EU vigiló lucha intestina del comunismo mexicano
El enviado del Partido Comunista Chino, Wu Hsiu-Chuan, hizo contacto por primera vez con una delegación de la comisión política del Partido Comunista Mexicano (PMC) en La Habana, Cuba. Desde la isla, el enviado de Pekín buscaba coptar a los comunistas mexicanos para crear en México una plataforma de distribución de la ideología china hacia América Latina. Los chinos promovían un comunismo más radical, de guerra y revolución, y frenar la expansión del Partido Comunista Soviético, al que consideraban menos beligerante y débil. Paso a paso, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) documentó en México esta larga lucha de chinos y soviéticos por el control de las organizaciones y partidos comunistas en la región, en los años sesentas. La historia se desvela a partir de la desclasificación de documentos de la CIA titulados: La lucha chino-soviética en Cuba, y el movimiento comunista en América Latina, parte de cientos de archivos que integran las Joyas de la familia. En la trama narrada en orden cronológico aparecen los nombres de dirigentes del PCM, entre ellos, Vicente Lombardo Toledano, como figura emblemática, Arnoldo Martínez Verdugo, Prisciliano Garza, Edelmiro Maldonado, Samuel López y Dionisio Encina. Con excepción de Lombardo Toledano, los dirigentes comunistas que están registrados en los documentos desclaficados protagonizaron una fuerte lucha intestina por hacer prevalecer las políticas pro soviéticas o pro chinas. La confrontación entre los comunistas chinos y soviéticos obligó a la CIA concentrar su atención en las organizaciones de izquierda de México y América Latina, porque estos dos bloques buscaban expandir su influencia en los partidos rojos de la región. Con el pasar de los años, diversos movimientos armados surgieron en distintos países de Centro y Sudamérica. La Agencia Central de Inteligencia espió a potencias y grupos extranjeros que consideraba hostiles a los intereses de Estados Unidos. Contacto en La Habana Wu Hsiu-Chuan llegó a La Habana en agosto de 1960 y de inmediato entró en contacto, según la CIA, con miembros de la comisión política del PCM para tratar de convencerlos de los puntos de vista chinos sobre la guerra y la revolución. Un mes después, el enviado de Pekin y los comunistas mexicanos pactaron el traslado de 2 mil copias en español de la edición china denominada Larga Vida al Leninismo. El cargamento llegó a México y así lo documenta la CIA. Chinos y mexicanos acordaron el traslado de otro cargamento que sería enviado y distribuido desde territorio nacional hacia distintas naciones de América Latina para promover una política antisoviética. Dos años después de la llegada del primer cargamento de propaganda china, los líderes del PCM entraron en un conflicto interno; unos defendían los dictados y la plataforma ideológica soviética, y otros los lineamientos chinos. A partir de 1963 los comunistas chinos lanzaron una ofensiva para coptar al PCM con recursos económicos, a cambio de darle la espalda al apoyo soviético. Los chinos lograron seducir a ciertos liderazgos del partido, que son identificados por la CIA con nombres y apellidos y ubicados como "minoría". Edelmiro Maldonado, Prisciliano Garza y Samuel López, se mantuvieron firmes al comunismo chino. Arnoldo Martínez encabezó la fracción que apoyaba la ideología del Partido Comunista Soviético, que al final logró mantener la supremacía dentro de la organización mexicana. Pero esta batalla entre chinos y soviéticos por controlar a la cúpula del PCM duró varios años. En medio del fragor, los chinos lograron expandir su presencia por varios estados de la República a través de la Sociedad de Amistad México-China. El gobierno mexicano se percató de la relación y puso fin a esta sociedad. El texto de la CIA culmina con la narración de una reunión plenaria del comité central del PCM, celebrada a mediados de julio de 1963. Los seguidores del bloque pro soviético salieron airosos, con la purga de los simpatizantes del comunismo chino.





