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Marta Lamas y la libertad de elegir

CRISTINA SALMERÓN| El Universal
Domingo 22 de abril de 2007
Su mejor obra, dicen, ha sido Semillas, un grupo en favor de los derechos de la mujer. Es frágil ante el amor, pero prefiere el que es correspondido

Delgada y de alargada figura, ojos grandes con mirada profunda, siempre acompañados de unos inseparables lentes de pasta; hija de argentinos, porteña por adopción. Si se buscara el significado de feminismo en México, muy probablemente aparecería una foto de ella, en una postura firme, con su pelo suelto, rizado, que se niega a esconder su color plateado.

Su lucha por los derechos de la mujer inició hace 36 años. Después de varios intentos por lograr la despenalización del aborto, Marta Lamas ve cercano y alentador el fin de su éxodo, aunque sólo sea en la capital mexicana, su ciudad natal.

Fundadora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), directora de la revista Debate feminista y autora de Política y reproducción. Aborto: la frontera del derecho a decidir, la antropóloga social dice que "hasta no ver, no creer", pero de entrar en vigor la reforma, habrá muchas cosas por hacer.

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"La feminista de ayer, la de hoy. Una mujer cálida, con un lenguaje preciso, correcto. Con una experiencia que se le desborda en cada palabra, con una claridad de ideas que iluminan su vida", es como la describe una de sus aliadas en la causa, la poeta y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Lucía Rivadeneyra.

En Gritos y susurros ella misma se confesó frágil ante el amor; prefiere el que es correspondido. Manifiesta que su padre fue también un gran amor y que su muerte la devastó.

Hace más de tres décadas, ante su desesperación por no ser uno de los intelectuales de café, Marta Lamas Encabo (ciudad de México, 1947) decidió hacer su propia lucha, pequeña pero efectiva.

Ella es una mujer que ha enfocado su vida al estudio de la sociedad, pero también a no dejar el conocimiento enclaustrado. Cursó la carrera de Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y después hizo una maestría en Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En aras de compartir su filosofía con los demás, fundó la Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer, AC, Semillas, en 1990, la cual ha sido calificada por Elena Poniatowska como "la gran obra de Marta Lamas". En ella, mujeres privilegiadas ayudan a otras que no tienen las mismas oportunidades y se expande a 24 estados de la república.

"No es un organismo de caridad, sino de inversión social, pues hay cooperativas y microempresas, centros de apoyo y grupos de trabajo han echado a andar proyectos que incluyen: derechos humanos, el impulso a folletos y videos que tratan diversos problemas de mujeres", afirma la autora de La noche de Tlatelolco.

Tres años después, Lamas colaboró en el Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM. En el 2000 fundó un instituto de liderazgo que acogió a una figura representativa del feminismo a nivel mundial, la filósofa parisina Simone de Beauvoir.

Actualmente, Lamas es parte del Consejo Directivo de GIRE, da clases en el Departamento de Ciencia Política del ITAM, y colaboradora en la revista Proceso.

Desde 1976 ha participado en la creación de diversas publicaciones, como la primera revista feminista de México: Fem. Posteriormente, en 1987, fundó junto con otras mujeres el primer suplemento feminista en México: Doble Jornada -para el periódico La Jornada-, y ahora dirige Debate Feminista, una de las publicaciones más importantes de su género en América Latina, donde también participan hombres.

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La "feminista por excelencia" parece incansable. Participa lo mismo en performances callejeros de protesta que en debates de grandes vuelos. Dar libertad de elección a las mujeres sobre su cuerpo ha sido una de sus principales metas.

La fuerza que tiene para continuar su lucha se la han dado testimonios vivos como el de Paulina, una niña a la que en 1999, a los 13 años, las autoridades panistas de Baja California le negaron su derecho a interrumpir un embarazo producto de una violación. Este caso en especial fue un parteaguas, pero desde años antes ya había comenzado su batalla con las autoridades.

En enero del 2002, a la hora de saber que la Suprema Corte de Justicia de la Nación avalaba la sentencia de la llamada "Ley Robles", la antropóloga social se dijo sorprendida. No esperaba que ministros como Mariano Azuela -con posturas más bien conservadoras-, hubiera emitido su voto a favor, dejando de lado sus propias convicciones para proceder jurídicamente, lo que consideró "muy alentador".

"La antropóloga estimó que los ministros analizaron el tema del aborto eugenésico, más allá de las creencias, desarrollando un trabajo responsable que congratula a las feministas con más de 30 años de lucha por los derechos sexuales y reproductivosde las mujeres", publicó Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC). En ese momento se mostró contenta, pero reconoció que aún faltaban otras causales por lograr.

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Un año antes, Marta Lamas ya había hecho una recopilación de reflexiones en torno del aborto que fueron publicadas en Política y reproducción. Aborto: la frontera del derecho a decidir (Plaza & Janés, 2001). En él se aborda el caso Paulina, el fracasado intento panista por penalizar todos los casos de aborto en Guanajuato -incluido el del producto de una violación-, la "ley Robles" y del fallo por la Suprema Corte de Justicia de la Nación a favor de las mujeres.

En el texto, la antropóloga social refería cómo los recientes avances en la despenalización del aborto se podían entender a raíz del cambio de estrategia ideado originalmente por un pequeño grupo de feministas, que un buen día de 1991 decidieron cambiar de discurso y de interlocutores para centrar la discusión no ya en el "favor o en contra" del aborto, sino en la cuestión de "¿quién debe decidir?".

Al parecer el giro de estrategia funcionó. Finalmente, después de años de haber picado piedra, Lamas y la comunidad feminista mexicana podrán ver concretado en dos días uno de los objetivos de su lucha, la muy probable sanción de una ley que despenaliza el aborto en el Distrito Federal (pero antes de la semana 12 de gestación).

A juicio de la fundadora de Semillas, se debería aplazar la posibilidad del aborto legal a las 18 o 20 semanas, ya que se ha demostrado que el feto no tiene sensación de dolor hasta la semana 23, pero acepta que ese "algo" ya es mucho. Sabe que las críticas de integrantes de la Iglesia y grupos conservadores no cesarán y estará dispuesta a enfrentarlas defendiendo su posición.

La académica espera que de aprobarse la reforma a la ley, grupos de la sociedad civil en otros estados tomen ejemplo y peleen por lo mismo; convencer a la gente de que el aborto es un tema voluntario, que involucra a la libertad, la autonomía y a la justicia social.

En mayo de 2001, Lamas escribió: "Quienes optamos por la ampliación de la libertad personal ante la autoridad del Estado y de las iglesias, sabemos que no se alcanza la modernidad sin ´tolerancia de la buena´. La gran tarea y la esperanza de una ciudadanía democrática es que cada uno de nosotros sea capaz de tolerar y ser tolerado. Esta es una actividad compleja, desafiante de los fundamentalismos, que requiere grandes dosis de respeto.

"Las fronteras del derecho a decidir se deben demarcar con el respeto: El respeto al derecho ajeno es la paz; el respeto a la sexualidad ajena es la paz; el respeto al aborto ajeno es la paz; el respeto a las creencias ajenas es la paz; el respeto al ateísmo ajeno es la paz; y el respeto a la vida ajena es la paz".



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