arturo.zarate@eluniversal.com.mx

El petróleo que defendieron Heberto Castillo y José Ángel Conchello, ubicado en aguas profundas del Golfo de México, en el área conocida como Hoyo de dona, en la línea fronteriza marítima de México y Estados Unidos, podría quedar sin protección en tres años.

Legisladores de todos los partidos se enredan en discutir las opciones para modernizar Pemex y producir más hidrocarburos, mientras los vecinos del norte tienen la tecnología de punta para explorar y explotar la zona, frente a costas de Texas y Tamaulipas.

El 16 de enero de 2011 vencen los 10 años del tratado firmado por ambos gobiernos que obliga a la partes a no tocar el polígono petrolero.

Sin embargo, luego de ese lapso, si no se concreta una prolongación del plazo o un acuerdo o contrato de explotación conjunta, nadie garantiza que Estados Unidos espere a México para empezar a sacar el petróleo y gas que está en dicha zona.

Hay preocupación en la Comisión de Energía del Senado por esta situación, aun cuando se sabe que el tratado abre la posibilidad para ampliar el periodo de moratoria o restricción y que las leyes internacionales estarían del lado de México en caso de una decisión unilateral que afectara nuestros yacimientos.

En la frontera marítima hay petróleo y gas de los lados mexicano y estadounidense. No hay precisión del potencial de su riqueza.

De acuerdo con un documento del grupo parlamentario del PRI en el Senado, México no puede dejar correr el tiempo y en tres años estar ante de crisis en la que resulte muy difícil hacer prevalecer los intereses de la parte mexicana.

“Es urgente exhortar al Ejecutivo federal, con el fin de que estructure una estrategia que incluya los aspectos técnicos, jurídicos y diplomáticos para una exitosa negociación con el gobierno de los Estados Unidos en defensa de los intereses de México”, dice el texto priísta.

Para la fracción del PAN, lo preocupante es que los vecinos ya tienen instalaciones petroleras que colindan con la zona reservada y no se descarta la ejecución del esquema popote, que sería la succión desde el lado estadounidense del petróleo y gas que se pudiera encontrar en aguas mexicanas.

La posición del PRD es que México tendría que llevar a cabo la exploración y explotación, sin asociarse con capital privado.

Heberto Castillo, quien llegó al Senado por el PRD, y el panista José Ángel Conchello, ambos ya extintos, se dedicaron a promover la defensa del petróleo mexicano en aguas del golfo.

Su actividad fructificó cuando se firmó el Tratado sobre la Delimitación de la Plataforma Continental en la Región Occidental del Golfo de México más allá de las 200 millas náuticas.

Ahora, el tiempo se le empieza a terminar para México; ya sólo tiene petróleo para nueve años y todavía los legisladores no se ponen de acuerdo en la fórmula para aprovechar esa riqueza marítima que se estima proporcionaría al país reservas por 60 años más.

En el golfo de México está también el polígono oriental, zona petrolera a la que tendrían derecho nuestro país, Estados Unidos y Cuba. Tampoco se ha concretado un acuerdo sobre este punto.