Surgió en los 90 el terrorismo en el narco
estados@eluniversal.com.mx Las primeras expresiones de narcoterrorismo en el país se escenificaron en Culiacán y en Guadalajara con la explosión de coche- bomba hace más de 10 años. En Sinaloa, la mañana del 29 de mayo de 1992 se registraron las explosiones de dos coches-bomba con un intervalo de casi cinco minutos. El primer automóvil, un Shadow 1992, color oro, con registro 3289817, estalló frente al número 1469 de la calle Estado de Chihuahua, en la colonia las Quintas, la onda expansiva sólo daño, cristales de autos, ventanas y puertas de viviendas. Una de las residencias cuyas ventanas fueron destrozadas era del hermano de Miguel Ángel Rico Urrea, (a) El Chicho Rico, recluido en ese tiempo en un penal del DF , por delitos contra la salud y posteriormente asesinado. La vivienda, propiedad de Gustavo Rico Urrea, se encontraba sola. El segundo auto que explotó era un Spirit color azul, con registro 3295517, estacionado, frente al número 530 de la calle Cerro de la Campana, en el fraccionamiento Colinas de San Miguel, antigua residencia del ex comandante de la Policía Municipal de Culiacán, Armando Barraza. El impacto de su detonación casi destrozó el cuerpo de un velador de una obra de construcción cercana de nombre, Cipriano Vejar Pérez, de 73 años de edad, lesionó a siete personas a 300 metros de distancia y varias residencias tuvieron daños. Francisco Labastida, gobernador de Sinaloa ( de 1987 a 1992) y el entonces alcalde de la ciudad, Lauro Diaz Castro, calificaron los hechos, como actos de terrorismo, derivado de venganzas y pugna entre los narcotraficantes. El origen se asoció con el cártel de Sinaloa. En el caso de Jalisco, también explotó un coche bomba la madrugada del 11 de junio de 1994 afuera de un hotel de Guadalajara, con saldo de dos muertos. Archivos periodísticos recuerdan el acontecimiento como el auge de la guerra entre el cártel de los Arellano Felix y el de Joaquín El Chapo Guzmán, que inició a finales de los ochentas y se extendería más allá de mediados de los noventas. De acuerdo con testigos, a las 11 de la noche del 10 de junio, se estacionó un auto Grand Marquis con dos hombres en la acera del hotel Camino Real ubicado en avenida Niño Obrero. En ese momento, en uno de los salones del hotel, Enrique Fernández, entonces uno de los principales operadores del cártel de Sinaloa, festejaba los 15 años de su hija Karime. Versiones de testigos anónimos, advertían que estaba invitado el capo Amado Carrillo El Señor de los cielos. El ataque fue adjudicado a José Humberto Rodríguez alias La Rana, gatillero del cártel de los Arellano.





