre tres o cuatro suministradores, depende del mercado, pueden competir entre ellos, incluso en cuanto al precio de lo que suministran, pues al final no tiene más que ventajas, y al final eso sería bueno”.

—¿Entonces, sería conveniente?

—Hay una reforma energética pendiente en México, es una reforma importante, pero no tengo por qué dar ningún consejo sino decir que la experiencia general me indica que a mayores niveles de apertura de competencia, mejores beneficios para los consumidores.

Aznar, quien presidió el Gobierno de España de 1996 a 2004 y es un personaje emblemático del conservador Partido Popular, declinó personalizar su análisis sobre las estrategias implementadas por líderes latinoamericanos de izquierda como Andrés Manuel López Obrador, Hugo Chávez, Rafael Correa o Evo Morales, pero atajó:

“No hace falta personalizar en nadie, digamos, hay una opción entre populismo y la libertad; el populismo es un retroceso, es la vuelta de políticas del pasado, fracasadas, políticas con contenidos autoritarios, que no garantizan la estabilidad ni la prosperidad de los países y que pueden jugar a dividir seriamente la región, eso es un error.

“América Latina lo que necesita son más instituciones, más economía de mercado, más transparencia, más estado de derecho, más seguridad jurídica, más equilibrio de poderes, más democracia y más libertad”.

—Sin embargo avanza la izquierda en la región...

—Eso no quiere decir que sea bueno, lo que quiere decir es que las recetas que se aplican no han sido las correctas, América Latina está mejor económicamente de lo que estaba y ahora tiene problemas políticos por un resurgimiento del populismo”.