Fue como si el espíritu del Congreso Constituyente de Apatzingán, la invocación de los nombres de aquellos que fueron diputados en 1814, produjeran el milagro de la multiplicación de los legisladores de 2007.

Así, ayer, en menos de dos minutos, el panorama cambió en el principal salón de San Lázaro. Y de no más de 50 personas que estaban en la sesión, de pronto, casi 400 ocupaban sus curules y votaban por unanimidad para que se inscriba en letras de oro la leyenda en homenaje a aquellos que fueron diputados constituyentes hace ya 193 años.

Y esa nutrida concurrencia, los integrantes de la Cámara de Diputados de nuestra época, los sucesores de aquellos que siguieron a su líder José María Morelos y Pavón, escucharían sorprendidos al presidente de la Mesa Directiva, el apasionado panista Jorge Zermeño, quien en tal carácter, antes de dar por terminados los trabajos, saludaba y deseaba "el mayor de los éxitos a nuestra ex compañera legisladora, Beatriz Paredes, que estará hoy presente en San Lázaro".

Media hora más tarde, la presidenta electa del PRI, Beatriz Paredes, entraba al salón Los Cristales, del Palacio Legislativo. Le acompañaba Emilio Gamboa, quien el martes pasado la invitó para que comiera con los integrantes de su grupo parlamentario.

Era el banquete del reencuentro, de la cicatrización de heridas, de las imágenes y palabras de unidad. La mayoría de los diputados priístas acudió. Notoria, sin embargo, la ausencia de Mariano González, frontal enemigo de su paisana tlaxcalteca, y de Jesús Ramírez Stavros, quien fuera uno de los más fervientes seguidores de Enrique Jackson en la pasada contienda interna.

Ramírez Stavros había justificado horas antes no poder asistir a la comida. Ayer por la tarde, presentaría su examen para renovar la licencia como piloto aviador. Tiene ya 5 mil horas de vuelo, sin embargo, necesita actualizarse. "De verdad, no tendría por qué faltar, pero es una causa de fuerza mayor", explicaba. Le acompañaba un niño de 11 años de edad, un muy correcto infante, que cuando se le preguntaba qué quisiera ser de grande, si piloto o diputado, se pronunciaba por la segunda actividad.

Un banquete, después de una tranquila sesión. En la misma, no se trató el asunto relacionado con la tragedia de la mina Pasta de Conchos y las acusaciones del gobernador de Coahuila contra el ex presidente Vicente Fox. El tema estaba incluido en el punto 131 del orden del día. Una colocación estratégica, precisamente para que el debate fuese pospuesto. Hay un forcejeo entre el PRI y el PAN. Uno de los hombres cercanos a Emilio Gamboa revelaba: "Ellos insisten en amenazar con juicio político a Humberto Moreira, y, en ese caso, nosotros le respondemos que buscaríamos la acción penal contra Fox".

Una comida, por lo que se refiere a los platillos, bastante modesta o dietética, carne asada y verduras. Un evento para observar la cordialidad en la charla de Beatriz Paredes y Emilio Gamboa, y sentados a la misma mesa quienes fueron partidarios de ella o de Enrique Jackson. Ahí estaban César Camacho y Carlos Chaurand junto a Joel Ayala o Carlos Rojas. Una ocasión propicia para que la próxima dirigente del PRI mostrara su sensibilidad política, y pidiera que le transmitieran un saludo, su respeto y afecto a Sara Latife, ausente, la que fue compañera de fórmula de su adversario.

Ayer, con el espíritu de aquellos constituyentes de 1814.